Apagones, crisis de deuda o guerras cercanas: un estudio del BCE destaca el papel crucial que tiene el dinero en efectivo
Austria y Países Bajos sugieren a sus ciudadanos contar con una reserva de entre 70 y 100 euros en efectivo por cada miembro de la casa


El dinero en efectivo es algo más que dinero. También tiene un componente psicológico detrás. En pleno desarrollo del euro digital y pese al auge de los pagos digitales que se ha venido produciendo en los últimos años, un estudio difundido este miércoles por el Banco Central Europeo (BCE) pone en valor el papel que el dinero en efectivo desempeña durante los momentos de mayor inestabilidad. Como fuente inmediata de liquidez, como reserva de valor y con su capacidad de operar con él, incluso, cuando el grueso de las infraestructuras fallan, el efectivo ayuda a que los países estén más preparados para distintos escenarios.
Esto es lo que se desprende del informe mantenga la calma y lleve efectivo: lecciones sobre el rol único del dinero físico en cuatro crisis. En el documento, se explica que tanto la utilidad del efectivo como su demanda se intensifica notablemente cuando la estabilidad se ve amenazada, independientemente de la naturaleza específica o el alcance geográfico de la crisis subyacente, o del grado de digitalización del país en el que esté teniendo lugar. Los cuatro casos que los autores del estudio analizan son la pandemia, la invasión de Rusia sobre Ucrania, el apagón de la Península Ibérica del pasado 28 de abril y la crisis de deuda griega.
En el caso del apagón, los autores del documento recuerdan cómo el efectivo se erigió aquel día como forma de pago de emergencia cuando el sistema digital se cayó totalmente. Examinando los datos de retiradas de dinero procedentes de una muestra a nivel nacional de 4.500 cajeros procedente de BBVA Research, el análisis del BCE observa que se produjo una “dramática” divergencia en la demanda de efectivo a causa del apagón.
En la Península Ibérica, las retiradas de dinero estaban constreñidas porque una gran parte de los cajeros dejaron de funcionar. En las zonas afectadas por el apagón, la demanda de dinero en efectivo fue solo un 20% de la de un día normal. Sin embargo, en aquellas zonas de España en las que los cajeros sí funcionaron en todo momento, como fue el caso de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla, la retirada de dinero fue un 60% superior a la normalidad. Al día siguiente, cuando la red eléctrica ya estaba completamente restablecida, el dinero sacado de los cajeros fue el doble que el de un día normal.
“El apagón ibérico puso de relieve el papel del efectivo como método de pago indispensable cuando fallan las infraestructuras digitales y también como instrumento importante para tranquilizar a la población, ampliando su influencia incluso a zonas que no se vieron directamente afectadas por la crisis inicial”, ha explicado el BCE.
La entidad capitaneada por Christine Lagarde ha detallado que, en aquella jornada que dejó sin luz a la España y Portugal peninsular, el gasto por tarjetas de crédito cayó entre un 41% y un 42% en comparación con un día normal o las regiones que no se vieron afectadas. Asimismo, la facturación del comercio electrónico se desplomó un 54%.
“Este acontecimiento transformó el efectivo, que era una opción de pago entre muchas otras, en el único medio de compra para muchas de las personas que lo poseían o podían acceder a él, ya que los billetes existentes seguían siendo perfectamente funcionales incluso cuando los sistemas digitales y muchos cajeros automáticos no funcionaban”, ha resumido el estudio.
Si el apagón ibérico dio fe de cómo el efectivo es un método de pago indispensable cuando fallan las infraestructuras digitales y también un instrumento importante para tranquilizar a la población en tanto que ofrece certeza respecto a su valor nominal y acceso inmediato, el informe también distingue qué papel jugó en el resto de las crisis que analiza.
Durante la pandemia se registró una acumulación preventiva y sostenida de efectivo impulsada por la prolongada incertidumbre derivada de la emergencia de salud pública. La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia provocó rápidos aumentos de la demanda cerca de las zonas de conflicto, independientemente del grado de digitalización de los países. Por último, la crisis de la deuda soberana de Grecia provocó recurrentes picos de demanda durante la prolongada agitación financiera y las tensiones políticas que golpearon al país heleno.
“Estos casos revelan colectivamente un patrón constante: en momentos de estrés agudo, el público suele recurrir al dinero físico como una reserva de valor fiable y un medio de pago resistente, lo que subraya el papel crucial que desempeña más allá de la comodidad de las transacciones cotidianas”, concluyen los autores.
Aunque el BCE no hace en este estudio ninguna recomendación concreta de cuánto dinero conviene tener en casa si se quiere estar preparado para las crisis, sí que se hace eco de lo que algunos gobiernos aconsejan a sus ciudadanos. Países Bajos, Austria o Finlandia, instan a disponer de reservas para afrontar la compra de artículos de primera necesidad durante 72 horas. Puesto en cifras, la sugerencia es tener entre 70 y 100 euros en efectivo por cada miembro del hogar.
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