Orines de perros a raya
DiecolPet desarrolla un concentrado biodegradable que protege el mobiliario urbano de micciones
Atajar la corrosión sobre el mobiliario urbano ocasionada por las micciones de las crecientes poblaciones perrunas mediante un concentrado que, además de biodegradable, fuera económico y no afectase a la salud de los animales. Esta es la idea a partir de la que cuatro socios pusieron en marcha en 2020 DiecolPet, un laboratorio que, desde la localidad asturiana de Pola de Laviana, próxima al Parque Natural de Redes, diseña, produce y comercializa este concentrado antiorines, además de otro compuesto que se aplica sobre las micciones contra el olor y varios champús y lociones para perros y gatos, todos ellos con certificación ecológica.
A David Hevia, doctor en biomedicina y profesor asociado en la Universidad de Oviedo, el problema “le tocaba de cerca”, cuenta Vanessa Fernández, licenciada en química y otra de las fundadoras. “Con un crío pequeño, no podía exponerlo en el patio de casa a la toxicidad de los productos habituales”, explica. Rápidamente vio que aquello “remitía a un problema no solo de hosteleros y tenderos, sino general”. Pero como Hevia tenía ya su propia start-up biotecnológica, Bioquochem, además de obligaciones docentes, para desarrollar el modelo decidió unirse a Sergio Fernández, con formación en dirección de empresas, a un tercer socio y a la propia Fernández, consejera delegada y quien lleva las riendas de la firma.
Nacieron con 20.000 euros “un día antes del primer confinamiento por covid-19″ y con una estrategia “dirigida a las empresas de limpieza con licitaciones de ayuntamientos”, la principal vía de la que procedieron los 44.000 euros que facturaron en 2021 y los 92.000 del último ejercicio. Sin embargo, también venden en tiendas asturianas y a través de su propia web.
Del antiorines, su producto estrella, Fernández cuenta que lo producen “a partir de principios activos extraídos de vegetales” y que uno de sus principales méritos es haber evitado la oxidación asociada a las sustancias que tienen este origen. También, “haberlo librado del conservante que se suele utilizar en la industria y que tiene efecto irritante, principalmente en la piel”. Además, la fundadora cree que su solución “mejora la propuesta económica de la competencia” al comercializarse concentrada —la compra incluye un pulverizador en el que verterla y diluirla en agua—.
Asentados para reducir gastos en una antigua población minera alejada de los entornos urbanos —de la parcela anexa a su nave de 500 metros cuadrados emerge una monumental chimenea hace tiempo inutilizada—, los fundadores están ahora inmersos en “reforzar músculo comercial” y para ello creen que necesitarán “una ronda de no menos de 200.000 euros”. Sin previsión de beneficios a corto plazo, la firma se ha financiado hasta ahora con 100.000 euros procedentes de un préstamo de una entidad pública del Principado y de varias pequeñas aportaciones privadas.
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