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Frío sin viento: el ‘dunkelflaute’ alemán dispara el precio de la luz a niveles de la crisis y merma las reservas de gas

Los consumidores germanos pagarán casi 400 euros por megavatio hora este jueves, la mayor cifra desde finales de 2022, en plena ofensiva rusa sobre Ucrania

Ignacio Fariza
Aerogeneradores parados, en Jacobsdorf (Brandeburgo), en enero pasado.
Aerogeneradores parados, en Jacobsdorf (Brandeburgo), en enero pasado.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)

Dunkelflaute es una palabra maldita en el sector eléctrico alemán. La combinación, propia de los anticiclones fríos, de bajas temperaturas (que elevan la demanda) y ausencia casi total de viento (que lastra la generación eólica) configura uno de los peores escenarios posibles para el precio de la luz: obliga a quemar más gas en las centrales de ciclo combinado, mucho más caras, y eso encarece sustancialmente la factura. Ese temido cóctel, que azota estos días Europa Central, está llevando a la cotización de la electricidad en la primera economía europea hasta cotas inéditas desde la crisis energética.

Los consumidores alemanes tendrán que pagar este jueves una media de 395 euros por megavatio hora (MWh), el valor más alto desde diciembre de 2022, en plena invasión rusa de Ucrania y cuando los temores sobre el suministro europeo de gas natural estaban más que justificados. En algunos tramos de la jornada, hay que remontarse incluso más atrás para dar con valores similares: entre las cinco y las seis de la tarde, el mercado mayorista alemán supera los 936 euros por megavatio hora MWh. Es la cifra más alta en 18 años.

El principal factor detrás de esta escalada es la ausencia de viento. Si en esta época del año la poderosa eólica alemana (terrestre y marina) suele promediar casi 20 gigavatios (GW) de potencia, según los datos del portal especializado Montel, convirtiéndose así en la principal fuente de electricidad del país, este miércoles superará por poco los 3 GW. Con el cielo nublado, la solar fotovoltaica también está operando muy por debajo de su potencial y obliga a las centrales de ciclo combinado —en las que se quema gas para obtener electricidad— a operar a un régimen mayor de lo habitual, disparando los precios.

A diferencia de en los días más crudos de la crisis energética de 2022 —cuando el precio del gas, en máximos históricos por la invasión rusa de Ucrania, era el gran detonante y el gran foco de preocupación— ahora la situación es puramente coyuntural: cuando regrese el viento y suban las temperaturas, el mercado mayorista de electricidad también debería regresar a la normalidad. De hecho, no es el primer episodio de este tipo en los últimos meses: en noviembre, la mala racha eólica impulsó el precio alemán por encima de los 800 euros por MWh en algún tramo horario para retroceder en los siguientes días.

Menos gas almacenado

Echar mano de los ciclos combinados para cubrir la demanda no solo tiene impacto sobre los precios. El gas depositado en los depósitos subterráneos, una variable que se escruta con particular atención desde la crisis energética, ha caído con fuerza en las últimas semanas. Frente al 98% de llenado en los primeros compases de noviembre, las reservas alemanas de este combustible vital para las calefacciones y la industria rondan hoy el 87% y han acelerado su descenso en los próximos días.

La media de las reservas europeas está en el 80% de su capacidad, cayendo también con fuerza (15 puntos porcentuales menos) en las cinco últimas semanas. En noviembre, por ejemplo, el descenso en las reservas continentales fue el más rápido desde 2016 por el mayor uso de los ciclos combinados y, también, de las calefacciones. “Las reservas están disminuyendo más de lo esperado, aunque se mantienen en niveles muy saludables”, constatan los analistas de Arcano Research.

Nadie duda, en fin, de que habrá gas suficiente para pasar el invierno, incluso si los termómetros bajan más de lo previsto en enero y febrero. Sin embargo, el vaciado prematuro sí augura más dificultades para volver a llenar los tanques de cara a la próxima temporada de frío. La consultora energética ICIS, por ejemplo, calcula que los depósitos cerrarán 2024 solo ligeramente por encima del 70% y rondarán el 33% a finales de marzo, cuando típicamente termina la temporada de frío y la generación renovable se reactiva.

“El mercado está señalando una insuficiencia en el suministro de gas para 2025″, cierra Francisco Blanch, jefe de análisis de materias primas y derivados de Bank of America en una reciente nota para clientes.



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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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