Muere el esquiador herido ayer en una avalancha en Baqueira
Con ésta son ya siete las muertes entre los practicantes de deportes de invierno en los últimos meses en el Pirineo
El esquiador que ayer resultó herido muy grave al ser sepultado por un alud en el Pirineo ilerdense ha muerto esta madrugada en el Hospital de Toulouse (Francia), según han informado fuentes del centro. Otro esquiador que le acompañaba falleció en el acto. El incidente ocurrió en un paraje conocido como Escornacabres, próximo a la estación de Baqueira.
La víctima, Agustín M.P., de 40 años, ingresó ayer por la tarde en el citado hospital tras ser atendido en un primer momento en el hospital de Vielha. Su compañero, Antonio C.S., de 33 años y vecino de Barcelona, no pudo ser reanimado y murió poco después de ser rescatado de la nieve por los servicios médicos.
El alud se produjo poco antes de las 12 horas de ayer en un canal de 200 metros con un desnivel de entre 50 y 55 grados, detrás de las pistas de esquí de Baqueira, y sepultó a dos esquiadores que se encontraban en la zona. El grupo que les acompañaba avisó a los equipos de reanimación de Baqueira e iniciaron las tareas de rescate de los dos esquiadores.
Temporada negra
Con la muerte de estos dos esquiadores, ya son siete los que pierden la vida en las pistas catalanas y andorranas en lo que va de temporada.
Al inicio de la temporada de esquí, una persona falleció en La Molina. A finales de enero un niño de 12 años murió en La Masella y el pasado martes un joven inglés de 13 años murió en la estación de esquí de Soldeu-El Tarter al perder el control de sus esquís y chocar de cabeza contra la plataforma del teleesquí de los Espiolets.
En las mismas pistas, un esquiador de 41 años, también de nacionalidad inglesa, murió desnucado el pasado día 8 al perder el control cuando descendía por la pista negra del Corb, en el sector del Tarter. El hombre rodó por la pendiente de nieve, se salió de la pista y chocó contra la rama de un árbol, lo que le provocó la muerte instantánea.
El 9 de febrero un hombre de 47 años murió en la estación catalana de La Masella, al caer accidentalmente sobre una piedra cuando esquiaba.
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