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África es el nuevo El Dorado para las VTC

Uber alcanza los 1.000 millones de trayectos realizados en el continente y compite con una decena de compañías

Atasco urbano en Nairobi (Kenia) el 15 de mayo de 2020.
Atasco urbano en Nairobi (Kenia) el 15 de mayo de 2020.THOMAS MUKOYA (Reuters)
José Naranjo

Tras su rápida expansión en los países del Norte global, Asia y América, África se ha convertido en el nuevo El Dorado para las empresas de alquiler de vehículos con conductor (VTC). Ciudades cada vez más grandes con enormes problemas de movilidad, una clase media emergente, un mercado casi virgen hasta hace apenas un lustro y altas tasas de paro, lo que motiva a los chóferes a unirse a este sector, son razones de peso que han impulsado a compañías como Uber, Bolt, Yango o Heetch a implantarse progresivamente en África. Una de las características más importantes es su adaptación a la realidad local, que va desde el uso de motos, tuk tuk e incluso lanchas para sortear los problemas de tráfico de las grandes aglomeraciones, hasta la formación a chóferes en nuevas tecnologías.

El pasado mes de mayo, el gigante mundial Uber alcanzó el hito de mil millones de trayectos realizados en el continente africano. Desde que hace una década pusiera el pie en Johanesburgo, la ciudad más poblada de Sudáfrica con unos seis millones de habitantes, la compañía estadounidense ha ido ganando terreno en África hasta implantarse en ocho países: Nigeria, Ghana, Egipto, Kenia, Tanzania, Uganda, Costa de Marfil y la mencionada Sudáfrica. Pero Uber no es la única ni la más importante. La empresa estonia Bolt, con su aplicación Taxify, no solo está también presente en seis de estos ocho países, además de Túnez, sino que en varios de ellos ha logrado superar a Uber gracias a unas tarifas muy competitivas.

Senegal es un claro ejemplo de la pujanza del sector. Hace apenas tres años era difícil encontrar en Dakar, la capital del país, un rastro de empresas de VTC y este tipo de transporte se limitaba a iniciativas locales que no usaban aplicaciones de telefonía móvil. Sin embargo, hoy en día al menos una decena de compañías nacionales y extranjeras compiten por una clientela en crecimiento. “El potencial es enorme”, asegura Aïcha Niang, directora de Yango en Senegal, “cada vez más el usuario reclama comodidad, confort, puntualidad y un servicio de calidad. Nos instalamos en diciembre del año pasado y ya somos líderes del mercado”.

Yango está presente en diez países, Costa de Marfil, que fue el primero para esta empresa rusa, Camerún, Ghana, Zambia, Congo, República Democrática del Congo, Angola, Mozambique, Argelia y la citada Senegal. “En la mayoría de ellos hemos abierto en el último año”, aclara Niang, lo que da una idea del crecimiento de la demanda y de la constante búsqueda de nuevos nichos de negocio por parte de las compañías. Pero no siempre las cosas son fáciles. “En Dakar el sector del taxi es muy tradicional, muchos chóferes no están habituados a las nuevas tecnologías y hubo ciertas resistencias. Invertimos en su formación y ahora están contentos porque ganan más que antes. Además, estamos contribuyendo a la renovación del parque de taxis”, añade.

Lagos está ya entre las 20 ciudades más grandes del mundo. Las últimas estimaciones apuntan a más de 20 millones de habitantes entre su dinámico centro urbano y su vasto extrarradio. Allí los atascos son legendarios. Para tratar de combatir este problema y aprovechando la existencia de canales navegables, Uber lanzó en 2019 su modalidad Ubearboat con el uso de lanchas para el transporte de pasajeros. Este es un ejemplo de cómo las compañías de VTC se adaptan a la realidad local. Para grandes aglomeraciones urbanas, varias compañías han introducido también las motocicletas e incluso los populares tuk tuk o motocarros indios.

Maimouna Diallo regenta una tienda de regalos y recuerdos para turistas en el barrio de Plateau, en el centro de Dakar. Hasta hace tres meses cogía un taxi cada día para ir y volver de su negocio, pero desde entonces es usuaria habitual de Yango. “Yo valoro sobre todo la seguridad y la comodidad. Con tu móvil consigues un taxi muy rápido y sin salir de casa, no tienes que esperar de pie en cualquier calle. Los precios están acordados de antemano, te ahorras discusiones con los chóferes y luego si olvidas algo en el coche es fácil recuperarlo”, comenta Diallo. “Todos ganan, los conductores consiguen más clientes y ahorran gasolina, no tienen que estar todo el día circulando. Y los usuarios evitan esperar al sol y se sienten seguros”, añade Aïcha Niang. La creciente extensión del uso de smartphones en todas las capas de las sociedades africanas es otro de los elementos que explican la expansión de las empresas de VTC en África.

La falta de una regulación específica en la mayor parte de los países africanos permite a estos nuevos actores del transporte de personas moverse con libertad. Las empresas defienden que se trata de meros intermediarios que conectan usuarios con conductores y que todo es legal. De hecho, el sector trabaja cada vez más en coordinación con las autoridades. Sin embargo, en ocasiones surgen problemas. Un ejemplo es la francesa Heetch, otra compañía que crece en África, presente en Marruecos, Argelia y más recientemente en Senegal y Costa de Marfil. De este último país se tuvo que retirar en 2019 a instancias del Ministerio de Transportes, que declaró ilegal el alquiler de mototaxis, pero el pasado mes de mayo volvieron a su actividad tras vencer dichas resistencias.

“Nosotros hemos construido nuestra empresa desde el subsuelo. Hemos invertido mucho tiempo y recursos en buscar conductores que tengan el trato correcto, en convencerlos de las ventajas de pertenecer a nuestra plataforma, en formarlos. Cuando nos hemos asentado se dieron cuenta de las ventajas y ahora nos llegan cada vez más candidatos. También nos hemos apoyado en empresas que ya existían, eso nos da confianza. Al principio nuestros precios eran incluso más baratos que los habituales de los taxis, pero ahora hemos tenido que aumentarlos y están equilibrados, son los del mercado”, concluye Niang. El reto ahora para estas empresas ya no es abrir mercado, sino competir con las compañías que van llegando.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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