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El ahorrador español desperdicia una gran oportunidad

El periodo de altos tipos de interés llega a su fin. Los inversores españoles no han sabido aprovechar la coyuntura para sacar más rendimiento a su dinero

Banco de España Tesoro
Decenas de personas hacen cola para contratar Letras del Tesoro, en el Banco de España, el pasado 3 de febrero.Carlos Luján (Europa Press)

Las familias españolas acumulaban al cierre del primer trimestre de este año ahorro financiero (no inmobiliario) por valor de 2,88 billones de euros. Un dinero que se reparte entre depósitos bancarios, fondos de inversión, letras del Tesoro, seguros, fondos de pensiones y Bolsa. Después de casi una década de tipos cero o negativos, iniciada en 2013 por parte del BCE, el precio del dinero comenzó a subir en julio de 2022 y llegó hasta el 4,5% el pasado mes junio cuando la presidenta del BCE, Christine Largade, comenzó un nuevo ciclo de caídas en los tipos de interés.

Así, desde julio de 2022 hasta junio de este año, los tipos subieron a gran velocidad para regocijo de los ahorradores y pesadumbre de aquellos que tenían una hipoteca a tipo variable. Un rápido cambio de guion de 26 meses de tipos al alza que exigía a los ahorradores mover su dinero: por fin había rentabilidad en los activos seguros tras una década de sequía y, además, la elevada inflación devoraba el poder adquisitivo del ahorro sin remunerar.

Roberto Scholtes, jefe de estrategia de Singular Bank, destaca en primer lugar el movimiento de las familias para amortizar hipotecas a tipo variable que se había disparado con el endurecimiento de la política monetaria. “Esa amortización es una forma de ahorro ya que las familias han reducido su pasivo (sus deudas) en sus hipotecas ligadas al euríbor”, explica. Las cifras del Banco de España así lo indican, ya que en julio de 2022 sus deudas (principalmente por la compra de inmuebles) alcanzaban los 772.997 millones de euros, y a marzo de 2024 la cifra es de 741.700 millones, es decir, 31.297 millones menos.

Pero, ¿han sabido las familias españolas adaptarse a la nueva situación de tipos moviendo su dinero hacia activos más rentables? Los datos sugieren que estamos ante una oportunidad perdida. El grueso del dinero se encuentra en las cuentas corrientes, depósitos bancarios y efectivo que a finales de 2022 alcanzaba la gigantesca cifra de 1,075 billones de euros y que este año se mueve en los 1,062 billones (37% de todo el ahorro financiero). Han reducido el importe del dinero puesto en los bancos con un cambio interesante: mientras las cuentas corrientes —normalmente no remuneradas— han bajado en este periodo un 8,8% hasta los 855.918 millones de euros, los depósitos remunerados se han doblado y ahora suman 163.444 millones. Cifras de muy distinta magnitud entre estos depósitos.

Tacañería bancaria

Luigi Motti, director general de análisis de instituciones financieras de S&P Global Ratings, explica el fenómeno de que la banca española no haya hecho ofertas a los ahorradores, tanto por cuentas como por depósitos, pese a la vertiginosa subida de los tipos de interés. “A diferencia de la crisis anterior, las entidades financieras españolas han tenido una fuerte posición de liquidez. Sus carteras de crédito están totalmente financiadas con el dinero de los depósitos y, por tanto, no tenían necesidad de hacer ninguna campaña de retribución. Eso sí, a aquellos ahorradores con exceso de dinero sí que se le ha ofrecido algún tipo de remuneración”, explica.

Pero hay otro factor importante, según Motti, para desentrañar por qué los españoles apenas han movido su dinero de las cuentas corrientes que suman esos 855.000 millones antes apuntados. “A diferencia de otros países de Europa donde es más abultado, los españoles tienen de media en sus cuentas corrientes entre 15.000 y 20.000 euros, un dinero para atender pagos y algún imprevisto. Este dinero no tiene vocación de migrar hacia productos financieros”, concluye.

En estos más de dos años de tipos al alza, el producto más mediático han sido las letras del Tesoro. Un activo seguro a plazo máximo de un año emitido por el Tesoro Público para financiar al Estado y que durante varios años estuvo vedado a los particulares ya que ofrecía tipos negativos. A finales de 2022, las familias españolas tenían tan solo 2.181 millones en letras y a marzo de este año la cifra se elevaba a 26.604 millones de euros. Un salto significativo, aunque solo representan 9 de cada 1.000 euros ahorrados.

Las cifras que trimestralmente publica el Banco de España tienen en las participaciones (acciones) de empresas familiares otro de los principales destinos del ahorro ya que representa el 19,6% del total, aunque por obvias razones queda fuera del alcance de otros ahorradores. Mucho más a mano están los fondos de inversión que atraen 16 de cada 100 euros invertidos con una cuantía total de 462.097 millones de euros y que en este periodo de alza de tipos han sido impulsados por los bancos: están fuera de balance, no tienen que retribuirlos y dejan comisiones a las entidades financieras.

Scholtes destaca que las familias españolas han estado lentas para adaptarse a la subida de los tipos, tanto en la compra de letras como de fondos seguros y como los monetarios o de rentabilidad objetivo. “Ahora que los tipos empiezan a bajar deberían también ser más ágiles para amarrar tipos más altos durante algún tiempo con los fondos de renta fija”, indica.

En el periodo de alza de tipos, según datos de Inverco, entró dinero fresco en los fondos de inversión por importe de 52.425 millones de euros. Las clases de fondos más favorecidas por este movimiento de las familias al calor de la subida de tipos fueron los seguros monetarios (invierten en letras, pagarés) que casi quintuplicaron su patrimonio hasta los 19.878 millones de euros y los de rentabilidad objetivo (a vencimiento ligados a la renta fija a corto y medio plazo) que suman 21.244 millones de patrimonio con las últimas cifras de agosto de este año frente a los 6.585 millones de agosto de 2022. Apuesta no tan segura, con un crecimiento de 60.000 millones de euros, en los fondos de renta fija (bonos, obligaciones) que cuentan con un patrimonio total de 134.849 millones.

El miedo a la Bolsa

El miedo de las familias a la inversión en Bolsa también se ha dejado ver en este periodo de giro abrupto de los tipos. La inversión directa en acciones cotizadas ascendía en 2022 a 109.878 millones de euros y a marzo de este año se situaba en 140.830, con un aumento del 28,1%. Una subida del ahorro que se explica más por la revalorización de las acciones en este periodo que por la entrada de dinero fresco. El 27 de julio de 2022, cuando el BCE comenzó la subida de tipos, el índice Ibex 35 de la Bolsa española se movía en los 8.124 puntos y ahora ronda los 11.800, lo que supone una revalorización del 45%. Y es que, a veces, el riesgo tiene su recompensa.


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