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El ‘rey sol’ que aspira a presidir el Real Madrid: así es el presidente de Cox Energy

Enrique Riquelme, hijo de una familia bien con negocios inmobiliarios en Levante, redobla su apuesta en renovables con una oferta para quedarse con Abengoa

Enrique Riquelme, presidente de Cox Energy.
Enrique Riquelme, presidente de Cox Energy.Pablo A.Mendivil

El empresario Enrique Riquelme (Cox, Alicante, 1989), presidente de la empresa de renovables Cox Energy, ha presentado una oferta por lo que queda de Abengoa. Ha puesto sobre la mesa 50 millones de euros, una línea de avales de 300 millones y un contrato para construir una planta fotovoltaica en Chile por otros 200 millones. Es una de las cinco ofertas presentadas al juez que administra la quiebra de la que fue gran multinacional andaluza. Riquelme compite por Abengoa con la constructora Urbas, los fondos Ultramar y Terramar Capital, y la unión de la portuguesa RCP con el fondo británico Sinclair. No está mal para un joven de 34 años que ha sabido aprovechar posición y relaciones para levantar en 10 años una empresa que cotiza en la Bolsa Institucional de Valores (Biva) de México, mantiene proyectos en Chile, México, Colombia, España, Portugal y Panamá y, según afirma, está preparando su expansión en Italia y El Salvador.

La oferta de Riquelme por Abengoa es una muestra de un carácter desenvuelto, aderezado con osadía y con un punto de buen olfato para las relaciones. Con esas cartas jugó para entrar en el negocio de las renovables desde América Latina y de ellas se ha servido para presentar sus credenciales en otras esferas. La carrera viene de atrás. Todavía veinteañero, Riquelme entró en el accionariado de Ezentis —servicios de telecomunicaciones— con una participación del 6,89% (12,5 millones de euros de inversión) que lo convirtió durante un año, de 2016 a 2017, en el primer accionista.

Para contar la historia de Riquelme y Cox hay que contestar algunas preguntas básicas: qué tiene; por qué lo tiene; con lo que tiene, cuánto gana y qué quiere hacer con lo que gana. Por partes. Riquelme tiene desde hace nueve años una empresa llamada Cox Energy, que se dedica a desarrollar proyectos de energía solar, sobre todo en América Latina. Cox Energy cuenta con una cartera de proyectos de 8.000 MWp —la potencia pico estimada— de los que 500 están en operación y 500 en construcción. Con esa cartera, la compañía espera cerrar este año una facturación de más de 600 millones. La división americana cotiza en la Bolsa de México y, según las cuentas publicadas, en 2021 y 2022 registró unas pérdidas netas de 21,6 y 9,7 millones de euros respectivamente. La documentación oficial de la sociedad cotizada precisa que el ebitda negativo “no es una métrica relevante porque se encuentra en fase de desarrollo e inversión”.

Valparaíso, Chile
Planta fotovoltaica de Cox Energy en Valparaíso, en Chile.

Riquelme tiene más intereses. Cox Energy América participa desde hace tres años, con un 40%, en Ibox Energy, cuyo mayor accionista es el grupo norteamericano Nexwell y su negocio es desarrollar y poner en operación parques solares en España y en otros países de la UE. La asociación de Cox y Nexwell se ajusta al modelo de compras y ventas aceleradas, asociaciones, cambios de directivos y decisiones rápidas para no perder comba en un sector que ha vivido momentos de especulación y momentos de asfixia desde 2008. Con lo que tiene, Cox Energy aspira a desarrollar proyectos de energía solar innovadores y sostenibles, generar electricidad con renovables en todo el mundo y comercializar energía mediante soluciones de autoconsumo y movilidad eléctrica para autónomos, pymes y particulares. “Nacimos”, explica Riquelme, “para ofrecer servicios integrales que contribuyan a mejorar la calidad de vida tanto de las personas como de las empresas, además de ahorrarles una serie de costes que pueden destinar a, por ejemplo, el ocio o viajar”.

El empresario Riquelme no surgió de la nada. Nació en una familia bien del mundo de los negocios inmobiliarios y de las canteras, conocida en Murcia y en Alicante. Y empezó la primera aventura empresarial gracias a un préstamo de 115.000 euros con la garantía de un piso en propiedad. Para alguien familiarizado con el negocio familiar del hormigón, eligió bien el escenario de la primera aventura: el Brasil del año 2009, un país necesitado de infraestructuras para preparar un Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos. Ahí empezó. Hasta que se cruzó con Lenin. No con el ruso revolucionario, sino con Lenin Sucre, constructor y banquero panameño que le mostró otra ventana de negocio: las oportunidades de construcción en Panamá. Enganchó bien. El alicantino sitúa en el país centroamericano —año 2010— el punto cero de su carrera, con una pequeña fábrica que acabó por convertirlo en el mayor proveedor de arena para las obras de ampliación del canal. Desde esa plataforma, Riquelme descubrió nuevas oportunidades. “Mi generación empezó a ser consciente de que era necesaria una transformación que pusiese freno al deterioro del planeta y la energía solar era la puerta de entrada”, relata el empresario. Apostó. Dos años más tarde, Riquelme impulsó el proyecto fotovoltaico Rainbow 50, en Guatemala, con una inversión de 100 millones de dólares. Los dados estaban echados.

El papa Francisco

Tras 10 años de trabajo, Riquelme ha conseguido su espacio. Vanity Fair lo describió así hace dos años: “Amigo de Antonio Banderas, aliado del papa Francisco y empresario de éxito: así es Enrique Riquelme, ¿el futuro presidente del ­Real Madrid?”. Porque más allá del ámbito puramente empresarial, Riquelme, apasionado de la fórmula 1 y del fútbol y muy cuidadoso con su imagen de comprometido social, es presidente del consejo asesor de la Fundación Scholas —­promovida por el papa Francisco, para favorecer la educación sin exclusiones en todo el mundo— para Panamá, Centroamérica y Caribe.

El presidente de Cox vive con intensidad el mundo del fútbol. Hace dos años manifestó su interés por presidir el Real Madrid “ahora o en el futuro”. Nada sorprendente. Su padre, Enrique Riquelme de la Torre, formó parte de la directiva del club en la época de Ramón Calderón entre 2006 y 2009. Sería, en todo caso, una buena plataforma de imagen, algo que Riquelme intenta cultivar con esmero. Pero no todo son luces, también hay sombras, el que fuera designado por por Forbes como “El hombre de la energía solar” en 2018 tendrá que declarar el próximo mes de mayo en un pleito iniciado por Banco Atlántida contra Cox Energy por supuesto incumplimiento en la devolución de un préstamo de 6,75 millones de dólares concedido en diciembre de 2020. Según señala la entidad, para saldar la deuda la empresa ofreció una dación en pago únicamente por unas participaciones de su filial latinoamericana por valor de menos de 250.000 dólares.

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