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OFENSIVA DE RUSIA EN UCRANIA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Doble exposición a la guerra en Ucrania

Es importante potenciar la cobertura natural de las inversiones y de la operativa del negocio a efectos de suavizar los impactos

Un hombre camina junto a un panel con información sobre la divisa rusa.
Un hombre camina junto a un panel con información sobre la divisa rusa.ANATOLY MALTSEV (EFE)

El conflicto bélico provocado por Rusia ha puesto en primer plano impactos muy diversos a nivel financiero y operativo para las empresas y entidades financieras. Junto con la escalada de los precios de la energía, el rublo es una de las señas de identidad de las consecuencias económicas del conflicto y las sanciones adoptadas hasta la fecha.

El hundimiento de la divisa rusa ha superado en magnitud y en velocidad al observado en casos como el de Turquía desde el segundo semestre de 2021. Es cierto que, en episodios similares, otros bancos centrales dotados de reservas han actuado en los mercados para mostrar una voluntad clara de defender la moneda. El margen de maniobra de Rusia ha sido cercenado con las restricciones a la libre disposición de las reservas de su banco central. Y hasta la fecha, el empleo del siguiente activo en orden de importancia (el oro) ha brillado por su ausencia, ante las limitaciones a la financiación en los mercados internacionales.

Con todo, esta guerra muestra puntos de vulnerabilidad económico financieros que las empresas han afrontado tradicionalmente en su exposición internacional: la fluctuación de las divisas y la disrupción de los flujos financieros y las cadenas de valor. El riesgo de tipo de cambio, vinculado al valor de las inversiones (riesgo de traslación) o al desempeño operativo (riesgo de transacción), o incluso a ambos, se ha unido a la incertidumbre acerca del comportamiento futuro de la economía rusa. Es por ello que muchas compañías han planteado el abandono de Rusia. El contexto muy desafiante para empresas con inversiones físicas (como el sector energético), que se enfrentan no solo al deterioro de su cuenta de resultados, sino también a una menor capacidad de recuperación futura del valor de las inversiones. Efectos que son diferenciales con respecto a compañías orientadas a la prestación de servicios o a la distribución, con modelos basados en el arrendamiento de activos, que experimentarán una merma en sus resultados del presente ejercicio, pero verán menos comprometida su capacidad de actuación futura en otras geografías.

Las lecciones a extraer no pueden ser, en ningún caso, oportunistas. Pocos escenarios más dramáticos que una guerra pueden dibujarse en la planificación de una empresa, máxime en una economía tan integrada a nivel global como la actual. No obstante, estos eventos ilustran claramente la importancia de que, en los procesos de internacionalización, se potencie la cobertura natural de las inversiones y de la operativa del negocio a efectos de suavizar los impactos que se derivan de situaciones de inestabilidad. La consecuencia, favorable, ya se observa en la capacidad de resistencia y conservación del empleo que están mostrando algunas empresas inmersas en estas siempre complicadas decisiones de cese, aunque sea temporal, de su actividad.

Pablo Guijarro y Pablo Mañueco son profesores de Afi-Escuela de Finanzas

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