La renta real del conjunto de los hogares se acerca al nivel prepandemia a pesar de la inflación
Los ingresos per cápita todavía están un 2,7% por debajo de 2019 una vez restada la evolución de los precios. Las prestaciones públicas suben un 25% respecto a las cotas previas a la covid
La pandemia, la guerra de Ucrania, la crisis energética, la crisis de precios, los problemas de suministros, la desaceleración global, las subidas de tipos… La economía española ha estado haciendo frente a multitud de adversidades desde 2019. Pero aun así, en medio de semejante carrera de obstáculos, el conjunto de la renta bruta disponible de los hogares se encuentra cerca de los niveles previos a la pandemia: a fecha de junio de 2023, está solo un 0,42% por debajo una vez restada la inflación, según cálculos realizados a partir de los últimos datos publicados este viernes por el INE.
El mordisco por las subidas de precios ha sido del 15% entre junio de 2019 y junio de 2023. Se trata de un golpe muy difícil de compensar. Sin embargo, el aumento de la población, la creación de empleo y las progresivas subidas de salarios han engordado el total de los ingresos de los hogares. Comparado con mediados de 2019, el número de ocupados contabilizados a tiempo completo ha aumentado en 1,1 millones. La población ha crecido en 1,2 millones gracias a que se han recobrado los flujos migratorios en cifras similares a las de la burbuja inmobiliaria. Y los salarios suben en euros un 13% por ocupado a tiempo completo. Es decir, dado que la inflación en ese periodo ha sido del 15%, siguen perdiendo poder adquisitivo respecto a 2019. Dicho esto, la pérdida por trabajador es ya bastante menor que en los primeros compases de la crisis inflacionaria, en parte porque el salario medio por ocupado a tiempo completo se sitúa en torno a los 35.000 euros frente a los 31.000 del 2019.
No obstante, la foto que emerge es bastante distinta si se toman las cifras per cápita. La renta por habitante es todavía un 2,7% inferior a la registrada en la primera mitad de 2019. El impacto de la inflación y de las sucesivas crisis todavía se siente, por tanto, en los bolsillos de los hogares.
También se nota el impulso público en las rentas de las familias. Las prestaciones sociales son un 25% mayores en euros que en el primer semestre de 2019. Incluso si se sustrae la inflación, las prestaciones han ganado un mayor peso en la distribución de la economía española. En términos reales son alrededor de un 10% superiores a pesar de que el PIB solo es un 2% mayor que antes de la pandemia. Esta evolución obedece a las revalorizaciones de las pensiones; el mayor número de pensionistas; la creación del ingreso mínimo vital; la mejora de las ayudas a autónomos; la subida de la base reguladora del desempleo pasados los seis primeros meses y el refuerzo de los subsidios para parados mayores de 52 años, entre otros. Si bien ayuda a financiarlo el hecho de que, según el INE, los impuestos abonados sobre la renta y el patrimonio hayan escalado más de un tercio desde 2019. Estos han tenido el empuje de la buena evolución de la economía, el afloramiento de rentas y que no se deflactase la tarifa del IRPF. Las cotizaciones sociales repuntan en cambio mucho menos: un 9,5%. Pese a estas cifras de recaudación, el agujero de las cuentas públicas todavía está, según el INE, en el 4,4% del PIB, unos 57.000 millones de euros.
La recuperación de las rentas en la primera mitad del año ha sido muy vigorosa por la fuerte creación de empleo, las alzas salariales, las ayudas públicas y la moderación en las subidas de precios. Los ingresos de los hogares crecieron entre enero y junio un 17% respecto a un año antes. Si se resta la inflación, el aumento es del 12%. Así que en la primera mitad del año se está produciendo una importante recuperación de las economías familiares que explica la resistencia que está exhibiendo la economía española y el consumo durante la primera mitad del año. Y ello a pesar de la elevada inflación acumulada, las fuertes subidas de tipos y la importante ralentización que están sufriendo los socios comerciales de la zona euro. Incluso en esas circunstancias, las compras de los hogares avanzaron un 0,3% trimestral entre enero y marzo y un fortísimo 0,9% entre abril y junio. El gran comportamiento del empleo durante la segunda mitad del año ha sido clave en estos números.
Como indica Rafael Doménech, economista del BBVA, esta mejora de las rentas se ha beneficiado además de las últimas revisiones contables del INE, que las han elevado en 32.000 millones.
En cualquier caso, la resistencia mostrada hasta ahora ha sorprendido a los analistas. No obstante, los datos más recientes ya apuntan una ralentización clara. Desde julio las cifras de empleo, ventas y exportaciones están perdiendo fuelle.
Además, la carga financiera está elevándose de forma intensa para las familias. Según las estadísticas del INE, el pago en intereses se ha disparado entre enero y junio hasta los 10.477 millones de euros. En 2002 los hogares desembolsaron 6.730 millones en el primer semestre. La subida entre un año y otro es del 36%. El endurecimiento de la política monetaria que está aplicando el BCE para combatir la inflación está haciendo mella. Una vez se hayan trasladado por completo las alzas de tipos a las hipotecas, la factura por intereses podría rondar los 19.000 millones al año.
De ahí que los hogares estén aumentando su ahorro. En el primer trimestre de 2023 la tasa de ahorro se colocó en el 11,8% en términos desestacionalizados, una cifra bastante superior a la media habitual en España. En el segundo trimestre se mantiene en el 11,7%. Sin duda, las familias están tratando de ahorrar para elevar sus amortizaciones de hipoteca. Estas han subido un 20% en 2022 hasta los 60.000 millones, según cifras del Banco de España. Así intentan amortiguar el golpe de las subidas de tipos.
Otro factor que se está disparando son las rentas de la propiedad. Suben en torno a un 25% sobre 2019, probablemente por los intereses, los alquileres, el uso de plataformas como Airbnb o los dividendos.
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