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Un vigilante en el espacio

Detektia traduce los datos obtenidos por los satélites que orbitan el planeta para controlar las construcciones

Detektia
Imagen de uno de los dispositivos desarrollados por Detektia.

A la soriana Candela Sancho le cambiaron la vida unas vacaciones. Tras estudiar Físicas en Madrid, formarse en Barcelona y Toronto y pasar seis años en la Universidad de Utrecht, viajó con unos amigos al norte de Italia en 2018. Al regresar, el grupo se sorprendió al ver el derrumbe del puente Morandi, en Génova, que ellos habían cruzado apenas unos días antes. Sancho se preguntó qué había fallado. Con sus conocimientos y la tecnología creyeron que podrían aportar algo al sector para evitar ese tipo de accidentes. Fue la semilla de Detektia, start-up que se sirve de los sensores satelitales y tecnología propia para medir al milímetro cómo se deforman el terreno y las construcciones. El año pasado facturaron 70.000 euros y este año prevén duplicar la cifra después de pasar por varias incubadoras y madurar su producto.

Dos de aquellos amigos habían pasado por el doctorado en datos satelitales del Laboratorio de Topografía y Geomática de la Universidad Politécnica de Madrid. “Al final fue llevar esa experiencia al mercado. Nacimos como spin off de la universidad”, explica Sancho, de 41 años, que fundó Detektia —ella posee el 40%— junto a Alfredo Fernández —de 45 años y que tiene el 30% de la sociedad—, además de Adrián García (32 años). En el proyecto también hay dos docentes: Rubén Martínez (64 años) y Miguel Marchamalo (48 años). Son perfiles técnicos especializados en cartografía, física, aeronáutica o ingeniería de montes.

La base con la que trabaja el equipo de Detektia —­hoy con una plantilla de seis personas— es la tecnología de imagen satelital, llamada InSAR, que permite medir las velocidades a las que se mueve una superficie o infraestructura. Son sensores que viajan a bordo de la mayoría de satélites que orbitan la Tierra desde los años noventa y que toman datos periódicamente a unos 700 kilómetros de altura. Lo que hacen no es tomar fotografías, es algo más complejo. Son ondas electromagnéticas que se envían y rebotan, variando si algo ha cambiado de sitio. “Nosotros podemos convertir ese desfase en movimiento y cuantificarlo”, cuenta Sancho, que destaca que el acceso a los datos de algunos de esos satélites es gratuito —en el caso de los públicos— y, en otros casos, como los comerciales, es de pago.

La compañía ha desarrollado una tecnología para procesar esos datos a partir de machine learning e inteligencia artificial, con la que realizan informes de situación, lanzan alertas tempranas para evitar desastres como el de Génova o predicciones a futuro gracias a sus propios algoritmos. Detektia trabaja ya en proyectos en España, Colombia y México en todas las fases de vida de una infraestructura: diseño, obra, explotación y mantenimiento. Tienen clientes como Sacyr, y han ganado una convocatoria de Puertos del Estado para uno de sus proyectos.


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