La carrera entre Calviño y Vestager para presidir el BEI se empantana

La carrera para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha encallado. Meses después de que se lanzara el proceso todavía hay cinco candidatos, entre ellos la vicepresidenta primera española y ministra de Economía, Nadia Calviño. Cuando en agosto se anunció que daba el paso para dirigir el gran prestamista de la UE, todo parecía listo para que fuera elegida en Santiago de Compostela durante la reunión de ministros de Finanzas comunitarios. Se perfilaba como la favorita, con una rival formidable, eso sí, la vicepresidenta de la Comisión Europea, la danesa Margrethe Vestager. Ambas ―pocas fuentes dan posibilidades a los otros tres contendientes en liza― siguen manteniendo un pulso que ha vuelto a perder una ocasión de oro para dilucidarse en el Ecofin de este martes, algo que lanza una mala señal, según observadores próximos del proceso.

Que nadie de los otros tres candidatos —Daniele Franco, exministro de Finanzas italiano, la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Östros, vicepresidentes del banco— haya retirado su candidatura muestra hasta qué punto el proceso no avanza. No falta quien mira a Bélgica, coordinadora del proceso, por no tener una actitud más decidida. El mandato del presidente actual, el alemán Werner Hoyer, concluye el próximo 31 de diciembre y, en teoría, para el 1 de enero debería estar resuelto el proceso. A su llegada a la reunión del martes, el ministro de Finanzas belga, Vincent van Petegen, apuntó que para él sería mejor que todo se resolviera “más pronto que tarde”. A continuación añadió: “Continúo con las consultas, quiero encontrar consenso y apoyo para un candidato”. Y ahí siguen pasando las semanas.

Entretanto, surgen las dudas y aparecen otros nombres en prensa como una solución intermedia. Los dos que han aparecido han sido el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel ―algo que fuentes próximas al belga rechazan y tildan de “rumor”― o el del vicepresidente ejecutivo de la Comisión, Valdis Dombrovskis, según contó Politico a finales de septiembre. Los portavoces del BEI declinan hacer comentarios sobre el proceso.

Varias fuentes comunitarias apuntan que la danesa contaría con el apoyo de más países, especialmente de los pequeños. Una en concreto habla de que “tiene muchos apoyos”, sin detallar más. Uno sería Bulgaria, otro que parece inclinarse hacia este lado es Grecia, señalan fuentes diplomáticas. La española tendría el respaldo de países más grandes. Pero solo uno que no está entre esos lo dice abiertamente: Portugal. No es fácil ir más allá. Este diario se ha puesto en contacto con una veintena larga de delegaciones o ministerios de Finanzas de los Estados miembro para conocer su posición y las respuestas van desde el silencio al “no es momento de hacerlo público” pasando por “no hay una decisión tomada”. Uno de ellos va un poco más allá y dice que solo contemplan “dos opciones”. La mayoría guarda sus cartas. En una de las candidaturas se defiende que esto es lo normal.

Este martes pareció por un momento que esta situación empantanada se iba a resolver. La agencia Bloomberg publicó que Alemania, el país más grande de la UE y uno de los mayores accionistas del BEI (el 16,1%, lo mismo que Francia e Italia), se decantaba por la española. Fuentes diplomáticas intuían lo mismo la semana pasada. Pero nadie lo confirma ni en la representación alemana en Bruselas ni en su Ministerio de Finanzas. Su titular, Christian Lindner, dijo al llegar a Luxemburgo el martes que Berlín había tomado una decisión, pero que no la hacía pública.

Francia, por su parte, es todavía más opaca. El choque que el presidente Emmanuel Macron tuvo con Vestager por el fallido nombramiento de la estadounidense Fiona Scott-Morton como economista jefe del departamento de Competencia lleva a pensar que París podría decantarse por la española. Pero la incógnita sigue abierta: “Hay muchos candidatos, muy buenos. Francia dará a conocer en breve su posición para la presidencia del BEI”, respondió el máximo responsable de Finanzas, Bruno Le Maire, el martes en Luxemburgo.

Que desde varias delegaciones se recuerde que Vestager tendría más apoyos, mientras que Calviño contaría con países más grandes tiene importancia dado el sistema de elección de la presidencia del BEI. En realidad es el consejo de gobernadores de la entidad el que decide. Y estos gobernadores son los ministros de Finanzas de los países, que a su vez son accionistas representando a la parte del capital de sus respectivos países: los tres grandes (Alemania, Francia e Italia) tienen el 16,1%; España, el 10%, Países Bajos, el 4,6% y el resto de los países, participaciones menores. No obstante, para que no decidan los grandes sin contar con los pequeños hay un sistema de doble mayoría en la elección: el ganador debe contar con 18 votos y el 68% del capital.

Y todo este proceso se desarrolla al mismo tiempo que otros discurren en paralelo, como fue el nombramiento de la alemana Claudia Buch como presidenta del Consejo de Supervisión Bancaria, cargo para el que también optaba la española Margarita Delgado. Si el resultado hubiera sido otro, Calviño habría encontrado un obstáculo importante, porque hubiera resultado improbable que dos españolas resultaran elegidas en poco tiempo ante los equilibrios entre países que reinan en la UE.

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