Garzón decreta prisión incondicional para los 16 dirigentes de Haika
El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, decretó esta noche prisión incondicional por pertenencia a banda armada para los 16 dirigentes de Haika que declararon ante él entre el viernes y el sábado, según informaron fuentes jurídicas.
El juez adoptó esta decisión a petición de la Fiscalía de la Audiencia Nacional –en concreto del fiscal Enrique Molina-, que considera que Haika es una estructura integrada en el organigrama de ETA. De los 16 detenidos que han comparecido ante el magistrado, el único que ha accedido a declarar es Asier Tapia. Éste fue detenido el miércoles después de ser identificado como uno de los portavoces de Haika que, en rueda de prensa, respondió a la operación policial desarrollada contra la organización diciendo que "no les iba a salir gratis" y que iban a "mostrar todo su enfado". El juez le imputa, además de integración en banda armada, los delitos de inducción a la quema de autobuses y amenazas terroristas.
El pasado viernes declararon ante Baltasar Garzón Olatz Doñabeitia Ceballos, Olatz Carro Boado y Garazi Viteri Izagirre, todas de 24 años y detenidas en Lekeitio, Bilbao y Eibar, respectivamente. Asimismo, Garzón también tomó declaración a Igor Suberbiola Zumalde, de 21 años, Unai Beaskoetxea Gutiérrez, de 22, Mikel Ayllón, de 21 años, e Igor Chillón Barbadillo, de 23. Estos últimos fueron detenidos en San Sebastián, Bilbao y Vitoria, respectivamente.
Ayer sábado declararon Arturo Villanueva Arteaga (24 años), detenido en Pamplona, Igor Ortega Sunsundegi (25), portavoz de Jarrai desde 1999 y promotor de Haika; Ibon Meñika Oruetxebarría (23), arrestado en Zamudio; Ugaitz Elizaran Aguilar (24), Arkaitz Rodríguez Torres (22) y Patricio Jimbert Leturiondo (24), todos en San Sebastián; Garikoitz Etxeberría Uria (23), en Azpeitia; y Aiora Epelde Agirre (23), en Hernani.
Todos los detenidos a excepción de Asier Tapia fueron trasladados a la prisión madrileña de Soto del Real. El joven portavoz de Haika, por su condición de menor de edad penal (tiene 20 años), fue conducido a la cárcel de Alcalá-Meco.
En el auto de entrega y registro de los domicilios de los detenidos, Garzón afirmaba: "La organización Jarrai-Haika se integra en una relación de dependencia y subordinación en ETA-KAS y ETA-EKIN, respectivamente, coadyuvando activamente a la obtención de sus fines ilícitos, como son la quiebra de la unidad territorial del Estado y la subversión del orden jurídico-constitucional vigente". Estos objetivos se intentan conseguir "a través del uso y empleo de medios violentos y coactivos dirigidos contra el conjunto de la sociedad", como complemento de ETA.
Dirigir el terrorismo
La Fiscalía de la Audiencia Nacional acusa a los detenidos de dirigir el terrorismo callejero o kale borroka en el País Vasco y Navarra, como herederos de Jarrai y los grupos Y de apoyo a ETA, al existir indicios y "abundante documentación" que señala la relación de Haika con esta banda como instrumento de su estrategia terrorista.
La investigación se centra en comprobar si ETA considera a los detenidos como subordinados para el desarrollo de la kale borroka y si ellos reconocen a la banda terrorista como organización superior. Fuentes jurídicas destacaron que los detenidos forman una organización perfectamente coordinada y jerarquizada, y entre ellos están los que dirigen el terrorismo callejero a nivel provincial y también quienes, por debajo en el organigrama, lo hacen en comarcas y pueblos concretos.
La investigación sobre Haika arranca en 1999 y se fundamenta en declaraciones de detenidos por violencia callejera y por terrorismo en España y Francia, gracias a la documentación incautada en operaciones en ambos países y que obra en varios procedimientos abiertos en la Audiencia.
Para la Fiscalía, la violencia callejera no responde a impulsos espontáneos, sino que está perfectamente dirigida por ETA, que les indica "cuándo y dónde" deben actuar. Las únicas disensiones en esa correa de transmisión de ETA a los grupos de guerrilla urbana se registraron durante la tregua, cuando la banda tuvo que imponer a los jefes de la violencia callejera un parón, ya que ellos apostaban por continuar con las acciones, según las mismas fuentes.