Las tres vidas de un teléfono móvil
Smaaart reacondiciona 90.000 dispositivos al año en su planta del sur de Francia. Su siguiente objetivo es abrir fábrica en España
Hace 10 años la firma francesa de mantenimiento electrónico Fibrosud quebró, incapaz de digerir una veloz expansión que la había llevado a 20 países. Un varapalo para la pequeña localidad de Saint-Mathieu-de-Tréviers, al sur del país, donde se asentaba. Con sus indemnizaciones por despido, cinco exdirectivos de Fibrosud decidieron comprar su fábrica, en un entorno en el que la industria escasea, con la intención de seguir reparando aparatos electrónicos y mantener el empleo en la zona. Y en 2017 lanzaron su nueva marca Smaaart, especializada en reacondicionamiento de teléfonos móviles, su actividad principal en la actualidad.
Jean-Christophe Estoudre, su presidente, y Mariéne Taurines, su directora general, son dos de estos cinco emprendedores que han dado la vuelta a la compañía. En 2017 facturaba 4 millones de euros, en 2020 alcanzó los 13,6 y este año piensan superar los 20 millones (con una rentabilidad del 10%) en un mercado dominado por las empresas asiáticas y donde apenas cuentan con una decena de competidores con fábrica en su país. Desde entonces la firma ha crecido un 425% y tiene una plantilla de 104 personas, dice Estoudre. Los cinco profesionales poseen el 64% del capital, mientras varios fondos de inversión liderados por Quadia y un grupo de business angels de la región se reparten el 28% y el 8% restante.
Los ocho pasos
En un viaje de prensa organizado por Smaaart, ambos directivos muestran la fábrica donde cada día entran cerca de un millar de teléfonos móviles para tener una segunda o una tercera vida. Son de cualquier marca y, tras un proceso milimetrado de una hora de duración, siguen los ocho pasos que los devolverán al mercado a precios de venta de 100 a 1.000 euros, entre un 30% y un 50% más baratos que los nuevos, según la compañía. El procedimiento comienza con la clasificación de los aparatos, en el que se comprueba que no sean robados o falsos, se produce su borrado completo y se consigue el certificado de datos para luego pasar a lo que los dos ejecutivos tildan como la fase clave: el diagnóstico, donde un control de más de 40 pasos totalmente digitalizado generará una especie de DNI del móvil y marcará su destino y el de sus componentes. El 70% de los móviles necesita cambiar alguna pieza.
Posteriormente se comprueba el estado estético del dispositivo (se le pone una nota) y se prueban sus funcionalidades con una aplicación propia que chequea 56 puntos. La batería y el micrófono suelen dar los problemas más habituales. Y desde aquí pasa a ser reparado. Los técnicos de la compañía, que se forman en su propia escuela, están especializados en modelos concretos. Tras el arreglo, el móvil pasa por un exhaustivo control de calidad, luego por la limpieza antibacteriana, por su revisión estética y, finalmente, tras un nuevo control de calidad, se embalan y se envían a sus clientes, empresas y particulares. Los reacondicionados más rentables para la firma son los de las marcas Huawei, Wiko y Sony.
Smaaart vende unos 90.000 móviles al año. Por cada aparato que vuelve a la circulación se ahorran 52 kilos de CO₂ y 56 kilos de materias primas. “Es enorme el impacto medioambiental del reacondicionado”, sostiene Taurines. Apple y Samsung son las marcas preferidas por los usuarios. Las diferencias entre el mercado de segunda mano y el de reacondicionado son las garantías que incorpora este último, en el caso de Smaaart por uno o dos años. La firma se compromete además a arreglar las averías en cinco días.
Los cuatro millones de euros aportados por los inversores de Smaaart han servido para que acelere su crecimiento y se lance al mercado español, donde apenas vende unos 1.000 móviles “porque es un negocio poco conocido”, aseguran sus directivos, y donde pretende abrir una segunda fábrica cuando sus ventas superen las 5.000 unidades. “Fibrosud quebró porque creció demasiado rápido. Por eso nuestro crecimiento es más lento y seguro”, indica Taurines, que agrega que uno de sus objetivos para ser respetuosos con el medio ambiente es la proximidad: “El 80% de lo que compramos es local y en 2025 llegará al 95%”.
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