La productividad de las pymes cayó un 0,9% en el tercer trimestre de 2023 y su patronal pide no subir más el salario mínimo ni rebajar la jornada
Cepyme considera que las últimas decisiones tomadas por el Gobierno plantean un escenario incierto para gran parte de las pequeñas y medianas empresas
Las pymes tratan de subsistir en medio de un panorama económico que no se lo pone nada fácil. Encima, el Gobierno tampoco contribuye al subir el salario mínimo interprofesional y las cotizaciones sociales que tienen que pagar. Y aunque la inflación haya remitido, los costes acumulados para este tipo de compañías siguen siendo elevadísimos. Así, no es extraño que la productividad de las pequeñas y medianas empresas se vea afectada, hasta el punto de haberse reducido en un 0,9% en el tercer trimestre de 2023. Un periodo en el que, además, los costes laborales crecieron un 5,2%. Esta es la denuncia principal de la última edición del Indicador Cepyme sobre la Situación de las Pymes Españolas, que elabora trimestralmente el servicio de Estudios de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa.
“Las caídas de productividad implican para las pymes mayores costes y menor rentabilidad”, defiende la Confederación Española de Pequeñas y Medianas Empresas (Cepyme), una razón por la que la organización “considera que este escenario desaconseja subidas acumulativas de los costes laborales como las que vienen soportando las empresas en los últimos años, vía aumento del salario mínimo interprofesional (SMI) y cotizaciones, a las que podría sumarse un alza indirecta en caso de materializarse algún tipo de reducción de jornada”.
El escenario futuro, por tanto, no es especialmente halagüeño: “Se observan con preocupación los próximos trimestres, ya que las empresas se enfrentan a una situación adversa definida no solo por una política de aumento de costes para las compañías, sino también por la puesta en marcha de medidas y reformas normativas que mermarán más la flexibilidad de las empresas, precisamente lo que las empresas necesitan para ajustarse a la coyuntura prevista”.
Las progresivas subidas del salario mínimo interprofesional —que tras el acuerdo entre Gobierno y sindicatos ha pasado a ser desde el 1 de enero de 2024 de 1.134 euros brutos al mes en 14 pagas— que se han producido en los últimos años (el estudio toma como referencia el impacto de la subida a los 1.080 euros en los que estaba fijado antes de la última alza) han provocado un constante aumento de los costes laborales, puesto que han afectado “a toda la escala salarial”, señala el documento.
Al mismo tiempo, “la prórroga del veto a los despidos o el previsto descenso de la jornada laboral se suman a factores” se han sumado a otros factores externos a los que se enfrenta la empresa española “como el encarecimiento del crédito o el impacto en los suministros de crisis como la del Mar Rojo”. Una conjunción que ha desembocado en una caída de la productividad en el tercer trimestre del año pasado del 0,9%.
Se trata de un escenario “especialmente gravoso” para las compañías más pequeñas —que representan el 99,8% del tejido empresarial privado— cuando se pone en relación con el aumento de los costes laborales, que acumula nueve meses consecutivos de subidas, “con incrementos interanuales de al menos el 5%”, algo que no sucedía desde 1994. Una serie que, en opinión de Cepyme, requiere de “una reflexión en el contexto del debate político”.
A este respecto, la Confederación de las pymes considera que “la deriva de la productividad media —un 1% inferior a la previa a la pandemia— debe ser atajada con un esfuerzo del Ejecutivo de diseñar políticas que tengan en cuenta a la empresa y recuerda que el Estatuto de los Trabajadores señala que la subida del SMI ha de contemplar variables como la productividad y la marcha de la economía, así como la evolución de la participación del factor trabajo en la renta nacional y la inflación”.
Complicaciones financieras
El escenario financiero internacional, con sucesivas subidas de los tipos de interés, tampoco ha favorecido al desarrollo de las pymes. El menor flujo del crédito ha provocado que financiación bancaria a las pymes se haya reducido casi en una tercera parte, lo que ha derivado en que si el esfuerzo financiero de la pequeña empresa tipo en el tercer trimestre de 2022 fue de 9.600 euros, en el tercer trimestre del año pasado pasó a ser de 23.300 euros. “Esto sucede en un momento en el que la diferencia ente los tipos de interés que pagan las pequeñas y las medianas empresas, respectivamente, se mantiene en niveles anormalmente reducidos”, señala el estudio.
A pesar de todas estas complicaciones, las pequeñas y medianas empresas crearon empleo en el tercer trimestre del año pasado. Concretamente, un 2,6% interanual, superándose así por segundo trimestre consecutivo la cifra de 9 millones de ocupados. “El aumento de empleados fue mayor en las medianas (7,7%) que en las pequeñas empresas (3,9%), más vulnerables estas últimas tanto a las subidas de costes como a la carestía del crédito y con mayor exposición al repunte del SMI, del 46,8% entre 2018 y 2023″, señala el informe de Cepyme.
En comparación con los resultados obtenidos en los mismos estudios realizados antes de la pandemia (2019), el parque empresarial de este tipo de compañías, en términos absolutos, se ha reducido en 3.000 empresas pequeñas menos (de entre 10 y 49 trabajadores), y 1.500 compañías medianas más (entre 50 y 249 trabajadores), arrojando un saldo negativo de 1.500 pymes.
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