Europa y una inteligencia artificial responsable
Las empresas tendrán que cumplir con las estrictas obligaciones establecidas por el reglamento europeo de IA, lo que requerirá una inversión importante
La inteligencia artificial (IA) ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, transformando la economía global y revolucionando la forma en que las empresas y los consumidores operan. Sin embargo, con este avance tecnológico también surgen preocupaciones sobre sus posibles impactos negativos, especialmente en Europa, y de ahí el recién aprobado Reglamento de Inteligencia Artificial, que podría cambiar el ritmo y patrón de desarrollo de esta tecnología en el continente.
El nuevo texto legal tiene como objetivo establecer reglas y normas claras para el desarrollo y uso de la IA. Su propósito es garantizar que esta tecnología se utilice de manera segura y ética, protegiendo los derechos fundamentales de los individuos. Así, el reglamento clasifica a los sistemas de IA en cuatro categorías de riesgo: inaceptable, alto, limitado y mínimo. Los sistemas de IA con un riesgo inaceptable estarán prohibidos, mientras que aquellos con un riesgo alto estarán sujetos a estrictas obligaciones antes de su comercialización y uso.
Ante esta nueva regulación muchas empresas europeas que desarrollen tecnología de IA o basadas en IA están reevaluando su actividad ante una pregunta nada baladí: ¿Puede este nuevo reglamento limitar o prohibir mi modelo de negocio? La respuesta no es sencilla y depende de cómo se adopte y se utilice la IA.
Para las empresas que dependen en gran medida de la IA, especialmente aquellas que utilizan sistemas de alto riesgo, el nuevo reglamento supone un desafío significativo. Estas empresas tendrán que cumplir con las estrictas obligaciones establecidas por el reglamento, lo que requerirá una inversión importante en nueva tecnología, personal y formación. En el peor de los casos, algunas empresas que utilizan algoritmos de IA, que bajo el nuevo marco normativo son prohibidos por suponer una amenaza directa a la seguridad pública, los derechos fundamentales o la privacidad, tendrán que reinventarse. Las empresas son responsables de las decisiones tomadas por sus sistemas de IA. Por lo tanto, si un sistema de IA viola las regulaciones, la empresa puede enfrentarse a multas y sanciones significativas. Sin embargo, es importante destacar que el objetivo de la normativa no es cerrar empresas, sino garantizar que la IA se utilice de manera ética y responsable.
En un mundo globalizado, donde la carrera por situarse como líderes en tecnología está en marcha entre los grandes bloques económicos, la aprobación de una normativa restrictiva por parte de la Unión Europea supone un reto adicional para conseguir la fortaleza estratégica y económica que el bloque comunitario persigue en el mundo. Serán necesarios acuerdos y búsqueda de posiciones comunes, a la par que flexibilidad y otro tipo de incentivos a las empresas, para que el desarrollo de esta tecnología continúe creciendo, también dentro de nuestras fronteras, de una manera ética y responsable.
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