El veterinario, del teléfono móvil a casa

De pequeña, María José Casalé quería ser actriz, inventora, empresaria o veterinaria. Llegado el momento, escogió este último camino y, tras acabar la carrera y estudiar un máster, comenzó a trabajar en un hospital para animales, algo que no acababa de gustarle. Quería seguir viviendo aventuras e hizo las maletas para irse a ejercer al otro lado del charco, pero la covid-19 la obligó a deshacerlas. Con el mundo parado, sin empleo y sin saber muy bien qué hacer, retomó otra de sus aspiraciones infantiles, la de empresaria. “Una de las cosas que me dolían mucho era que los animales lo pasaban extremadamente mal en un ambiente hospitalario o clínico. Había muchas cosas que se podían mejorar”, cuenta. En plena pandemia, Casalé y su socio, Facundo Grasso, comenzaron a desarrollar Vet2Go, un servicio de visitas veterinarias a domicilio que hoy opera en Madrid y Zaragoza y que prevén que supere los 300.000 euros de facturación este año.

Ambos —socios y pareja— habían intentado emprender anteriormente, pero en otra rama. “Y dijimos: vamos a volver a intentarlo, y esta vez con conocimiento del sector veterinario y haciéndolo todo un poco mejor”, recuerda Casalé. A la vez que diseñaban y desarrollaban la aplicación, ella comenzó a hacer visitas a domicilio para testar el mercado. “El resultado fue bastante positivo. Empecé a tener clientes de manera orgánica, pero era un caos gestionarlo…”, recuerda. En ese momento, su apuesta por crear una herramienta adaptada a este servicio tomó incluso más sentido.

Al año siguiente, Casalé y su socio, ingeniero aeronáutico reconvertido en programador, presentaron la primera versión del producto, que desarrollaron con recursos propios. “Lo que sacábamos de los domicilios lo reinvertíamos”, cuenta esta zaragozana de 30 años. La plataforma ha ido evolucionando a base de prueba y error y sigue en un proceso de mejora continua. “Siempre estamos haciendo cambios para que sea más sencillo el uso y a la gente le parezca más intuitivo”.

Los clientes, una vez descargada la aplicación, pueden concertar una cita para sus mascotas tras introducir el domicilio, identificar al paciente y elegir entre los servicios ofertados, como consulta, pruebas diagnósticas, vacunación y esterilización, entre otros. Después, el día y a la hora seleccionados, acudirá a casa un profesional de su plantilla. También cuentan con asesoramiento telefónico previo y una tienda online que quieren fortalecer para ofrecer una experiencia más personalizada. “Lo que buscamos es estar siempre presentes en todo lo que tenga que ver con la salud de las mascotas, y sobre todo hacer esto óptimo con tecnología”, asegura Casalé.

Actualmente, Vet2Go funciona en Madrid y Zaragoza con un equipo de siete personas. El año pasado facturaron unos 250.000 euros y recientemente han alcanzado el punto de equilibrio. “Ahora mismo estamos en el momento de ‘lo comido por lo servido’, pero a partir de aquí espero que empecemos ya a ser más rentables”, apunta Casalé. La compañía tiene en su horizonte más próximo consolidarse en Madrid, donde aún ven espacio para crecer: “Ahora mismo tenemos tres veterinarios y creemos que podemos llegar a 12”, asegura Casalé. “Luego, pues, evidentemente, ir a otras ciudades”, dice sobre una expansión para la que estudiarán sus necesidades y opciones de financiación. En las plazas pequeñas se plantean un modelo híbrido en el que profesionales independientes puedan operar bajo la marca.