Truhanes (cazados) en Wall Street
El uso de información privilegiada es uno de los males más extendidos en las Bolsas. El supervisor estadounidense, SEC, cuenta con todo detalle los casos que detecta
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El uso de información privilegiada es un mal endémico de todas las Bolsas. La diferencia es que en algunos mercados, como el estadounidense, el supervisor (SEC, según sus siglas en inglés) es mucho más activo a la hora de perseguir a aquellos inversores que hacen trampas. En Wall Street se recompensa con sumas millonarias a los chivatos, es decir, a los que denuncian prácticas ilegales que sirven al policía bursátil para destapar tramas corruptas. Además, la SEC sabe que el insider trading, como se conoce en la jerga a la información privilegiada, es muy fácil de detectar —la cotización de un valor cae o sube de forma sospechosa antes de que se comunique una noticia—, pero difícil de demostrar. Por eso, y a modo de aviso a navegantes, el organismo presidido de forma interina por Mark T. Uyeda, tras la renuncia de su predecesor, Gary Gensler, publica con todo detalle cómo maniobran los tramposos del parqué. Estos son algunos de los últimos casos destapados por la SEC.
Todo queda entre cuñados
Corría el verano de 2021. Alfred V. Tobia dirigía una empresa cotizada que preparaba una opa para hacerse con el 100% de su rival, Spok Holding. Esa información tan valiosa la compartió con su cuñada, Elizabeth Lee, quien compró inmediatamente acciones de Spok. Cuando se hizo pública la oferta de adquisición, éstas subieron un 26%. A los dos días, Lee vendió los títulos con una plusvalía de 262.000 dólares. La conexión entre cuñados se volvió a repetir tiempo después. En este caso, Tobia, supo que PFSWeb, empresa de la que era consejero, iba a vender una de sus filiales, LiveArena. Le dio el soplo a Lee, quien compró acciones de PFSWeb antes del anuncio y en un solo día hizo 166.000 dólares de plusvalía.
La venganza por un despido
El 4 de marzo de 2024, Ken Peterman todavía era presidente de Comtech Telecomunications. Había recibido una mala noticia: los resultados trimestrales que la compañía iba a presentar eran malos de solemnidad. Ocho días después, le comunicaron una noticia aún peor (al menos para él): su despido. En ese momento, y con la información que tenía en su poder, Peterman dio orden a su bróker de vender la mayor parte de las acciones de Comtech que tenía en su poder. Cuando se presentaron las cuentas al mercado, la acción se desplomó un 25% en una sola sesión y el expresidente se había ahorrado unas pérdidas superiores a los 100.000 dólares.
Traicionar la palabra dada
Frank Poerio tenía amistad con un miembro de la alta dirección de Dick’s Sporting Goods. Se veían con cierta frecuencia y le preguntaba por la marcha de la compañía. Le sonsacaba información financiera con la promesa de que nunca la usaría para ganar dinero en Bolsa. Una promesa incumplida. Su amigo le decía que los resultados de Dick’s estaban siendo muy buenos y con esa pista Poerio compraba y vendía acciones en los momentos clave. Hasta que la SEC le pilló y le impuso una multa de 800.000 dólares.
Una relación a tres bandas
“Los amigos de mis amigas son mis amigos”, cantaba Objetivo Birmania a finales de los años 80. Un estribillo que encaja a la perfección con la maniobra orquestada por Andy Bechtolsheim para dar un buen pelotazo. Como presidente de la empresa tecnológica Arista Networks tenía muchos contactos en el sector. Entre sus clientes estaba Cisco, donde contaba con una garganta profunda. El 8 de julio de 2019, Bechtolsheim supo que una empresa de fibra óptica llamada Acacia Communications iba a ser adquirida por Cisco. Y se puso manos a la obra: desde la cuenta bancaria de un familiar compró opciones sobre acciones de Acacia. La jugada era redonda pues las acciones de la empresa opada se dispararon un 35% cuando se hizo pública la operación. Pero su movimiento dejó rastro y la SEC le multó con un millón de dólares.
