Declara el hermano de los niños asesinados en Santomera
Francisca González pasa la noche en la prisión de Sangonera acompañada de otra reclusa para evitar que se produzca lesiones
José Carlos R.G, el hijo de 14 años de la mujer que estranguló a sus dos hijos pequeños, de 4 y 6 años, en la localidad murciana de Santomera, ha declarado hoy por espacio de una hora ante el titular de instrucción número 5 de Murcia, Edmundo Tomás García Ruiz.
El joven, que ha preferido no taparse la cara aunque desde el juzgado le ofrecieron la posibilidad ante el acoso de los medios gráficos, llegó acompañado de su padre, José Ruiz. Al abandonar el juzgado, el joven ha salido acompañado por su padre y su tía, hermana de la detenida, quien ha señalado a las puertas del juzgado que su sobrino "estaba bien", aunque su cuñado estaba "destrozado". Conchi González ha reconocido que en el matrimonio de su hermana "sí había problemas", y no ha querido hacer más declaraciones argumentando que el caso estaba bajo secreto sumarial
Francisca Navarro ha pasado su primera noche en prisión en una celda en compañía de otra reclusa y por el momento no ha recibido ninguna visita de familiares, según el director de la cárcel de Sangonera, Guillermo Miranda.
Guillermo Miranda ha explicado que se acordó que la madre durmiera con otra reclusa para impedir que Francisca González se produjera lesiones o pudiera ser agredida por otras reclusas, eventualidad ante la que se han reforzado las medidas de seguridad en el centro.
El facultativo del centro penitenciario realizó una observación médica de la reclusa nada más llegar a la cárcel de mujeres, tras lo que fue trasladada hasta la celda. Desde su ingreso, la madre siempre ha estado acompañada de otra persona para evitar que se produzca lesiones.
Medidas de seguridad
El juez ha incluido en el decreto de prisión la orden de que se aplicasen las medidas de seguridad que recoge el protocolo para internos que presentan las características de Francisca, quién, según confesó a la Guardia Civil, ingirió abundante cocaína y whisky antes de cometer el crimen, del que no recuerda ni cuándo ni cómo lo llevó a efecto.
Francisca, a diferencia del resto de reclusas, recibe los alimentos en la celda, para evitar contacto con el resto de mujeres en el comedor, y tampoco sale al patio.
Los psicólogos de la cárcel de la pedanía murciana de Sangonera serán los encargados de observar a Francisca durante los próximos días para valorar si continúan o se modifican las medidas de seguridad dictadas por el juez.
La dirección del centro tiene como mínimo una semana para mantener a Francisca aislada del resto de reclusas, pero, a tenor del informe médico, podría proponer el juez la integración de esta mujer en la vida normal de la prisión.
Las medidas no suponen la incomunicación de la presa, la cual podrá recibir las visitas ordinarias de fin de semana, como el resto de reclusas, y durante la semana podrá disfrutar de las comunicaciones íntimas y familiares, que, por el momento, no se han producido.
"Totalmente entera"
La fiscal del caso, María de los Angeles Fernández indicó ayer que la imputada está "totalmente entera" y que, a priori, no parece que su comportamiento sea muy normal, lo que tendrá que determinar un psiquiatra. No obstante, aseguró que la mujer "reconoce que mató a sus hijos, aunque no recuerda ni cómo ni cuándo". "Ha dicho que iba hasta arriba de coca, que había tomado dos pastillas para dormir y mucho whisky", relató la fiscal.
Asimismo, la fiscal señaló que la primera impresión de la Guardia Civil fue de que la autora de las muertes era la madre de los pequeños, ya que su coartada era "muy burda", y aseguró que Francisca "parece no ser consciente de la situación que tiene" y que "no ha dicho que se arrepiente ni ha llorado". Además, apuntó que la mujer "no ha dicho nada del móvil, que es un verdadero misterio para ella y los demás".
Francisca González entró, poco después de las 17.10 de ayer, en el Palacio de Justicia de Murcia, y prestó declaración ante el juez por espacio de algo más de tres horas y media, tras lo que salió, al igual que entró, cubriéndose el rostro con una prenda de color negro, en compañía de su abogado, Cándido Herrero, quien no hizo declaraciones alegando que el caso está bajo secreto sumarial, aunque preguntado por cómo estaba la sospechosa, dijo que estaba "bien".
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