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El Banco de España rebaja el temor a la IA en el mercado de trabajo: “La evidencia de su impacto es todavía limitada”

El organismo cree que la robotización fomentará la aparición de “empleos complementarios” tanto de alta como de baja cualificación

Inteligencia Artificial
Una trabajadora toca la pantalla de un ordenador para utilizar una aplicación de inteligencia artificial.Laurence Dutton (Getty Images)
Gorka R. Pérez

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en el entorno laboral se observa como una amenaza por muchos trabajadores que temen perder su empleo en favor de un ente abstracto e incansable. Algunos estudios recientes vaticinan incluso que 400.000 puestos desaparecerán en España durante la próxima década. La suplantación del hombre por la máquina —columna vertebral de la ciencia ficción tradicional—, no es, sin embargo, algo por lo que preocuparse, al menos de momento, puesto que en la actualidad no existe evidencia empírica suficiente que proyecte semejante usurpación.

Así lo cree el Banco de España, que en el capítulo en el que analiza la situación el mercado de trabajo dentro de su informe anual advierte incluso de que en aquellos sectores en los que se han automatizado muchas de sus tareas —singularmente las administrativas—, alrededor de estos puestos han aparecido otros nuevos y complementarios. Sin embargo, el máximo organismo bancario no es ajeno a los riesgos que las nuevas tecnologías pueden provocar en las dinámicas de trabajo, y sitúa a los trabajadores con más dificultades para comprender su funcionamiento como potenciales afectados.

“Cabe esperar que la complementariedad con la robótica y la IA será mayor para aquellos trabajadores que entiendan cómo operan las nuevas tecnologías y sean capaces de proporcionar valor añadido a las tareas realizadas por robots y algoritmos”, explica el informe. “También se verán en mayor medida favorecidos aquellos trabajadores lo suficientemente versátiles como para realizar varias tareas diferentes y horizontales en el proceso de producción de bienes y servicios. Por el contrario, aquellos que se limitan a la realización de un número reducido de tareas —rutinarias o no, manuales o no manuales— serán, previsiblemente, desplazados por las nuevas tecnologías”, añade. “En cualquier caso, la digitalización y los avances en IA también podrían favorecer las oportunidades de empleo para los trabajadores de menor cualificación profesional y habilitar instrumentos que complementen sus habilidades”, concluye.

El mensaje de calma que lanza el Banco de España se sustenta en el estudio de la afectación que han provocado en el ecosistema laboral los distintos avances tecnológicos a lo largo de la historia. “Con cada nueva ola de desarrollo tecnológico resurgen las preocupaciones por el impacto que esta tiene sobre el empleo”, sin embargo, “en conjunto [...] a lo largo de la historia, las innovaciones tecnológicas han mantenido —e incluso aumentado— los niveles de empleo”, afirma el documento. “En un contexto de adaptación educativa y profesional de la oferta de trabajo relativamente rápida y de incrementos apreciables de la producción, el consumo y los salarios, los avances tecnológicos han impulsado el crecimiento económico y, con ello, el bienestar social”, amplía.

Normas armonizadas

En el apartado de riesgos, más allá de aludir a los trabajadores menos moldeables, el banco apunta a la aparición “de sesgos favorables a la selección de tecnologías más intensivas en IA —en lugar de en trabajo humano—; la pérdida de economías de alcance y complementariedades en la toma de decisiones —cuando las decisiones se delegan en las máquinas—; y al uso intensivo de máquinas inteligentes en la supervisión de las tareas realizadas por los trabajadores”, como principales peligros del asentamiento de las nuevas herramientas tecnológicas.

De hecho, en pos de que esto no suceda, el organismo celebra el acuerdo provisional sobre normas armonizadas en materia de IA —el llamado Reglamento de Inteligencia Artificial— alcanzado por el Parlamento Europeo para evitar garantizar que los sistemas de IA introducidos en el mercado europeo y utilizados en la UE sean seguros y respeten los derechos fundamentales. “La evidencia sobre el impacto laboral de estos nuevos cambios tecnológicos es todavía muy limitada y ha de interpretarse con cautela”, remacha el documento en este sentido, y apunta que el uso de las nuevas tecnologías en la producción de bienes y servicios “aún se encuentra en una fase muy incipiente”, y que la velocidad de su despliegue “dependerá, previsiblemente, de factores institucionales de diversa índole”.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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