Un cumpleaños en Bahamas
Roy Cook, miembro del consejo de Tallgrass Energy, celebraba con cuatro amigos en su yate el cumpleaños de uno de ellos frente a las costas de Bahamas. En ese idílico entorno, les dio un lucrativo soplo. El gigante del capital riesgo Blackstone, que ya tenía el 44% del capital de Tallgrass, iba a lanzar una opa sobre el resto del capital para excluir de Bolsa a la compañía. Con esa información, Cook y sus colegas compraron acciones de la compañía que se revalorizaron un 36% el día que se anunció la opa de exclusión. El supervisor bursátil les ha impuesto una sanción de 2,2 millones de dólares. El cumpleaños terminó saliéndoles muy caro.
Espionaje conyugal
Tyler Loudon vivía en Houston con su mujer. Ésta era empleada de BP, concretamente en el área de M&A (fusiones y adquisiciones), y trabajaba en remoto. En febrero de 2023, las conversaciones por videoconferencia que tenía con sus colegas de Londres eran monotemáticas: se estaba cerrando la compra del operador de camiones estadounidense TravelCenters of America. Loudon no resistió la tentación y, con la información que captó al oír a su mujer, compró, sin su consentimiento, un paquete de acciones de la compañía que iba a ser objeto de la opa. El día que se anunció la operación, TravelCenters se disparó en Bolsa un 71% y Loudon logró un beneficio de 1,76 millones.
Chanchullos con el amigo del barrio
Anthony Viggiano era analista financiero y trabajaba en el sector de la banca de inversión. Por su actividad, tenía información sensible sobre muchas operaciones corporativas que le quemaba en las manos. Viggiano, residente en Nueva York, pasó numerosos datos sobre opas y fusiones a Christopher Salama, su amigo de la infancia con el que había crecido en un barrio de Nueva Jersey. La maquinaria estaba engrasada: Viggiano tenía los nombres; Salama ejecutaba las inversiones. Y luego las plusvalías, como buenos amigos, se las repartían.
Un joven abogado demasiado ambicioso
Romero Cabral da Costa trabajó como pasante en un gran bufete con sede en Washington. Este despacho tenía una potente área mercantil que asesoraba en todo tipo de operaciones corporativas. Durante su estancia, Da Costa tuvo constancia de que la sueca Swedish Orphan Biovitrum iba a comprar CTI BioPharma. El 9 de marzo de 2023, un día antes de que se oficializase la transacción, el joven y ambicioso abogado brasileño compró 10.000 acciones de CTI, para venderlas un día después. Ganó 42.000 dólares en un abrir y cerrar de ojos y repitió la operación en varios casos similares, hasta que fue descubierto con las manos en la masa.
Tres horas en un hotel con su novia
Joseph C. Lewis era un ciudadano británico que residía parte del año en Bahamas. Era el fundador y principal accionista de un fondo de capital riesgo especializado en invertir en empresas de biotecnología. Gracias a esta actividad, Lewis tenía conocimiento de la marcha de aquellas compañías donde su fondo tenía intereses. En julio de 2019, supo que una de sus participadas iba a aumentar capital. Era una operación que solía elevar el precio de las acciones de aquellas cotizadas que la ponían en práctica. Lewis se reunió con su entonces novia, Carolyn Carter, en un hotel de lujo durante tres horas el mismo día que supo de la ampliación de capital. Tras dejar la habitación, Carter compró acciones por importe de 700.000 euros, cuyo valor se disparó más de un 30% cuando se comunicó la operación. Ese mismo año, la pareja volvió a coordinarse para ganar dinero fácil: en este caso, la presa era una empresa que iba a anunciar avances importantes con uno de sus fármacos.
