El ladrillo europeo contiene el aliento tras una caída de inversiones inmobiliarias del 55%
La preocupación por la inflación y los tipos de interés aún atenaza a los directivos del sector, aunque se muestran un poco más optimista que hace un año, según un informe internacional
El sector inmobiliario europeo todavía contiene la respiración. Tras un 2022 magnífico, la subida de los tipos de interés y la inflación han golpeado con más fuerza de la esperada: la caída de inversiones en el último año alcanza el 55%. Por eso 2024 llega con algo más de optimismo, pero todavía con mucha prudencia ante un escenario plagado de incertidumbres. Los directivos que se declaran preocupados por las cuestiones macroeconómicas son menos ahora que en el análisis anterior, pero siguen siendo legión: más de tres de cada cuatro, según el informe anual de Tendencias Emergentes del Mercado Inmobiliario, difundido este jueves por la consultora PwC y el Urban Land Institute. España sale en general bien parada: el sector resiste hasta ahora mejor que en la mayoría de países del entorno; y Madrid se encarama al podio de las ciudades más atractivas para los inversores.
El informe de PwC es una especie de barómetro que cada año pulsa la opinión del sector inmobiliario. Para la edición de 2024 han sido consultados casi 1.100 consejeros delegados y directivos de empresas europeas, lo que sirve como muestra de por dónde van sus preocupaciones. Las dos primeras se invierten respecto a 2023. Los movimientos de los tipos de interés son ahora el motivo por el que un 86% de los encuestados se declaran “mucho” o “algo” preocupados, mientras que la inflación solo la citan un 83%. En ambos casos el porcentaje retrocede respecto a 2023 (entonces eran un 89% y un 91%, respectivamente) pero se sitúa muy por encima de dos años atrás. El crecimiento económico europeo repite como tercera turbulencia, con un 75%. “Una gran incertidumbre se extiende por el mercado”, resume el análisis, que describe precisamente ese mercado como “atosigado por presiones inflacionistas y tipos de interés crecientes”.
Pese a ello, los directivos son algo más optimistas que el año pasado. “La encuesta indica mayor confianza en el negocio y más beneficios para 2024″, resume PwC, pero inmediatamente recuerda que “esto se da partiendo de una base muy baja [la de 2023] y todavía por debajo de los niveles de años previos”. El capítulo que describe la situación actual da cuenta de lo abajo que está el listón de partida. La inversión inmobiliaria este año (el informe la calcula realmente desde octubre de 2022 a septiembre de 2023) en los 19 mercados europeos de los que ofrece datos se eleva 181.000 millones. Es un 55,4% menos que en 2022 (406.000 millones). Los países del Norte de Europa lideran las caídas, con retrocesos superiores al 70%. Y cerca de ese porcentaje se queda la mayor economía continental, Alemania (-69%). España, con 13.000 millones y un retroceso del 31%, es de las que salen mejor paradas. Solo Portugal (-3%) y Bélgica (con un crecimiento del 10%) obtienen porcentajes más favorables, aunque se trata de mercados significativamente más pequeños.
El motivo de la caída es en casi todas partes el mismo. Antonio Sánchez-Recio, socio responsable de Inmobiliario, Construcción y Servicios de PwC, detecta una “brecha entre las expectativas de precio de los compradores y los vendedores en muchas localizaciones”. Y en ello insiste el informe presentado esta semana, que habla de un “miedo” extendido en el sector por “agarrar un cuchillo cayendo”, como se conocen en la jerga inversora a los activos que reducen muy rápidamente su valor. Es decir, que en un entorno en que sube el coste de financiación (los intereses) y, por tanto, baja la rentabilidad de muchas inversiones, muchos creen que los activos inmobiliarios todavía tendrán que abaratarse más.
El escenario internacional, añade el análisis, no ayuda porque la guerra de Ucrania sigue activa, se ha sumado el incremento de tensiones en Oriente Próximo (aunque las encuestas se hicieron antes del inicio de la actual escalada) y aparece como novedad “el riesgo de giros políticos hacia la derecha como resultado de recientes o futuras elecciones”. “Tras Hungría, Polonia, Italia y Suecia, el populismo está ganando poder en Países Bajos, Francia y Alemania, aunque se esté debilitando en el Reino Unido”, añaden los autores del informe.
Pero hace tiempo que los inversores, más que países, se fijan en las grandes ciudades. De ahí que PwC elabore también anualmente una clasificación de las urbes europeas más atractivas para la inversión. Londres y París, con un volumen de inversiones inalcanzables para el resto y espoleada la capital francesa por la celebración olímpica en 2024, se mantienen en primer y segundo lugar. Madrid asalta la tercera posición, adelantando a Berlín. En el informe destaca el crecimiento de la capital española y su atracción de inmigrantes, estudiantes y turistas. Además, destacan el “relativamente fuerte crecimiento económico” de España y sus infraestructuras. Además de un “enfoque más amigable con los negocios” respecto a lo que sucedía hasta la crisis de 2008. Barcelona, la otra representante española, baja de la novena a la décima posición, en una edición en la que destaca sobre todo el retroceso de muchas ciudades alemanas.
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