El déficit comercial de España sube más de un 50% hasta julio
Las exportaciones hacia Estados Unidos descienden casi un 6% en los primeros siete meses del año y las importaciones repuntan un 11,6%


El déficit comercial de España con el resto del mundo se ha ensanchado en lo que va de año un 53%. Es decir: se han importado muchas más mercancías de las que se han exportado. En dinero contante y sonante, el saldo entre enero y julio ha sido negativo en 29.122 millones de euros, según los últimos datos publicados este martes por el Ministerio de Economía, Comercio y Empresas, frente a menos de 20.000 millones en el mismo periodo de 2024. Como se esperaba, también se ha ampliado el desequilibrio con Estados Unidos, artífice de la guerra arancelaria en curso que está sacudiendo los cimientos del orden mundial. En el caso de los intercambios de Madrid con Washington, la brecha negativa ha crecido un 45%.
La estadística solo hace referencia al comercio internacional de mercancías, en el que España mantiene una tónica deficitaria —algo que no ocurre con el intercambio de servicios— debido a las necesidades de importación de combustible y bienes de alto valor añadido. Entre enero y julio, el crecimiento de las importaciones casi cuadruplicó el de las exportaciones. En total, España compró productos a otros países por más 260.000 millones de euros, un 5,4% más con respecto al mismo periodo de 2024. Las exportaciones, aun marcando máximos —alcanzaron la segunda mayor cifra de la serie para el periodo enero-julio—, avanzaron a un ritmo mucho más moderado, de tan solo un 1,4%, hasta los 231.000 millones. El saldo entre las dos magnitudes arroja el mayor déficit en los primeros siete meses del año desde 2022.
Las importaciones de bienes de equipo y de productos químicos fueron las que más se aceleraron hasta julio y que más pesaron sobre el total, con Europa como origen de más del 56% de las compras. La alimentación y los bienes de equipo acapararon el grueso de las exportaciones, con la zona euro como principal destino: absorbió el 61% de la producción nacional destinada al exterior.
Si el análisis se hace por países, Francia es el primer destino de las exportaciones españolas, concentrando el 14,5% del total. En segundo lugar se posiciona Alemania, con el 10,2%. Fuera de Europa, Estados Unidos es el principal mercado receptor, aunque los flujos han disminuido casi un 6% hasta julio y solo suponen el 4,4% del volumen total de exportaciones. Las importaciones desde Washington, en cambio, han crecido un 11,6%, hasta los 18.536 millones (el 7,1% del total). El saldo con el gigante norteamericano es negativo para España en unos 8.200 millones, frente a los 5.600 del mismo periodo del año pasado.
Paradójicamente, el hecho de que España solo destine a Estados Unidos entre un 4% y un 5% de sus exportaciones está funcionando como un amortiguador ante la embestida proteccionista de Donald Trump, por lo menos en términos agregados y en esta primera etapa de la ofensiva. La otra cara de la moneda es que aún quedan flecos por cerrar en el acuerdo comercial sellado entre Washington y Bruselas, y que hay sectores que dirigen un importante volumen de sus exportaciones hacia Estados Unidos y se verán más afectados por la guerra arancelaria. Sin olvidar la impredecibilidad de la que el magnate estadounidense da muestra constante.
Inversión extranjera directa
La Secretaria de Estado de Comercio también ha publicado los datos de inversión extranjera directa (IED) hacia España, que reflejan una marcada caída en el primer semestre del año. Los flujos se han contraído un 60%, de los 21.000 millones de euros del año pasado a los cerca de 8.500 de este.
El Ministerio de Economía explica que la disminución responde a una caída generalizada de la inversión extranjera directa a nivel internacional, efecto de la elevada incertidumbre global y las tensiones geopolíticas. La conferencia de la ONU para el comercio, Unctad, ya anticipó que 2025 sería un mal año. En su último informe, relativo al primer trimestre del ejercicio, alertó de “caídas récord en volumen y número de operaciones de inversión en el mundo”. Una evaluación similar a la de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cuyos datos provisionales apuntan a una contracción de la IED global del 14% en los tres primeros meses de este año, y de hasta un 45% en el caso de los flujos de entrada en la UE.
El departamento dirigido por Carlos Cuerpo también apunta a un efecto base, puesto que los datos del primer semestre de 2024 estuvieron marcados por grandes operaciones puntuales, y a la pérdida de impulso de dos de los grandes emisores de IED hacia España: el Reino Unido y Estados Unidos. Aun así, recuerda que la inversión en nuevos proyectos sigue creciendo y que España es el cuarto país del mundo que más flujos extranjeros ha recibido para la puesta en marcha de nuevas instalaciones entre 2014 y 2024, con particular interés en el sector de las renovables.
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