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Gestamp se sube al coche eléctrico

El fabricante de componentes ha presentado un ambicioso plan estratégico que tiene en el vehículo enchufable la piedra angular

Gestamp coche eléctrico
Centro de I+D de Gestamp en Michigan (EE UU).Gestamp

Gestamp es una compañía optimista. La empresa de componentes de automóvil, propiedad de la familia Riberas (73,8%), ha presentado su imagen en 2027 y se gusta. Se ve con más cuota de mercado, un balance fortalecido, deuda bajo control y el vehículo eléctrico como principal fuente de negocio, ya que aportará hasta 7.000 millones anuales, la mitad de todos los ingresos del grupo. El optimismo es algo bueno, pero tiene que ir acompañado de planes eficaces. “Son objetivos ambiciosos, pero rea­listas”, dice Ignacio Mosquera, director financiero de la compañía.

Gestamp sabe de dificultades. La compañía apostó por el crecimiento entre 2010 y 2020 y lo ha pasado mal. La caída de fabricación y ventas de automóviles por la pandemia, la quiebra en las cadenas de suministro y el aumento de costes, especialmente en EE UU, han pasado factura. La compañía ha vuelto a los beneficios en los dos últimos ejercicios. Perdió 71 millones en 2020, ganó 155 millones al año siguiente y otros 260 millones en 2022. Pero desde su salida a Bolsa en 2017, con una valoración de 3.222 millones, las acciones acumulan una caída de más del 30%. El plan estratégico hasta 2027 quiere ser el trampolín hacia un futuro despejado. Hay un pero: cinco años es un plazo tan largo que puede difuminar los objetivos.

“Es verdad que las producciones [de automóviles] se van a ir normalizando y eso les va a ayudar”, apunta Esther Gutiérrez, analista de Bankinter. “Sin embargo, el contexto es más complicado; los costes de financiación —relevantes para la compra de bienes como los automóviles— están más altos y hay un contexto económico que en el mejor de los casos apunta a la ralentización”, añade. En suma, el optimismo, tarde o temprano, tiene que pasar por el filtro de la realidad. “Compañías [del sector] que han batido las expectativas reconocen que mantener los ritmos a futuro va a ser complicado”, recuerda Gutiérrez. “En un contexto como este”, concluye la experta de Bankinter, “no sé si se pueden dar objetivos tan medibles con un plan a tan largo plazo”.

El director de finanzas de Gestamp no tiene dudas sobre el horizonte del plan. La compañía, según explica Mosquera, “tiene contratos a largo plazo con sus clientes, entre 7 y 10 años, lo que nos permite tener una visibilidad alta de ingresos en el medio plazo, de ahí que el plan hasta 2027 sea acorde a esa visibilidad”.

Las claves del grupo —100 fábricas, 42.000 empleados— son la diversificación, la digitalización y nuevos productos enfocados al vehículo eléctrico. El grupo que preside Francisco Riberas está fabricando nuevos productos específicos para vehículos electrificados y de alto valor añadido, como el battery-box (caja de baterías); el door ring, que integra múltiples partes en una sola pieza, y soluciones para aligerar peso en el vehículo, algo fundamental en el desarrollo del vehículo eléctrico. Son las llaves para aumentar la facturación del grupo en torno al 5% por encima del mercado; mejorar los márgenes entre un 1,5% y un 1,9%; sujetar la deuda, situada en 2.265 millones y mantener una retribución al accionista en el 30% de los beneficios.

Y todo sin quitar la vista de un mercado en transformación, Gestamp está desde hace tiempo en el proceso de fusiones, adquisiciones y joint ventures. Las compras vienen de atrás. En 2011 adquirió ThyssenKrupp Metal Forming y en 2010 el grupo compró la compañía Edscha (proveedor de bisagras). Posteriormente, en 2022 tomó una participación del 33% de la compañía de reciclaje de metales Gescrap. La sociedad familiar de los Riberas, Acek, ya controlaba un tercio del capital de la empresa, así que la compra de una nueva participación fue una especie de puesta al día de las relaciones profesionales de los Riberas (Gestamp) y los Velasco, fundadores de la compañía de reciclaje. Ambos grupos ya habían coincidido en el accionariado de Gonvarri, el comercializador de productos siderúrgicos de la familia Riberas y que fue el germen de Gestamp.

Desde el punto de vista de los Riberas, la compra del 33% de Gescrap tiene toda la lógica. Gestamp produce chatarra de alta calidad y Gescrap la recicla. En la versión de la empresa, “tener acceso a residuos valorizables nos aporta una ventaja competitiva frente a nuestros clientes”. Economía circular. Pero no todos los analistas lo ven tan claro. Álvaro Arístegui, de Renta 4, alberga dudas sobre la compra. “No conocemos todos los detalles económicos de la misma y seguimos sin visualizar su encaje estratégico”. Gutiérrez, de Bankinter, coincide: " La compra fue una vía para que el acero fuera más accesible, pero me cuesta ver el encaje y la contribución del negocio”.

Vientos de cola

Con todo, Gestamp cuenta con vientos favorables para cumplir sus objetivos. La UE mantiene la apuesta por el vehículo eléctrico y las restricciones a la venta de ve­hículos con motor de combustión; el sector del automóvil viene de una crisis y hay demanda embalsada. En el caso de España se da una doble circunstancia: un parque automovilístico envejecido y un enorme desajuste entre los planes de implantación de vehículos eléctricos y la realidad. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) contempla en 2030 cinco millones de vehículos eléctricos. La asociación de fabricantes Anfac estima que hay poco más de un millón. Hay campo para jugar.

“Gestamp estima un crecimiento anual compuesto del 27% los cinco próximos años y es algo que puede ser realista si se mantienen los objetivos de lucha contra el cambio climático y emisiones y la eliminación de coches de combustión hacia 2035″, explica Ignacio Cantos-Figuerola, de atl Capital. “El riesgo”, añade, “viene de los países Nafta (EE UU, Canadá, México), donde no están consiguiendo las rentabilidades que consiguen en otros sitios. Intentan dar la vuelta sabiendo que esa región supone casi un 20% de sus ingresos”. El plan adelantado por Riberas es crecer en China para repartir el negocio, a partes iguales, en tres grandes áreas: Europa, EE UU y Asia. Es todo un reto. Para cumplir objetivos, asegura Gutiérrez, van a tener que vigilar mucho la estructura de costes y ser muy eficientes en las decisiones de inversión. En la compañía hay confianza. “Gestamp ha alcanzado sus mejores resultados después de un periodo de pandemia, elevadas presiones inflacionistas, incrementos de la energía e inestabilidad geopolítica”, explican.

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