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El finlandés Olli Rehn se postula para suceder a Guindos como vicepresidente del BCE

El mandato del español, número dos de Christine Lagarde, termina en mayo de 2026

Álvaro Sánchez

A finales de mayo de 2026, cuando expire el mandato del español Luis de Guindos, el puesto de vicepresidente del Banco Central Europeo pasará a otras manos. Y los candidatos para ser el nuevo lugarteniente de Christine Lagarde empiezan a aparecer. El gobernador del Banco de Finlandia, Olli Rehn, de 63 años, ha sido el primero en postularse públicamente. “Creo que podría hacer una contribución significativa al BCE como vicepresidente gracias a mi amplia experiencia en la toma de decisiones europeas”, declaró durante una intervención en el Parlamento finlandés.

El currículum de Rehn es extenso. Ha sido comisario europeo tres veces, y fue ministro de Exteriores de su país antes de sumergirse en la política monetaria. Durante una de sus etapas en Bruselas, a cargo de la cartera de Economía, fue una de las voces más duras en favor de las políticas de austeridad y la exigencia de recortes a España. En 2012 llegó a tachar de “lamentable” que España superara sustancialmente los objetivos de déficit, culpando de ello al gasto de las comunidades autónomas.

En su paso al Consejo de Gobierno, en cambio, la etiqueta de halcón que le acompañaba ha ido despegándose poco a poco. Su nombre ya sonó como posible sucesor de Mario Draghi, y entonces todos lo presentaban como una réplica del candidato alemán, el ortodoxo Jens Weidmann, listo para entrar en escena si este fallaba.

Ahora, en cambio, Rehn ha abandonado la línea dura, y en una reinvención sorprendente, todas las clasificaciones le incluyen como paloma, porque suele pronunciarse a favor de recortes de tipos de interés más agresivos que otros miembros. Es de los que creen que puede haber margen para una rebaja adicional, del 2% al 1,75%, si se dan las condiciones, y por tanto no se cierra a romper la pausa del BCE en el precio del dinero, que se prolonga ya tres reuniones consecutivas y no tiene visos de terminar a corto plazo.

El Gobierno finlandés ya trasladó a Rehn su respaldo la semana pasada, en declaraciones de la ministra de Finanzas, Riikka Purra. “Apoyo firmemente a Olli Rehn para vicepresidente del BCE”, afirmó. “Con décadas de experiencia en distintos niveles de gobierno, la UE y el banco central, es un miembro del equipo con amplios conocimientos y gran capacidad de análisis, que goza de un amplio respeto en toda Europa”, defendió.

Igual que Luis de Guindos convivió un tiempo con Mario Draghi antes de pasar a ser número dos de Lagarde, con la que ha vivido el grueso de su mandato de ocho años, el nuevo vicepresidente pasará poco más de un año haciendo tándem con la francesa antes de conocer a su nuevo jefe, dado que el periplo de Lagarde en Fráncfort llegará a su término el 31 de octubre de 2027.

El Eurobanco vivirá un profundo cambio de caras en los dos próximos años, en los que se renovarán dos tercios de la alta dirección de la institución, lo cual puede alterar los equilibrios ideológicos y geográficos. Aunque todavía restan más de dos años, ya empiezan a sonar nombres también para el puesto más deseado, el que ahora ocupa Lagarde.

La actual presidenta citó al holandés Klaas Knot, gobernador del banco central de su país durante 14 años, entre 2011 y junio de este 2025, como un perfil ideal para sucederla. “Lo conozco desde hace, al menos, seis años. Tiene el intelecto, la resistencia y la capacidad de conectar con los demás”, afirmó en el podcast College leaders in finance. Knot, a diferencia de Rehn, no ha cambiado con el tiempo, y sigue siendo considerado uno de los halcones más insignes.

Lagarde, en Bulgaria

El baile de nombres irá previsiblemente aumentando en las semanas venideras. Mientras tanto, Lagarde se encuentra de visita en Sofía con motivo de la próxima entrada de Bulgaria en el euro. El país se convertirá en el Estado número 21 en adoptar la moneda única, algo que sucederá el 1 de enero de 2026. Y la presidenta del BCE quiso lanzar un mensaje de confianza y tranquilidad para atenuar algunos de los miedos que ha mostrado la opinión pública búlgara, desde la pérdida de soberanía a un aumento de los precios.

“Esta preocupación es totalmente legítima. Los cambios de divisas pueden producir un repunte temporal de la inflación debido a que a menudo las empresas redondean los precios al alza durante la conversión”, reconoció Lagarde. Basándose en experiencias anteriores, situó el potencial encarecimiento en un rango reducido, de entre dos y cuatro décimas, pero se mostró confiada en que las autoridades sancionen a quienes aprovechen el momento para sacar tajada de forma injustificada.

Frente a esos pequeños inconvenientes, contrapuso los beneficios de unirse al club. “Las ventajas son sustanciales: un comercio más fluido, menores costes de financiación y precios más estables”. Y recordó que si bien durante la Gran Recesión el euro se depreció un 20% frente al dólar, un análisis del personal del BCE concluyó que algunas divisas habrían caído un 14% adicional si no hubieran estado bajo el paraguas del euro.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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