China considera “puro proteccionismo” la investigación europea por subsidios al sector del coche eléctrico
Pekín asegura que la iniciativa anunciada por Von der Leyen tendrá un “impacto negativo” en las relaciones con la UE
La investigación que acaba de poner en marcha Bruselas a los supuestos subsidios estatales de China a sus vehículos eléctricos, anunciada ayer por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha sentado como un aguijonazo en Pekín. El ministerio de Comercio ha replicado este jueves que se toma la medida como un “acto de puro proteccionismo” y advierte que tendrá un “impacto negativo en las relaciones comerciales entre China y la UE”, según ha expresado un portavoz del citado ministerio y ha recogido la agencia oficial Xinhua. La República Popular “salvaguardará con firmeza los derechos e intereses legítimos de las empresas chinas”, ha añadido.
La iniciativa europea, una más en la senda de “derisking” (reducción de riesgos) emprendida por Bruselas frente al gigante asiático, fue uno de los puntos centrales del discurso del estado de la Unión pronunciado por Von der Leyen el miércoles en Estrasburgo. En él mencionó la importancia del vehículo enchufable para poner rumbo a la transición energética. Pero acusó a Pekín de haber “inundado” los mercados globales de “coches eléctricos baratos” con unos precios sostenidos “artificialmente bajos” gracias a “enormes” subvenciones del Estado. “Esto es distorsionar nuestro mercado”, dijo. “Europa está abierta a la competencia. No a una carrera a la baja”.
El ministerio de Comercio chino ha defendido en cambio que el rápido desarrollo y la mejora de la competitividad de su industria son “el resultado de una innovación tecnológica incesante y de la construcción de una completa cadena industrial y de suministro”. Y que ha alcanzado ese nivel mediante el “trabajo duro”, algo que han agradecido los consumidores (“incluidos los europeos”), además de haber contribuido a la lucha contra el cambio climático y a la transición verde (también “incluida la UE”).
Pekín lleva años acelerando en la producción de la nueva gama. Y el empuje ha comenzado a notarse: en los seis primeros meses de este año, ha superado a Japón como principal exportador mundial de coches. Entre enero y junio, vendió a los mercados extranjeros más de 534.000 de vehículos con nuevas energías, según datos de la Asociación China de Fabricantes de Automóviles citados por el diario oficialista Global Times: supone un crecimiento interanual del 160%. Se espera que el mercado global se triplique hasta 2030, a un ritmo anual del 18%, según estudios del sector citados por el mismo rotativo, que concluye con una última cifra demoledora: los fabricantes de la superpotencia asiática podrían hacerse al final de la década con hasta el 50% del mercado mundial.
Con una economía atascada que no termina de arrancar tras la reapertura pospandémica —gripada por múltiples problemas que van de la baja demanda interna al renqueante sector del ladrillo— la producción del automóvil enchufable es una de las grandes apuestas de la segunda potencia del planeta.
Bruselas estima que la cuota actual de coches chinos en la UE ronda el 8%, pero cree que podría alcanzar el 15% en 2025. Con las estadísticas en la mano, la Comisión se mira en el espejo de la maltrecha industria fotovoltaica europea: la UE llegó a ser un productor relevante en los primeros años dos mil hasta que Pekín encendió la maquinaria; hoy, la cuota de China en todas las fases de fabricación de paneles solares supera el 80%, según un informe de 2022 de la Agencia Internacional de la Energía. Lo cual no casa con la estrategia de producción interna que defiende el actual Ejecutivo comunitario. En palabras de Von der Leyen el miércoles en su discurso: “El futuro de nuestra industria de tecnología limpia tiene que hacerse en Europa”.
Los subsidios estatales chinos para vehículos híbridos y eléctricos sumaron 57.000 millones de dólares (53,440 millones de euros) entre 2016 y 2022, según la consultora AlixPartners, citada por Reuters. Y el empuje no habría tenido sólo efecto en su proyección al exterior; las compras —también subsidiadas por Pekín— van en el país asiático por delante del resto del mundo: en 2022 crecieron un 90% hasta alcanzar las 5,67 millones de unidades vendidas, según cifras de la Asociación China de Coches de Pasajeros, recogidas por el diario económico chino Caixin. El dato representaba el 27,6% del total de coches.
“Las empresas automovilísticas de la UE llevan muchos años invirtiendo y operando en China, y el mercado chino se ha convertido en el mayor mercado de ultramar para muchas empresas automovilísticas de la UE”, ha defendido por otra parte el portavoz del ministerio de Comercio. “China siempre ha mantenido una actitud abierta y cooperativa y da la bienvenida a las empresas automovilísticas de la UE para que sigan ampliando sus inversiones en China, incluidas las inversiones en vehículos eléctricos”, ha asegurado.
La floreciente industria ha comenzado a atraer a firmas de la UE hacia oriente. En julio, el gigante alemán Volkswagen pagó 700 millones de dólares (unos 656 millones de euros) para hacerse con casi el 5% del fabricante chino Xpeng, uno de los líderes del mercado, con el objetivo de desarrollar juntos vehículos eléctricos.
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