El acuerdo chino de 2.000 millones de dólares para la producción de vehículos eléctricos es muy atrevido
La venta del fabricante chino de coches eléctricos WM Motor a Apollo plantea serios interrogantes
WM Motor, fabricante estrella de coches eléctricos chinos que está pasando por un mal momento, está dando marcha atrás para adoptar un ambicioso plan C. Después de que fracasaran dos intentos anteriores de oferta pública de venta, el grupo fundado por Freeman Shen, procedente de Zhejiang Geely, saldrá a Bolsa con la venta de la división de automóviles a Apollo Future Mobility, que cotiza en la Bolsa de Hong Kong, a cambio de 2.000 millones de dólares.
Forman una pareja extraña. Ambas son empresas automovilísticas, pero los coches que fabrican tienen muy poco en común. WM se ha propuesto la misión de vender vehículos eléctricos económicos a familias y operadores de flotas de vehículos. En cambio, a Apollo se le conoce como el fabricante de superdeportivos impulsados por gasolina que los expertos dicen que son capaces de generar tanta carga aerodinámica que podrían agarrarse al techo, aunque la mayor parte de sus ingresos provienen de la venta de joyas y relojes. No parece que haya mucha sinergia entre ambas.
Las exigencias financieras no se quedan atrás. Con una capitalización bursátil de menos de 300 millones de dólares, la parte compradora es mucho más pequeña que la parte adquirida. El precio de compra de 2.000 millones de dólares equivale a un múltiplo de 3,7 veces las ventas de WM durante el ejercicio terminado en junio de 2022, que supera el múltiplo promedio de 2,6 veces de una cesta de fabricantes automovilísticos.
Si nos fijamos en quiénes son los propietarios, la operación tiene su lógica. Las dos empresas están muy conectadas. La matriz de WM es la mayor accionista de Apollo desde 2021, con casi una cuarta parte de sus acciones. El principal magnate de Hong Kong, Li Ka-shing, también está detrás de ambos grupos. Shen, fundador de WM, que también es copresidente de Apollo, puede aprovechar su experiencia pasada en fusiones ambiciosas, la más importante de las cuales fue la adquisición de Volvo, el fabricante sueco, por parte de Geely. En el mejor de los casos, la operación ayudaría al joven grupo a construir productos premium. Hay ejemplos de empresas cotizadas que han juntado marcas de coches muy diferentes, incluidas Volkswagen, Geely y Tata Motors. Pero sacar adelante estas maniobras tan enrevesadas tiene su miga. La operación que se ha sacado Shen es muy atrevida.
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