La UE alcanza un acuerdo para reformar el mercado eléctrico
España logra uno de sus grandes objetivos de la presidencia del Consejo de la UE
Ya hay reforma del mercado eléctrico en la UE. El Parlamento Europeo y el Consejo de la UE han cerrado un pacto durante esta madrugada sobre los cambios de este mercado con un objetivo por encima de todos: evitar la volatilidad en los precios de la luz sufridos durante la pasada crisis energética. La nueva norma también pretende dar más protección a los consumidores más vulnerables, un empeño de la Eurocámara, y abre la puerta a la intervención pública en los mercados cuando se declare una crisis energética. El principio de acuerdo debe ahora ser ratificado por separado por los plenos de los dos órganos legisladores de la UE: el Consejo de la UE (o sea, los Estados miembros) y la Eurocámara.
Siguiendo la costumbre, de madrugada, poco después de las cuatro de la mañana, y en una sesión maratoniana que había comenzado a las seis de la tarde, ha llegado el acuerdo de una de las reformas económicas más controvertidas puestas en marcha a raíz de la invasión de Ucrania por Rusia y de la crisis energética que provocó. Las discrepancias entre los dos grandes socios de la UE eran muy importantes. Francia ha visto en la crisis una ocasión de oro para sacar pecho por la que ha sido una de sus grandes apuestas históricas y de Estado: la energía nuclear como forma de asegurar la autonomía energética y estratégica que siempre tienen en la boca sus dirigentes. Alemania, por su parte, buscaba que los cambios en el sistema de fijación de precios no fueran demasiado profundos para que su industria no perdiera mucha competitividad ante el fracaso de su apuesta energética, el gas ruso.
🇪🇺Deal on the Electricity Market Design!
— Nicolás González Casares (@nicogoncas) December 14, 2023
Acuerdo en la Reforma del Mercado Eléctrico.
En unas horas más detalles. pic.twitter.com/UtvkzCofA2
En medio de esa disputa de los dos grandes de la UE, típica en casi cada tema clave que se abre en el club comunitario, estaba España con su ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, que llevaba tiempo clamando contra el sistema por el que la fuente de generación eléctrica más cara fuera la que determinara el precio de la luz en cada momento. La apuesta española por las energías renovables de las últimas décadas ha sido exitosa. Los avances tecnológicos y la amortización de las inversiones hacen que sea barata la producción eléctrica y, por tanto, competitiva. Pero si el gas, tan caro en los primeros meses de la guerra, era el que determinaba la cotización, de nada servía esa apuesta.
Estos han sido, en buena parte, los intereses estatales (y los miedos alemanes) que se escondían detrás de la reforma. La solución encontrada ha pasado por hacerle guiños a la energía nuclear e impulsar modalidades de contratos a largo plazo en las que los precios están fijados o tienen mecanismos de compensación para vendedores y compradores, de tal forma que si llega un periodo de volatilidad hay colchones que amortiguan el impacto.
“Este acuerdo nos ayudará a reducir aún más la dependencia de la UE del gas ruso y a impulsar la energía libre de combustibles fósiles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Gracias a él podremos estabilizar los mercados a largo plazo, acelerar el despliegue de fuentes de energía renovables y libres de fósiles, ofrecer electricidad más asequible a los ciudadanos de la UE y mejorar la competitividad industrial”, ha apuntado la ministra Ribera, a la que le ha tocado coordinar las negociaciones del lado del Consejo de la UE, al ser España el país que ostenta la presidencia de turno en este órgano durante la segunda mitad de 2023.
Al otro lado de la mesa, también ha estado un español, el eurodiputado socialista Nicolás González Casares; este gallego ha sido el ponente de la norma por parte del Parlamento Europeo. “Europa cuenta con un diseño de mercado de la electricidad socialmente justo que protegerá mejor a los ciudadanos, especialmente a los más vulnerables, con medidas que garantizarán precios asequibles para ciudadanos y empresas y acelerarán la transición energética”, ha señalado nada más lograr el pacto.
La tramitación y negociación ha sido muy rápida para los plazos que suelen manejarse en la UE, aunque tanto la pandemia como la crisis energética han demostrado que cuando hay voluntad política por parte de los Veintisiete y del Parlamento, los tiempos se pueden acortar mucho. La propuesta de reforma de la Comisión Europea se presentó a comienzos de marzo y nueve meses después ya hay fumata blanca.
El acuerdo ha sido muy bien recibido por Francia, cuya ministra de Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher, ha salido a primera hora de la mañana de este jueves a valorar el acuerdo: “Nos da los medios para garantizar la financiación a largo plazo de la transformación de nuestro sistema eléctrico, con el fin de responder al reto de triplicar la cuota de las energías renovables y de la energía nuclear, como se afirmó en la COP28″.
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