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La mitad de los ricos que cambian de comunidad van a Madrid por causas fiscales y económicas

El 1% más acaudalado registró más de 6.000 mudanzas entre 2016 y 2019, de las que el 42% tuvieron como destino la región central

Vistas de Madrid desde la torre IE de la Castellana, en enero.
Vistas de Madrid desde la torre IE de la Castellana, en enero.Álvaro García
Pablo Sempere

La Comunidad de Madrid es el destino preferido de los altos contribuyentes españoles que deciden mudarse de región. Y esto sucede en buena medida por causas tributarias. Así lo certifica un trabajo publicado recientemente por el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), en el que se refleja que casi la mitad de los ricos del país que cambian de residencia eligen la comunidad central como destino gracias al trato de favor que encuentran en impuestos como el IRPF, patrimonio o sucesiones y donaciones, entre otros motivos económicos como el factor capitalidad o el volumen de inversión.

La movilidad interterritorial por causas fiscales, así como la competencia impositiva entre autonomías, es un fenómeno que viene de lejos en España y que ha provocado innumerables polémicas y enfrentamientos entre comunidades. El último episodio llegó con la puesta en marcha —por parte del Gobierno central— del impuesto de solidaridad de grandes fortunas para contrarrestar las bonificaciones en patrimonio que aplicaban Madrid y otras autonomías del PP. Sin embargo, más allá de la teoría, tradicionalmente ha sido muy complicado cuantificar su impacto. En el documento Migraciones interregionales en España de determinados perfiles de contribuyentes en el período 2006-2019: el papel de las variaciones autonómicas en la imposición sobre la renta y la riqueza, publicado por el think tank del Ministerio de Hacienda, se intenta poner cifras a esta realidad.

Los investigadores Fernando Rodrigo Sauco, Miguel Ángel Barberán Lahuerta y Carmen Trueba Cortés, adscritos al Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza, han analizado la movilidad de los contribuyentes que, o bien se sitúan en la centila superior de la distribución de la renta, o bien lo hacen en la centila superior de patrimonio. Es decir, el 1% más rico de uno y otro impuesto. Una vez seleccionado el perfil a estudiar, los autores del trabajo han analizado la movilidad entre los años 2016 y 2019, comprobando si estos contribuyentes se encontraban al final del periodo en la misma comunidad en la que estaban o si, por el contrario, se habían trasladado a una distinta. Los resultados son claros: los ricos que se mudan son pocos en volumen, pero aquellos que lo hacen eligen Madrid en una inmensa mayoría de los casos.

Los datos del Panel de Hogares, una herramienta puesta en marcha por el Instituto Nacional de Estadística, la Agencia Estatal de Administración Tributaria y el Instituto de Estudios Fiscales, muestran que entre 2016 y 2019 las grandes rentas y patrimonios registraron 6.018 cambios de residencia fiscal de una autonomía a otra. De ellos, algo más de 2.500, el 42,4%, tuvieron como origen la Comunidad de Madrid. A gran distancia se colocaron Andalucía (10,6%), Comunidad Valenciana (9,2%) y Cataluña (7,9%), que presentaron, sin embargo, un saldo neto negativo al registrar más salidas que entradas. De hecho, solo Madrid, Galicia, Cantabria y Extremadura anotaron un saldo migratorio positivo en esos años.

“Es obvio que Madrid, con una fiscalidad mucho más benévola, mantiene unos diferenciales favorables hacia los grandes contribuyentes”, explica Rodrigo Sauco, el investigador principal del documento. La experiencia comprobada con otros trabajos, prosigue, hace evidente que “el impuesto que más propicia las decisiones de cambio de residencia es el IRPF, ya que se paga de forma periódica”. En este punto, cabe recordar que el tipo de gravamen agregado máximo sobre la base liquidable general pasó en la región central del 43,5% en 2016 al 45% en 2022, mientras que en territorios como Comunidad Valenciana varió del 45,98% al 54% en el mismo periodo. En otras comunidades como Cataluña escaló del 48% al 50%, mientras que en Andalucía se redujo levemente, desde el 48% al 47%. “Ese tipo menor actúa como valor diferencial en favor de Madrid”, añade el investigador.

A Madrid también le ha favorecido la fiscalidad en impuestos como sucesiones y donaciones, que tiene menor peso en la decisión de la mudanza por abonarse en momentos muy puntuales de la vida del contribuyente. Lo mismo ha sucedido con el gravamen sobre el patrimonio, bonificado durante esos años en la región al 100%. “Aunque también tiene cierto peso, este impuesto permite muchas exenciones y los grandes contribuyentes tienen perfectamente planificada su situación fiscal, por lo que no suele ser determinante a la hora de decidir si se cambia de territorio”, recalca Rodrigo Sauco. Es decir, en cuestiones fiscales es la Renta la que marca la diferencia.

Con todo, recalca el investigador, la tributaria no es la única causa, ya que tras los movimientos hay otros factores puramente económicos como el crecimiento del PIB regional, la inversión extranjera directa en el territorio, la tasa de urbanización o la especialización en sectores de alto valor añadido, entre otros.

Gran diferencia de renta

Los datos recopilados por los investigadores ofrecen una “caracterización interesante” para los individuos migrantes pertenecientes al 1% más rico. En promedio, los que se mudan presentan en el IRPF cuantías más elevadas, tanto en la mayor parte de las rentas integrantes de la base imponible como en la propia base. Algo parecido sucede al examinar la composición del impuesto sobre el patrimonio.

Así, dentro del IRPF, mientras que los contribuyentes ricos migrantes anotan rendimientos netos del trabajo de casi 107.000 euros anuales, los no migrantes presentan unos de 60.000 euros por ejercicio. En capital mobiliario, los primeros rondan los 32.000 euros y los segundos, los 21.000 euros. Algo similar sucede con las ganancias patrimoniales que se integran en la base imponible del ahorro: en los migrantes ascienden a los 48.300 euros y en los no migrantes caen a los 17.600 euros. En consecuencia, mientras que la base imponible total del impuesto de los perfiles que cambian de territorio asciende a 217.500 euros, la de los no migrantes ronda los 121.000 euros.

En el impuesto de patrimonio, la riqueza inmobiliaria de los migrantes asciende a 191.910 euros de media, cifra que cae en 30.000 euros en el caso de los no migrantes. También hay grandes brechas en bienes como los valores no exentos representativos de la participación en fondos propios o el total de bienes y derechos no exentos. Por eso, mientras que la base imponible de los que no cambian de residencia supera por poco los 600.000 euros, la de los migrantes llega a 870.000 euros.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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