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El frío pone de nuevo a prueba la resistencia energética de Europa

Las reservas de gas están cerca de su máximo histórico y su precio apenas está viéndose afectado por las gélidas previsiones para el tramo final de semana

Una persona camina entre la nieve en la ciudad de Randers, en Dinamarca, este miércoles.
Una persona camina entre la nieve en la ciudad de Randers, en Dinamarca, este miércoles.BO AMSTRUP (AFP)
Ignacio Fariza

Superado el primer test a finales de noviembre, el ecosistema energético europeo se enfrentará en los próximos días a su segundo gran examen de frío. Tras una temporada de calefacciones suave hasta la fecha, que ha permitido a los Veintisiete preservar casi intactas sus reservas de gas natural, la caída a plomo de las temperaturas en el tramo final de la semana —con previsiones de hasta -21 grados centígrados en Oslo, -18 en Helsinki, -12 en Estocolmo, -10 en Varsovia, -5 en Madrid y -4 en Berlín— pondrá a prueba su resistencia tras la crisis de precios y suministro vivida en 2022 y en la primera mitad de 2023.

El frío, aunque algo atenuado, continuará en los primeros compases de la semana que viene, según los partes meteorológicos. La intensidad y, sobre todo, la duración del episodio son clave para calibrar su impacto. De momento, este está siendo mínimo en los mercados: lejos de subir, el precio del gas natural —el mejor termómetro del nerviosismo— se mantiene en Europa en el entorno de 32 euros por megavatio hora (MWh), cayendo incluso ligeramente este martes.

Una persona camina por una calle cubierta de nieve en Kristiansand (Noruega), este miércoles.
Una persona camina por una calle cubierta de nieve en Kristiansand (Noruega), este miércoles. TOR ERIK SCHRODER (EFE)

La cotización del gas tampoco se está viendo afectada por los nuevos problemas de seguridad en el mar Rojo, que han llevado a una de las mayores navieras del mundo, Maersk, a paralizar nuevamente la navegación de sus buques por la zona. Este recrudecimiento, sin embargo, sí está haciendo mella en el mercado petrolero: este martes, el barril de crudo Brent (el de referencia en Europa) ha llegado a subir más de un 2% para aflojar el paso en el último tramo de la jornada.

La creciente capacidad instalada de energías renovables está siendo clave para evitar males mayores en el Viejo Continente. Este nuevo caudal de generación verde está desplazando de la matriz eléctrica al gas y al carbón, reduciendo el consumo de ambos combustibles y restando, por tanto, presión sobre los precios. A esa menor zozobra también ha contribuido la fuerte caída en la demanda industrial de gas a raíz de la crisis energética, cuando el estallido de precios hizo inviable para muchas empresas mantener el ritmo de actividad y las obligó a disparar la importación de productos intermedios.

“Tenemos los almacenamientos muy llenos y mucha industria sigue parada, por lo que el consumo tampoco está desbocado”, constata Javier Revuelta, de la consultora energética sueca Afry. “Y la nuclear francesa ha dado buenas noticias, con gran parte de su parque de vuelta”. Este último factor también es importante: como ocurre con el aumento de la producción renovable, la mejora en las cifras de generación de la mayor potencia atómica de Europa reduce sustancialmente la necesidad de quemar gas para obtener electricidad. Una fuente menos de demanda.

Estampa de Oslo bajo la nieve, este martes.
Estampa de Oslo bajo la nieve, este martes.HEIKO JUNGE (EFE)

Las reservas de gas en la UE han cerrado 2023 a algo más del 86% de su capacidad, según los últimos datos de Gas Infrastructure Europe. Aunque la cifra ha caído respecto al 99,6% que llegó a alcanzar a principios de noviembre, los depósitos continúan en niveles más que saludables, cerca de su máximo histórico para estas fechas. Un factor más que presiona a la baja los precios y alivia los temores sobre el suministro futuro de gas natural licuado (GNL, el que se mueve por barco). Esta nueva prueba de fuego servirá para medir la capacidad de resistencia europea, pero el apocalipsis energético —y, por tanto, económico—, tantas veces anunciado, tendrá que esperar: hoy está, de hecho, más lejos que en ningún otro momento de los dos últimos años.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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