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Empresas
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cellnex necesita un jefe con el cuchillo afilado

La elevada deuda del operador de torres obliga al próximo consejero delegado a vender activos

Cellnex
Visitantes del expositor de Cellnex en el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona, el pasado 28 de febrero.THOMAS COEX (AFP/ Getty Images) (AFP via Getty Images)

La mayor empresa de torres de telefonía móvil de Europa necesita ponerse a dieta. Tras un atracón de fusiones y adquisiciones que ha durado ocho años, Cellnex, valorada en 25.000 millones de euros, se ha convertido en un gigante de las infraestructuras de telecomunicaciones con más de 130.000 torres en 12 países, pero con una deuda neta de 20.000 millones. En noviembre, su consejero delegado, Tobías Martínez, detuvo de golpe el flujo incesante de adquisiciones. Sin embargo, ahora él ya no está en la foto. Su sustituto debería ser alguien de fuera con un cuchillo afilado.

Uno de los catalizadores es la impaciencia del inversor activista Chris Hohn. Su fondo TCI posee el 3% de Cellnex y otro 6% a través de derivados. El 23 de marzo exigió la destitución del presidente no ejecutivo Bertrand Kan junto con otros dos consejeros, alegando la falta de avances en la búsqueda de consejero delegado para sustituir a Martínez. El consejo le escuchó, y al cabo de cuatro días nombró nueva presidenta a uno de sus miembros: Anne Bouverot. No está claro qué quiere Hohn, aparte de denunciar la “mala gobernanza corporativa” de Cellnex, pero una preocupación legítima es el posible nombramiento para el puesto de director general de uno de los miembros del círculo íntimo de Martínez, entre los que encuentra el director financiero José Manuel Aisa. Sería un error.

Ahora mismo, la deuda de Cellnex equivale a 7,5 veces sus 2.600 millones de ebitda para 2022, el doble que la de su rival Vantage Towers. La buena noticia es que, según JPMorgan, el flujo de caja operativo de la empresa aumentará un 8% el próximo año y un 10% en 2025, lo cual devolverá el apalancamiento a tres veces el ebitda en 2030. La mala noticia es que Cellnex ya carece de grado de calificación de inversión de S&P, y tiene vencimientos de deuda a corto plazo que refinanciar el año que viene. Sus acciones han caído un tercio desde agosto de 2021.

La situación requiere ojos frescos. Podrían ser los del jefe de Telecom Italia, Marco Patuano, uno de los principales candidatos a suceder a Martínez. Según la prensa, el italiano cuenta con el respaldo de Hohn, aunque todavía no con el del consejo. Con todo, el inflado balance de Cellnex también requiere un cuchillo afilado. Patuano, que dirigió Telecom Italia entre 2013 y 2016, cuando se hizo con INWIT, el negocio de torres de telefonía móvil del antiguo monopolio, está acostumbrado a grandes cargas de deuda. Sin embargo, los 27.000 millones de deuda neta de Telecom Italia apenas se movieron cuando él estaba al timón.

Sea quien sea el que tome las riendas, hay razones para darse prisa. Inversores como Brookfield y KKR buscan operaciones ahora, no en 2030. Cuanto antes pueda revisar la cartera el nuevo consejero delegado, más fácil resultará vender activos al capital riesgo. Pero el recorte estratégico no será fácil. El nuevo jefe también tendrá que asumir costosas inversiones en infraestructuras. Podar una cartera en expansión sin afectar al crecimiento será complicado. Si él o ella es capaz de superar la inercia del consejo, un Cellnex más saneado podría alargar su vida. De lo contrario, los fondos de private equity podrían plantearse una división del grupo.

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