SmartRental, la empresa que aspira a conquistar la Gran Vía madrileña
La compañía redobla su propuesta en la famosa arteria de Madrid con una oferta de hoteles, apartoteles y ‘colivings’ dirigida a los nómadas digitales
Desde lo alto del hotel Gran Vía Capital se pueden observar a vista de pájaro los tejados blancos del centro de Madrid. Si alguien le hubiera dicho a los dueños de la empresa SmartRental hace 15 años que iban a poder ver desde las azoteas de sus hoteles sus otras propiedades, posiblemente no se lo hubiesen creído. Y menos aún que iban a ser los empresarios con más números de portales conquistados sobre la calle más importante de la capital. Pero ahí los tienen.
Quieren reinar en la Gran Vía. Aunque reconocen que el definirse como monarcas absolutos de esta calle es algo que todavía les queda algo grande, cada vez más hoteles suyos flanquean las aceras de esta vía madrileña para hacer compañía al Collection Gran Vía Capital (Gran Vía, 14). Obran en su poder, además, el Collection Gran Vía Centric (Gran Vía, 42), el Gran Vía 47 y su última adquisición, el Akeah Hotel Gran Vía (en la calle de San Bernardo, 48). Todos en propiedad. Además, cuentan con apartoteles en la Puerta del Sol, Atocha, Chueca y La Latina. Ahora también están abriéndose paso con colivings y hostales.
Hospedarse en sus hoteles tiene un precio medio por noche de 300 euros. En sus apartamentos, que tienen capacidad para entre tres y seis personas, el coste medio por noche es de 200 euros. Todo depende de las fechas del año y la cantidad de lujo que los clientes decidan escoger. “No hay ningún otro grupo que tenga tantos establecimientos sobre esta arteria. La gente nos conoce por esa semilla que tenemos ahí. Estamos orgullosos”, explica uno de los socios fundadores, Fernando Rodríguez. En otras ciudades, como Barcelona, Valencia e Ibiza, también tienen hoteles. Ahora están buscando expandirse a otros países de Europa como Italia, Francia y Alemania. “Ese es el siguiente gran paso”, afirma Rodríguez.
Los socios de la compañía, Fernando Rodríguez y Francisco García, tienen como objetivo seguir comprando edificios para que, una vez rehabilitados, reacondicionados y redecorados, puedan aumentar su oferta en toda la península Ibérica. En total, tienen 4.000 camas en España y quieren alcanzar las 10.000 en tres años.
El grupo SmartRental cuenta con una plantilla de 400 empleados para atender a sus huéspedes. La compañía se dirige a un público joven y viajero. Eso sí, en todos sus hoteles ponen mucho acento en la parte tecnológica y experimental de la experiencia: desde poder hacer el check-in digital hasta contar con cientos de actividades organizadas de manera casi automática en sus espacios comunes para que sus clientes puedan conocer a otros huéspedes que hablen su idioma.
Cambio de paradigma
El éxito de la compañía, según sus fundadores, radica en aprovechar la inercia que trae cada gran cambio de paradigma. Tras la pandemia, comentan, el sector de la hostería ha quedado vuelto del revés. “Ahora la gente vive más, sale más y tiene más ganas”, asegura Rodríguez.
Su mercado, por tanto, entienden que está en esas personas que responden a la figura del nómada digital, un nombre que no es nuevo, pero que sí se ha reforzado con la explosión del teletrabajo. El nómada digital es aquel que se instala con un par de maletas allá donde le pide el cuerpo y que trabaja en remoto mientras disfruta de las ventajas de su lugar de acogida temporal. SmartRental tiene bien ubicadas las necesidades de este nuevo cliente y por eso ha centrado la oferta de sus camas en ellos. Básicamente, la idea es ofrecerles edificios de lujo en zonas céntricas de la ciudad con espacios de trabajo, ocio y descanso.
Es por eso por lo que, además de sus hoteles, los apartoteles y los colivings para pasar temporadas más largas ahora son la joya de la corona. “Fuimos disruptivos y funcionó, ahora hay nuevas compañías muy similares. Tenemos una competencia muy sana”, asegura su director.
No es la única ola a la que se han subido: “La gente ha dejado de ir a discotecas y han aparecido los restaurantes que ofrecen cena y después música con shows. Además, las azoteas han tomado los tejados y desde los edificios de la Gran Vía se goza de unas vistas privilegiadas”.
Su apuesta, por ahora, no está saliendo mal. Según cifras de la empresa, en 2022 tuvieron un resultado de explotación (ebitda) de 2,5 millones de euros tras registrar una facturación de 22 millones de euros. El director de la compañía prevé que para el cierre del ejercicio 2023 el ebitda será de 6 millones de euros, con una facturación que rondará los 33 millones.
Todo nació hace más de una década con la idea de dos socios que buscaban cambiar el sector de la hostelería en España. Rodríguez, de 41 años, es ingeniero, y García, de 43, es economista. Se conocieron por amigos en común y se entendieron muy bien porque los dos tenían ganas de emprender algo muy grande. Empezaron con un capital de 20.000 euros, una limpiadora y cuatro muebles de Ikea en un apartamento turístico para alquilar en Madrid. Rodríguez recuerda que al comienzo usaron los pocos ahorros que tenían y que ellos mismos se encargaban de todo, desde el check-in de sus primeros huéspedes hasta asegurarse de que las toallas y las sábanas estaban en perfecto estado.
La expansión la han financiado con deuda bancaria y recursos propios. Hoy en día todo el capital de la empresa sigue en manos de los fundadores, aunque ahora están valorando hacer rondas de ampliación de capital porque, afirman, su crecimiento ha sido muy fuerte. Los socios hablan de su trabajo de estos años desde su azotea Osadía con un cóctel en la mano y brindan por poder ver el atardecer desde lo más alto de los tejados de Madrid. Por el momento, la cima de su negocio.
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