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Ofensiva de Rusia en Ucrania
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Rusia desata el pánico en los mercados

Es posible que el conflicto acabe ralentizando la retirada de estímulos por parte de los bancos centrales

Mercados guerra Rusia Ucrania
Maravillas Delgado

Las amenazas de Vladímir Putin se han consumado con el peor escenario posible, la invasión de Ucrania. La UE, Estados Unidos y el Reino Unido han aprobado paquetes de importantes sanciones contra Rusia, cortando su capacidad de acceder a los mercados de capitales y servicios financieros internacionales, y medidas que tratarán de cortar el acceso a tecnologías de gran valor añadido. Este clima geopolítico merece un repaso de los riesgos económicos que genera la situación.

Europa es el destino del 38% de las exportaciones de Rusia, mientras que Estados Unidos se limita al 4% y menos del 1% de los ingresos de las compañías del S&P500. El comercio energético de Rusia y Europa es interdependiente y la cuota de suministro supone el 30%-35% del gas y el 25%-30% del petróleo europeos, mientras que la cuota de exportaciones rusas es clave para los ingresos rusos. Las duras sanciones previstas dañarían la economía rusa, aunque Moscú tiene más resiliencia, puesto que ha acumulado un fondo soberano que el 1 de febrero sumaba más de 174.900 millones de dólares.

Los índices bursátiles transcurrían en un canal transversal lateral que se ha roto por la invasión. Como es lógico, la contienda ha afectado menos a la Bolsa americana. Sin embargo, los índices de Wall Street acumulan pérdidas más acusadas en lo que va de año con relación a las plazas europeas, como consecuencia de la subida de tipos de interés y retirada de estímulos por parte de la Reserva Federal (Fed).

Estamos todavía al inicio del año, hay factores positivos y tenemos que valorar la situación con perspectiva. Es posible que el conflicto acabe ralentizando la retirada de estímulos de los bancos centrales y se produzca un aplanamiento de las curvas de interés. Aunque la volatilidad permanezca elevada, los beneficios empresariales siguen siendo buenos y también los últimos ratios PMI publicados, tanto de manufacturas como de servicios. La experiencia demuestra que, en este tipo de acontecimientos, la reacción de los mercados suele ser temporal y, en este momento, nada hace prever una crisis internacional, ni un escenario de recesión. Por el contrario, para inversores con visión de largo plazo y liquidez, el mercado puede ofrecer oportunidades.

Esta situación impulsará la transición hacia las energías renovables y la descarbonización, que significa una mayor independencia energética frente a Rusia. Parte de las pérdidas que han sufrido los mercados desde inicio de año se debe al giro de las políticas de los bancos centrales, pero las condiciones financieras siguen siendo confortables y las Bolsas europeas se han abaratado y están cotizando a 13 veces su beneficio. Los activos refugio están funcionando de forma moderada y los analistas opinan que, como en otras ocasiones, siempre que hay una caída, hay un potencial de rebote.

El FMI señala que 2022 será un año más débil de lo esperado, pasando el crecimiento mundial del 5,9% en 2021, al 4% en 2022. La subida del petróleo por encima de los 100 dólares representa una doble amenaza para la economía mundial, ya que reduce las perspectivas de crecimiento e impulsa la inflación. La reunión de la Fed de enero confirmó las previsiones de normalización de la política monetaria. Según el informe de Arcano, las previsiones son de una subida de tipos hasta el 1,5%-2% en 2022, que seguirían por debajo de la inflación esperada, del 2,4% y, por tanto, los tipos de intervención reales seguirán siendo negativos.

La propia presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado que cuando las condiciones se cumplan el BCE actuará porque es su deber, aplicando las medidas para reducir la inflación. Aunque el BCE ha mantenido los tipos, el mercado ha reaccionado y las primas de riesgo de países como Italia, España y Portugal han subido en relación con el bono alemán a diez años. La debilidad de la demanda puede ser un obstáculo para el crecimiento, por lo que la normalización de la política monetaria y la reducción de las compras de activos han de encontrar el punto de equilibrio para no causar problemas. Cuando las medidas de emergencia ya no sean necesarias es prudente retirar el estímulo monetario con mucho cuidado para que la disminución de la liquidez en el sistema financiero no conduzca también a una retirada de liquidez en la economía real.

Petra Mateos es catedrática de Economía Financiera.

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