López Riaño asegura que ETA persistirá mientras "no dejen en paz" a Euskadi
La histórica dirigente etarra denuncia torturas a sus ex compañeros de comando para arrancarles la confesión
La presunta etarra Idoia López Riaño, Tigresa, ha dicho hoy al tribunal que la juzga por primera vez en España tras ser extraditada por Francia en mayo de 2001 que "mientras ustedes se empecinen en que nos van a asimilar con este engendro de Estado nosotros seguiremos enfrente hasta que dejéis Euskal Herría en paz".
Así se ha pronunciado López Riaño al hacer uso de su derecho a la última palabra en el juicio que hoy ha quedado visto para sentencia en la Audiencia Nacional por su presunta participación en el asesinato en Irún de Joseph Couchot, al que ETA consideraba miembro de los GAL.
La fiscal pide para la Tigresa -que tiene pendientes en la Audiencia Nacional causas que suman 23 asesinatos- 29 años de prisión por estos hechos presuntamente cometidos cuando integraba el comando Oker de ETA junto a José Angel Aguirre y Ramón Zapirain, ya condenados por este crimen.
López Riaño se ha negado a prestar declaración sobre los hechos de los que era juzgada por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, relativos al asesinato de Couchot. Riaño ha dicho que no reconocía al Tribunal pero que participaría en el turno de última palabra.
Torturas
La acusada ha utilizado este turno para señalar que la razón de que tanto ella como otros militantes de ETA acaben en la Audiencia Nacional se encuentra en los "testimonios arrancados bajo torturas", como los que en su caso supuestamente sufrieron sus compañeros José Angel Aguirre Aguirre y Ramón Zapirain Tellechea.
La presunta dirigente etarra ha añadido como ejemplo la situación vivida por otros dos presos etarras, Unai Romano y Mikel Soto, sobre los que ha asegurado que han pasado varios días incomunicados en la enfermería de la prisión de Soto del Real, y ha instado al presidente del tribunal, Jorge Campos, a visitarlos para comprobar su estado. También ha llamado "mercenarios de la información" a los periodistas por no revelar estos hechos, "salvo el diario Gara y el Comité Contra la Tortura".
Comparación con Gunatánamo
La intervención de López Riaño ha sido interrumpida en varias ocasiones por el presidente del tribunal, que ha pedido a la acusada que se centrara en los hechos de los que estaba siendo juzgada o le sería retirado el uso de la palabra. No obstante, Riaño ha insistido en acusar al tribunal de "encubrir torturas y acallar los silencios" y ha comparado esta situación con el hecho de que España denuncie la situación de los presos de Al Qaeda en Guantánamo.
La acusada ha continuado, pese a las advertencias, con sus invectivas y ha terminado gritando en euskera "Gora Eukal Herria Askatuta" (Viva Euskal Herría libre) y "jo ta ke irabazi arte" (dale duro hasta ganar).
En el juicio contra López Riaño han comparecido sus ex compañeros del comando Oker, quienes han negado las declaraciones en las que incriminaron en su día a López Riaño y han señalado que en el atentado les acompañó una tercera persona, pero no era Idoia.
La fiscal pide 29 años
La fiscal Blanca Rodríguez ha elevado a definitiva su petición inicial de 29 años de cárcel para la acusada al considerar que las pruebas practicadas en el juicio acreditan su participación en los hechos, y ha restado credibilidad a lo manifestado por su ex compañeros de comando. Por su parte, la abogada de López Riaño ha indicado que el tribunal no había aclarado la contradicción entre lo dicho por Aguirre y Zapirain y los testigos del atentado, que manifestaron que en la acción participaron hasta cinco personas.
Según el informe definitivo de la fiscal López Riaño y sus compañeros decidieron asesinar a Jacques Couchot, para lo que el 6 de noviembre de 1984 los terroristas se apoderaron a punta de pistola de un vehículo en Rentería (Guipúzcoa) a cuyo conductor obligaron a introducirse en el maletero.
En este coche se desplazaron hasta el bar Eguzkia, en el barrio de Behovia, en Irún (Guipúzcoa), que sabían que su víctima frecuentaba. Una vez en el establecimiento, López Riaño y Aguirre dispararon contra Couchot, que se encontraba comiendo totalmente desprevenido, y le causaron la muerte. El fiscal también pide que la acusada indemnice a la viuda de Couchot con 15 millones de pesetas, solidariamente con los demás condenados.
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