Lucrarse con la covid
Amit Dagar era empleado de Pfizer. En julio de 2021 había sido asignado a la unidad que trabajaba en el desarrollo de Poxlovid, un fármaco diseñado para luchar contra la pandemia de la covid-19 que había causado la muerte de decenas de miles de personas en todo en mundo. Un día antes de que se comunicaran los resultados de la prueba, el jefe de su unidad le mandó un Whatsapp con el siguiente texto. “Lo tenemos. Mañana habrá comunicado de prensa”. Siete horas después de este mensaje, Dagar compró opciones sobre acciones de Pfizer y avisó a uno de sus amigos para que hiciera lo mismo. En un solo día, obtuvo una rentabilidad del 2.458%.
Avaricia cripto
Ishan Wahi trabajaba en Coinbase. Era uno de los encargados de tener todo preparado cada vez que un nuevo activo digital empezaba a cotizar. Como esta plataforma es líder en EE UU, si una criptodivisa era admitida en ella su precio normalmente se disparaba. Wahi, como el resto de sus compañeros, tenía prohibido usar esta información para su propio beneficio, pero no tuvo mucho reparo en saltarse las reglas. Entre junio de 2021 y abril de 2022 fue avisando puntualmente a su hermano y a un primo de las nuevas admisiones de Coinbase. Compraban con el rumor y vendían con la noticia, apuntándose casi un millón de dólares de beneficios.
Una amplia gama de estafas
La página web de la SEC no solo explica con todo lujo de detalles los fraudes cometidos con el uso de información privilegiada. También publica sus investigaciones sobre todo tipo de estafas. Por ejemplo, cuenta cómo Scott Manson, a través de su firma de inversión Rubicon Wealth Management, se quedó con el dinero de al menos 13 clientes entre 2014 y 2024 para usos personales como el pago de la cuota de su club o la compra de un minigolf. Otro caso reseñable es el de Eric Cobb, un asesor financiero de SeaCrest Wealth Management, que favorecía a unos clientes con sus operaciones y perjudicaba a otros. Entre 2019 y 2022, usaba una cuenta ómnibus para comprar acciones de compañías cotizadas. Las operaciones que salían bien se las apuntaba a él y a su esposa; las fallidas al resto.
El supervisor también sigue de cerca todo lo relativo a los sueldos de los directivos: ha abierto una investigación sobre Express, un distribuidor de moda multimarca, porque no informó al mercado de pagos en especie a su ex consejero delegado, incluido el uso del avión corporativo, para fines particulares. También son frecuentes las sanciones vinculadas a los sobornos para lograr contratos. Por ejemplo, en la web del supervisor se cuenta la multa de 30 millones que recibió el fabricante de componentes aeronáuticos AAR Corp, que organizó una red de sobornos para ganar el contrato de venta de dos Airbus A330 valorados en 210 millones a Nepal Airlines, la aerolínea estatal de Nepal.
Recompensas millonarias
La delación tiene un precio. Y en el caso de los mercados financieros, es muy alto. La SEC tiene un programa de denuncias sobre posibles violaciones de la ley del mercado de valores estadounidense. Para incentivar cualquier pista que pueda facilitar la labor del supervisor estadounidense, el Congreso puso en práctica hace ya tiempo un programa de denuncias (whistleblower, en inglés) que habilita el pago de recompensas. La cuantía de éstas oscila entre el 10% y el 30% del valor total del fraude, siempre y cuando este supere el millón de dólares.
Al cierre del ejercicio 2023, últimos datos disponibles en la página de la SEC, ya habían pagado 2.000 millones de dólares a más de 400 denunciantes. La mayor recompensa se abonó en mayo de 2023, por un total de 279 millones, cuando la información proporcionada ayudó a destapar un fraude de más de 4.000 millones de dólares. Otro pago significativo se realizó en octubre de 2020 a una garganta profunda —los datos de los denunciantes obviamente son anónimos— que percibió 114 millones.
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