Japón propone la mayor subida del salario mínimo en 23 años
El SMI japonés escalará 63 yenes por hora, el equivalente a 37 céntimos de euro, hasta situar el promedio en 1.118 yenes

Un panel del Ministerio de Trabajo japonés ha propuesto este lunes un aumento del 6% en el salario mínimo interprofesional, el mayor salto de este tipo desde al menos 2002. De este modo, el Gobierno del país ha dado un paso más en su lucha por sostener el crecimiento económico impulsado por subidas del poder adquisitivo. El aumento propuesto elevaría el salario mínimo promedio a 1.118 yenes (6,54 euros) por hora, según ha recogido la agencia Reuters, superando el aumento del 5% del año pasado y marcando la subida más grande desde que se introdujo el sistema de cálculo actual hace 23 años.
El consejo del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar del país asiático ha marcado este objetivo, la mayor alza hasta la fecha, tras debatir con representantes de los trabajadores y la patronal. La decisión se ha tomado a la luz de la inflación persistente y la tendencia generalizada de aumentos salariales, pese a que las retribuciones reales en el país no han logrado alcanzar aún a la subida sostenida de precios.
Es la primera vez que dicho consejo establece un objetivo de incremento superior a los 60 yenes (35 céntimos) por hora. Actualmente, hay 31 de las 47 prefecturas ―jurisdicciones territoriales en las que está dividido Japón― en las que el rango se sitúa en los 900 yenes (5,26 euros) por hora. Los sindicatos y la patronal debatirán de ahora en adelante el monto con las oficinas laborales de cada prefectura para determinar la cantidad definitiva, que deberá ser aprobada posteriormente.
Prioridad política
La de este año es la primera reunión del consejo desde que el Gobierno central estableciera la meta de aumentar el salario mínimo por hora hasta los 1.500 yenes (8,79 euros) para el cierre de la década de 2020. Para lograr el objetivo es necesario un aumento salarial mínimo de al menos 445 yenes (2,60 euros) en cinco revisiones, incluida esta. Lograr un crecimiento real de los salarios se ha convertido en una prioridad política fundamental en Japón, mientras la inflación persistente continúa presionando a los hogares.
La coalición gobernante del primer ministro Shigeru Ishiba perdió su mayoría en las dos cámaras del Parlamento en las últimas elecciones, lo que pone de relieve la creciente frustración con la respuesta del Gobierno a la inflación. La iniciativa de elevar el SMI tiene amplio alcance, dado que la proporción de trabajadores afectados por las revisiones del salario mínimo es relativamente alta en comparación con otras economías desarrolladas.
Sin embargo, algunos analistas han planteado los fuertes aumentos salariales plantean riesgos para las pequeñas empresas, que emplean a alrededor del 70% de la fuerza laboral de Japón, ya que estas firmas destinan una proporción mayor de las ganancias a los costes salariales que sus contrapartes más grandes y pueden tener dificultades para absorber los nuevos aumentos.
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