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La bodega que surgió de una guerra familiar

José Manuel Pérez Ovejas ha levantado Dominio de Calogía en Ribera de Duero y la demanda desborda la oferta

José Manuel Pérez Ovejas, fundador de   Dominio de Calogía.
José Manuel Pérez Ovejas, fundador de Dominio de Calogía.

José Manuel Pérez Ovejas, hijo y nieto de viticultores en Pedrosa de Duero (Burgos), creció entre los viñedos y correteó en la bodega Viña Pedrosa levantada en 1980 por los hermanos Pérez Pascuas, Manuel, Adolfo y Benjamín, su padre. Durante los últimos 30 años ha sido el enólogo de la bodega familiar hasta colocarla entre una de las más reconocidas en Ribera de Duero, por lo que diferentes medios le premiaron en 2017 y 2018 como el mejor bodeguero y el mejor enólogo de España.

Pero Viña Pedrosa, como otras pequeñas bodegas familiares, no escapó de las guerras entre la saga, que dieron lugar a que en 2019 dos de los tres hermanos, Manuel y Adolfo, con el 60% del accionariado, decidieran tomar las riendas de la empresa apartando de la gestión a su hermano mayor Benjamín, una institución en el sector, que contaba con una participación del 30%. A la vez que daban la carta de despido a su hijo José Manuel, propietario de otro 10% de la sociedad.

Con el 40% del accionariado en sus manos, padre e hijo optaron por vender su parte a un accionista ajeno a la familia.

Apartado profesionalmente de Viña Pedrosa, le llovieron ofertas como enólogo de Francia e Italia, para finalmente aceptar la planteada por el grupo Juvé & Camps Prime Brands como asesor corporativo. Pero a José Manuel le gustaba recrearse haciendo su propio vino, por lo que su travesía en el desierto duró poco. Es por lo que, a sus 56 años, de acuerdo con su esposa, los consejos de su padre, el ánimo de otros bodegueros y el respaldo de las entidades financieras, se puso manos a la obra para levantar su propia bodega en tiempo récord: Dominio de Calogía. Una instalación que ha supuesto una inversión inicial de cuatro millones de euros. “Es un proyecto personal en el que me he embarcado con mi esposa, Silvia, porque es lo mejor que sé hacer y, además, para dejar un legado en el vino a mis hijos, Manuela y Mauro”, explica.

El proyecto nace sustentado sobre una superficie propia de poco más de 20 hectáreas con una edad media de entre 30 y 40 años y algunas parcelas de más de 70. El objetivo es lograr unas producciones de unos 4.500 kilos por hectárea bajo la mirada y las tijeras de podar de su padre. Considera que es una base suficiente para lograr el volumen de vino de calidad que quiere hacer y no se plantea realizar compras a terceros.

Dominio de Calogía se halla en tierras de Roa, con viñedos en diferentes pagos, especialmente en Pedrosa de Duero. Su impulsor la define como una boutique del vino y para ello ha sido construida con una imagen vanguardista a la vez que muy funcional, donde todo se ha elegido con cuidado, desde una selección de tonelería de roble francés a los depósitos de elaboración o la maquinaria móvil de vendimia para ganar espacio. La bodega está preparada para operar hasta con 120.000 litros de vino, pero solo a efectos de tener unas instalaciones donde trabajar con comodidad. Pretende elaborar entre 60.000 y 70.000 botellas al año, con una contraetiqueta donde figura la añada avalada por la firma del autor.

Ventas con cupos

La vendimia de 2020 ha sido la primera elaborada en su bodega. El año anterior hizo su vino en instalaciones cedidas por otros bodegueros, lo que le ha permitido colocar este otoño en el mercado las primeras 25.923 botellas de tres cuartos y otras 1.267 mágnum de 2019, tras 14 meses en barrica de roble y que ha sido casualmente una de las mejores añadas de la denominación Ribera de Duero. “No nos podemos quejar, el vino nos lo han quitado de las manos y eso me anima a seguir haciendo bien las cosas siempre desde la perspectiva de que la calidad y la excelencia deben primar sobre todo lo demás, siempre mirando al futuro. El pasado, pasado está”, señala.

La comercialización del vino fuera de España supone un 40% de las ventas, que, en conjunto, estarán muy enfocadas a distribución en tiendas especializadas, a la restauración y a los particulares. La fuerte demanda de este primer vino ha obligado a establecer cupos con el fin de atender todas las peticiones. El precio al consumidor de una botella es de 70 euros.


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