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ACS se enchufa a los contratos de defensa y centros de datos en EE UU

El grupo obtiene de sus filiales norteamericanas más de la mitad de la facturación y un tercio de la cartera de pedidos

María Fernández

La semana pasada cientos de empleados de Turner, filial en EE UU de ACS, se reunían en el Nissan Stadium de Nashville en una de esas convenciones anuales multitudinarias que suelen celebrar las grandes corporaciones. Los participantes pudieron explorar nuevas herramientas de trabajo, como un protocolo que estandariza la gestión y reduce la improvisación humana, una plataforma que automatiza el progreso de una obra eliminando pasos manuales; drones autónomos o soluciones que ayudan a revisar los interminables contratos de un proyecto en lenguaje claro.

El encuentro quizá sea una metáfora sobre cómo la tecnología —y el país norteamericano— está cambiando al gigante de la construcción española. En Estados Unidos, gracias a sus filiales, fundamentalmente el contratista Turner y la empresa de ingeniería civil Flatiron Dragados, ACS ya factura más de 20.000 millones de euros (el 57% de las ventas). Casi el 30% del beneficio proviene solo de Turner.

Es difícil seguir el rastro de las obras que se adjudica: hace unos días fue un nuevo hospital en Memphis por 1.000 millones de dólares (850 millones de euros) y antes se inauguraba la nueva terminal del aeropuerto de San Diego, primera fase de una obra de 3.000 millones que comenzó en 2021. La cartera de pedidos global lde ACS, de 89.000 millones, sigue en máximos (sumaron 15.300 millones en el segundo semestre) y el grupo que preside Florentino Pérez continúa muy activo en la rama de concesiones (a través de Iridium y de su 50% en Abertis) y en la actividad constructora en Australia con su filial Cimic. Por comparar, los contratos que lleva en la mochila equivalen al 5% del PIB español.

Pero hay un par de elementos nuevos en su estrategia, y son las obras relacionadas con la defensa y los centros de datos. Apuestas que no están exentas de riesgo. Bank of America (BofA) analiza en el último informe sobre la compañía que, además de construir centros de datos para clientes externos (sobre todo a través de Turner), esbozan planes para financiar y desarrollar instalaciones de 2,1 GW de capacidad propia. “Se trata de una línea de negocio de nueva creación que, en principio, debería parecerse a las inversiones en concesiones de infraestructuras o proyectos inmobiliarios, lo que permitiría al grupo desplegar sus habilidades a lo largo de todo el ciclo de vida del proyecto (licitación, diseño, financiación, construcción y operación)”. La empresa se inclina por un modelo de desarrollo y comercialización de estos activos para luego venderlos como sucede, por ejemplo, en el sector de las energías renovables con los parques eólicos o solares: “El perfil de riesgo de esta actividad parece alto, ya que el concepto aún no está completamente probado, pero los retornos podrían ser atractivos, sujetos a la ejecución”, juzgan en BofA.

Attilio Rivetti, vicepresidente de Turner, hablaba en la última comunicación a los accionistas de que los centros de datos y los proyectos industriales están siendo los principales impulsores de la demanda. Desde ACS concretan que esa transformación les está haciendo girar desde una empresa constructora a co-desarrolladora. “En Estados Unidos, nuestra filial Turner es uno de los cinco principales constructores de centros de datos a gran escala, con más de 28.000 millones de dólares (26.000 millones de euros) ejecutados y aproximadamente un tercio de su cartera de pedidos concentrada en este sector de rápido crecimiento”. Flatiron Dragados complementa el negocio con la obra civil y las infraestructuras que necesitan estas instalaciones. Entre los más recientes están levantando cinco centros en Texas por 60 millones y otro en Maryland por 100 millones de dólares.

Nicolás del Río, analista de Activotrade, destaca la flexibilidad del grupo: “Tiene contratos tan llamativos que van desde la construcción de un dique seco en la base naval de Pearl Harbor (Hawái) para la United States Navy, hasta la construcción de un centro de datos para el gigante tecnológico Meta, en el “Estado de Luisiania”, y cree que la reciente entrada de pedidos vinculados a la defensa “añade una vía de crecimiento estructural que puede aportar una oportunidad única para la compañía”.

Tambores de guerra

Los tambores de guerra resuenan en el balance. El grupo se postula para contratos en EE UU, Europa y Australia superiores a los 50.000 millones de euros, desde los nuevos edificios de la academia militar de West Point (Nueva York), a las licitaciones que prepara el cuerpo de ingenieros de la Armada (63.000 millones de dólares este año); las del cuerpo de ingenieros del ejército estadounidense (20.000 millones) o los 17.000 millones de que dispone el Centro de Ingenieros Civiles de la Fuerza Aérea.

En este ámbito, explican en ACS, Turner ya ha ejecutado proyectos de defensa y seguridad pública por valor de más de 9.000 millones de euros en la última década, más o menos el 10% de su cartera de pedidos, valorada en 34.400 millones de euros. Ahora ejecuta obras por más de 3.442 millones para el Gobierno federal y el departamento de Defensa. Por su parte, Flatiron ha sido seleccionada para formar parte de un programa llamado C2E Matoc con un valor de casi 13.000 millones de euros, uno de los mayores de la historia del departamento de Defensa estadounidense.

Si ACS consolida ese posicionamiento, no solo aumentará sus ingresos en EE UU, opina Del Río, “sino que podrá convertirse en un actor clave dentro del sector de infraestructuras en EE UU, siempre y cuando el presidente Donald Trump no boicotee sus proyectos con la presión arancelaria a la que nos tiene habituados”. Las medidas arancelarias y las restricciones migratorias también están teniendo consecuencias negativas en el sector en forma de inflación. El índice interno que elabora Turner, que mide los costes de construcción de edificios no residenciales en EE UU tomando como referencia los costes salariales, los precios de los materiales o la competitividad del mercado, creció un 4,19% en el último trimestre respecto a 2024.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.
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