Butacas vacías que traen la ruina
El confinamiento ha obligado a echar el telón a teatros y cines, que piden al Gobierno ayudas para compensar unas pérdidas millonarias
La pantalla se fundió a negro en el cine y el telón de teatros y espectáculos cayó de golpe. Una situación que no había ocurrido nunca, ni siquiera durante la Guerra Civil, cuando las bombas no pudieron clausurar los espectáculos. Una situación que marcará un antes y un después en el mundo cultural. “Será un cambio para todos. Es necesaria la organización de todos los sectores para salir adelante, que lo haremos”, afirma Manuela Ocón, directora de producción de series como La peste.
El cine y el teatro forman parte del 2,4% que la industria cultural aporta al PIB español. En 2018 los españoles gastaron de media por hogar en cultura 682 euros, de los que un 12,8% llegó a las arcas de cines, teatros y otros espectáculos. Durante el pasado año, el cine recaudó 625 millones de euros, de los que 94 llegaron desde el cine español, según datos del Ministerio de Cultura y Deporte. Un sector acostumbrado a vivir como un funambulista y que verá muy mermada su facturación tras las desastrosas cifras que arroja el confinamiento. Según datos de la Spain Film Commission, se han suspendido más de 300 rodajes, más de la mitad españoles y el resto internacionales. Un parón que ha supuesto unas pérdidas de 6,8 millones de euros solo en salarios, según un informe publicado por la Unión de Actores y Actrices.
“Es una ruina. Tuvimos que parar el rodaje de una película que comenzaba el 4 de mayo y, aun así, me tengo que sentir afortunado porque solo teníamos contratadas 12 personas cuando lo habitual es tener una plantilla de 60”, explica José Jaime Linares, director de producción de películas como Tu hijo y miembro de APPA (Asociación de Profesionales de la Producción Audiovisual). “En el 90% de estos casos se despide a todo el mundo, aquí no hay opción a hacer un ERTE. Todo el mundo a la calle y, cuando se pueda volver, se contratará de nuevo”, añade.
Pero no solo la producción o los actores están implicados, otros sectores como la distribución y las salas de exhibición están pasando por su particular vía crucis. Manuel Morales, director general de la distribuidora Wanda, ha visto cómo su película Invisibles, dirigida por Gracia Querejeta, se caía tras solo una semana en cartel. “Deberíamos haber recaudado 800.000 euros, pero nos hemos quedado en 200.000. También hemos parado el lanzamiento de otras dos películas programadas para este mes y el siguiente. En un año distribuimos diez y se han caído tres”, manifiesta. Una situación que puede restarle el 50% de su facturación anual; un porcentaje que ve “como una esperanza”, comenta. De momento mantiene a sus ocho trabajadores. “Estamos teletrabajando para hacer lo poco que hay”, apostilla.
Este entramado de circunstancias ha derivado en cambios en la estructura de la industria del cine. Cambios como abrir una vía para el estreno de películas en plataformas como Filmin o Netflix. Una opción, que inició Hollywood, y que no todos ven como una tabla de salvación. “Tenemos que estudiar bien cómo estrenar en estas plataformas. De momento no es un intercambio transaccional (alquiler) que pueda generar ingresos para compensar”, afirma el distribuidor de Invisibles. Mientras tanto, el consumo en estas plataformas bate récords.
El confinamiento extiende sus tentáculos al otro lado de la cámara. Las salas de cine también pasan por su propio calvario. En total, este subsector reúne a unas 600 empresas que emplean a 23.000 trabajadores (un 50% empleos directos) que se han ido a casa. “Entre el 13 de marzo, fecha en la que cerraron los cines, y el 31 del mismo mes se han vendido 5,7 millones de entradas menos, en comparación con el mismo periodo de 2019. Esto se traduce en unas pérdidas de cerca de 40 millones de euros”, asegura Borja Nieto, portavoz de Fece (Federación de Cines de España). Una merma en la caja que tiene dos razones fundamentales. “Por un lado, las pérdidas directas por el cierre de cines. Por otro, la semana anterior al cierre el mercado crecía un 4% en espectadores y recaudación. Al cerrar el primer trimestre hemos pasado de subir ese 4% a caer un 23%. Cada día que los cines permanecen cerrados se pierden en global 2,6 millones de euros”, explica Nieto.
Durante 2019 los teatros españoles facturaron 160 millones, de los que 110 millones fueron ingresos por los musicales. Según el sector, el año había empezado bien, “con mucho movimiento en Madrid y Barcelona y una buena producción”, asegura Jesús Simarro, presidente de Faeteda (Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza). Una perspectiva que también comparte Yolanda Pérez, directora general de Stage Entertainment, productora que ha traído a España musicales como El rey león o Anastasia, que hoy vive inmersa en un ERTE para sus 320 empleados y que prevé un 30% menos de facturación. “Aunque en el último trimestre de 2019 la situación estaba un poco parada, en diciembre y principios de este año se notó la recuperación”, dice Pérez.
Recuperación truncada
También comparte esta idea Isabel Vidal, gerente de Grup Focus, empresa de creación y producción teatral y propietario de teatros como el Condal de Barcelona, “cerramos la temporada 2018-2019 con un incremento importante de público y de recaudación, y esta había arrancado muy fuerte. Habíamos recuperado el bache de octubre tras los altercados en las calles de Cataluña. En marzo, la semana anterior al cierre de los teatros, estábamos en un incremento del 7% en relación con el año pasado y teníamos buenas perspectivas”.
Una actividad que ha caído en picado y que corroboran los datos de las empresas consultadas por Faeteda, que contabilizan más de 5.000 funciones canceladas, con unas pérdidas por concepto de caché o taquilla de 16 millones. “No veo esta situación como una crisis, sino como cero actividad, que es diferente. La temporada está perdida y es difícil hacer una evaluación de cifras”, apunta Enrique Salaberría, presidente de Smedia, con teatros en Madrid como el Fígaro, el Lara o el EDP Gran Vía.
“De momento todo se pospone, pero no sabemos si los actores tendrán otros proyectos o los técnicos estarán disponibles”, comenta Linares. Por otro lado, este es un sector donde se concentra gente. “Seremos los últimos en abrir”, aventura Pérez. Aun así, “si cuando abramos las puertas nos permiten un tercio del aforo, sería un trabajo a pérdidas, que no es posible. Hay que tener un respeto por la profesión”, reflexiona Salaberría. En lo que todos coinciden es en la reivindicación “de medidas ágiles además de un apoyo para la vuelta al cine”, subraya Morales. “Rebajar el IVA del 10% al 4% en las entradas para afrontar producciones con liquidez sería una buena medida”, expone Simarro.
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