Primero me voy fuera, luego, si acaso, trabajaré en España: la fuga de talento joven que alarma a las empresas
Las nuevas generaciones retrasan su incorporación al mercado de trabajo español a causa de los viajes, los estudios y la precariedad laboral

A sus 24 años, el ingeniero mecánico Adrián Nordstrom jamás ha cotizado en España. Y no lo ha hecho porque desde Alicante se marchó a Estados Unidos para cursar un máster en Ingeniería Espacial. “Hace unos años me motivaba irme fuera para ganar más dinero. Ahora, antes que el salario, busco compañeros motivados. De prácticas en la NASA, me he sentido muy bien trabajando en complejas labores técnicas con un buen equipo”. Tampoco lo ha hecho el asturiano Ramón Villalta. Tras un máster en la Universidad de Múnich, le ofrecieron empleo en el Jardín Botánico como biólogo.
La tendencia de incorporarse cada vez más tarde al mercado laboral crece entre los más jóvenes. En los últimos 17 años, su tasa de ocupación ha descendido en 15 puntos cayendo del 58,7% en 2007 al 43,2% en 2024 para las personas de 16 a 29 años, según el análisis de Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Los motivos tienen que ver con diferentes casuísticas: estudiar un máster o doctorado; tomarse un año sabático; viajar por el mundo, o buscar una experiencia laboral internacional y conocer otras culturas. Evidentemente, detrás de esta tendencia también está la precariedad laboral.
Esta salida en masa del talento más joven, al que ha dejado de interesarle el primer desembarco laboral en España, preocupa a las empresas. Según el Estudio de Recursos Humanos 2025 de la plataforma Personio, en los próximos 12 meses, casi cuatro de cada 10 áreas de recursos humanos en España tienen previsto como prioridad centrarse en captar talento joven. Algo que impactará en la cifra de jóvenes inactivos (no buscan empleo en España), que ha pasado del 44,1% en el cuarto trimestre de 2015, al 47% en el mismo periodo de 2024, según el Informe Jóvenes y Mercado de Trabajo del Ministerio de Trabajo.
Para Laura Estrada, los motivos de su esquinazo al mercado de trabajo español tras la carrera y un máster fueron: “Mis ganas de saber más y mi sed de aventura”. Bilingüe de inglés y chino y licenciada en Relaciones Internacionales, no dudó en hacer la maleta para estudiar y trabajar en el Reino Unido, República Dominicana, Chile, Grecia y a moverse por la mayor parte de países latinoamericanos. “Un tiempo que me ha permitido descubrir por dónde quería seguir mi carrera. Ahora sé en qué quiero especializarme dentro de la diplomacia internacional: en geopolítica”. De vuelta con 26 años, Estrada acaba de comenzar unas prácticas en el Instituto Europeo de Asunto Públicos y Gobierno. “Afronto esta etapa con la preparación y seguridad de haber recorrido buena parte del mundo”.
También Daniela García Cuadrillero y Luis Martín de Loeches se han marchado con 22 años. Están en Irlanda para trabajar como profesora y consultor tecnológico, respectivamente. “Es ahora o nunca. Somos jóvenes y es una gran oportunidad”, dicen. Para Daniela, la motivación pasa “por vivir la experiencia internacional, mejorar mi inglés y trabajar de lo mío, algo más complicado en España”. Confiesa que le da vértigo, pero “me apetece independizarme y sentirme bien remunerada. A mi vuelta prepararé una oposición, pero no ahora. Prefiero darme tiempo”. Y añaden: “Aunque va a depender de lo que vivamos, es probable que retornemos en un año”.

Bajos salarios
Otros jóvenes renuncian a un primer empleo en España o abandonan el suyo para buscar oportunidades mejor retribuidas fuera. Una de las razones, aunque no la única, que frena el regreso de Ramón Vilalta. En Múnich, como asistente técnico ganaba 45.184 euros y ahora, con un contrato de doctorado por tres años, está en los 41.667 euros. “Encontrar un trabajo así, con excelente financiación, instalaciones y laboratorios para investigar en el campo de la botánica, es muy difícil en nuestro país”, añade.
Según la encuesta anual de estructura salarial 2025 del INE, en 2023 un joven de entre 20 y 24 años percibía una renta bruta media de 15.364 euros, lo que supone un 45% menos que el salario medio nacional (28.049 euros). En el caso de Adrián López, licenciado en Administración y Dirección de Empresas, Turismo y Negocios Internacionales, su marcha a Copenhague es para poder ahorrar y adquirir una vivienda en España. “Trabajo en la recepción de un hotel de cinco estrellas y con una jornada de 37 horas cobro casi el triple de lo que ganaba en BNP”. A sus 28 años, se prepara para encontrar trabajo “de lo mío” en una empresa danesa. De momento no piensa en volver. Al contrario que su pareja, Carmen Caballero, ya de regreso. “He aprendido a trabajar con personas de diferentes culturas y he perfeccionado el inglés”, señala. Aquí, tras pasar varias entrevistas de trabajo, “los empleadores dan mucho valor a esta experiencia y lo que supone haberte valido por ti misma”, añade Caballero.
La falta de buenas oportunidades, salarios dignos y proyectos atractivos que expulsan al primer talento a riadas. “Una tendencia que se mantiene inalterable a pesar de las promesas políticas de reforma que nunca llegan”, señala Raquel Jurado, técnica del Servicio de Estudios del Consejo General de Economistas. Según el INE, entre 2021 y 2023 emigraron 649.511 personas de entre 18 y 35 años, por lo que Jurado habla ya de “fenómeno migratorio juvenil”. Y agrega: “Las nuevas generaciones no encuentran oportunidades de progreso y se van. El sistema político está permitiendo esta fuga que erosiona el futuro económico del país”.
Desde la institución añaden “la importante carga fiscal vía cotizaciones e IVA a la que se les somete”. Una situación “muy preocupante y que empieza a asustarme porque se marcha el mejor talento, diverso, inquieto e innovador”, apunta Marta García-Valenzuela, socia de la consultora de recursos humanos Talengo, que recomienda a las empresas “cambiar el diseño del trabajo (no solo el paquete retributivo); planificar de verdad las carreras de los jóvenes y no solo el onboarding; mejorar la oportunidad que da el teletrabajo e implantar un talent marketplace (proyectos, mentores y vacantes visibles para todos). Así como publicar rangos salariales, abrir procesos de alto impacto y de promoción”.
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