Santiago Fuentes, el cabecilla español de Arbistar: una vida entre estafas, mentiras y bitcoins
El empresario ha dejado un oscuro rastro en Cataluña y Canarias: recién encarcelado por un gran fraude piramidal con criptomonedas, ya salió indemne de otros dos escándalos similares y acumula una condena de cárcel por coacciones
Santiago Fuentes se muerde la lengua al entrar en la Audiencia Nacional. Ya no quiere hablar de nada. Atrás deja sus locuaces intervenciones en Youtube, redes sociales y congresos, donde durante años vendió las supuestas maravillas de los negocios en los que participaba. Lustros dedicados a prometer que podían forrarse quienes confiaran en las empresas a las que ponía cara. “Yo fui pionero en España de los negocios online”, alardea en una entrevista en internet, donde se promocionaba sin descanso y aseguraba que él era distinto a todos los que se había cruzado en este mundillo: “Te das cuentas de la cantidad de sinvergüenzas y chorizos que hay. Porque, en la mayoría de empresas donde yo he estado, por desgracia han sido ponzis [fraudes piramidales], sin uno saberlo. Te engañan todos”. Sin embargo, el juez José Luis Calama cree que él tampoco era diferente. Este 26 de junio, después de que Fuentes se negara a responder a preguntas, el magistrado ordenó su ingreso en prisión provisional, señalado como cabecilla de una macroestafa de 92 millones de euros y 32.000 perjudicados en torno a la compañía Arbistar.
La vida de Fuentes ha sido una continua montaña rusa, de la que había logrado bajar bastante indemne hasta ahora. Había surfeado con relativo éxito los señalamientos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que lo mantiene bajo el radar desde 2008. Y también había esquivado hasta en dos ocasiones las imputaciones de la Fiscalía, que lo sentó en el banquillo de la Audiencia Nacional en 2017 y 2021 por colaborar con sendas estafas piramidales (Finanzas Forex y Geteasy), de las que salió absuelto. Desafiante y fiel a la palabra “actitud” que luce tatuada en su antebrazo derecho, él seguía operando en el mercado y se defendía de quienes lo acusaban: “Hay muchos bobos”. Pero este junio todo ha cambiado. No solo el juez Calama ha ordenado su ingreso en prisión provisional por el fraude de Arbistar, sino que la Audiencia de Barcelona lo ha condenado a un año de cárcel por coacciones a un intermediario de bitcoins, que lo acusa de secuestrarlo durante horas para amedrentarlo. Esta es la larga historia que ha conducido a su caída.
Capítulo 1: los inicios en Girona
Los primeros negocios conocidos de Fuentes se sitúan en Girona, donde nació en 1968. Allí trabajó como comercial de una radio hace más de 20 años, según cuenta un médico de la ciudad. El doctor explica que, por aquella época, ya había comenzado con sus tejemanejes y que a él mismo le “estafó”. Fuentes le dijo que, “si pagaba por adelantado y en efectivo un paquete de anuncios” de su clínica, le conseguiría unos descuentos en la emisora. “Pero pasaban los días y no los escuchábamos. Llamé a la radio y me dijeron que yo llevaba sin pagar no sé cuánto tiempo. Pero yo tenía todos los recibos oficiales porque él me los hacía”, añade el afectado, que subraya que le demandó entonces en los tribunales y que un juzgado lo condenó en 2002 a abonarle más de 13.000 euros. Pero Fuentes nunca lo hizo: “Él se declaró insolvente”.
Su rastro conduce a continuación a los registros mercantiles. A partir de 2003 comienzan a constituirse compañías en las que figurará como administrador, como Top 17 MTLS y Team 3 Girona, ya extinguidas. Desembarca así de lleno en el mundo societario, que resultará clave después en el caso Arbistar.
Capítulo 2: alerta de la CNMV
Poco a poco, los tentáculos y contactos de Fuentes se extienden más allá de Cataluña y, en solo unos años, llama la atención de las autoridades financieras. En abril de 2008, las sospechas alcanzan tal magnitud que la CNVM emite la primera alerta pública sobre él —incluso, lo incluirá en su informe anual de ese ejercicio y de 2009—. La Comisión lo vincula sin rodeos con un chiringuito financiero, Finanzas Forex, encabezado por Germán Cardona, al que se le acabaría bautizando como el Madoff español. “Su actividad consiste, supuestamente, en ofrecer inversiones en el mercado de divisas, asegurando a sus clientes muy elevadas rentabilidades. Su comercializador más activo en España es Santiago Fuentes”, advertía el organismo regulador.
Aquel negoció resultó ser una estafa piramidal, como declaró la Audiencia Nacional en marzo de 2017, que condenó a Cardona a 13 años y tres meses de prisión —aún sigue entre rejas— por un fraude de más de 350 millones de euros cometido entre 2007 y 2010, que dejó 180.000 afectados. El tribunal consideró probado que Fuentes había figurado como responsable del Departamento de Marketing y que participó en conferencias y reuniones de promoción de la compañía, pero no constaba que impulsara la creación de ninguna de las sociedades implicadas o la apertura de cuentas bancarias. Durante su declaración, él limitó su papel a un mero “inversor-promotor”, que también perdió su dinero. Todo ello provocó que los magistrados lo absolvieran al concluir que no existían pruebas suficientes contra él. La Fiscalía le pedía 14 años de cárcel por estafa y asociación ilícita.
Capítulo 3: la trama de geolocalizadores
A Fuentes lo imputan en 2011 por el caso Finanzas Forex y no le absolverán hasta 2017, según un informe policial. En ese tiempo, mientras se encontraba bajo sospecha, vuelve a adentrarse en otro entramado, Geteasy, que también lo llevará al banquillo de la Audiencia Nacional. El tribunal sentenció que, en torno a esa firma, se urdió otra estafa piramidal entre 2014 y 2016, que ofrecía a “las víctimas (inversores) la adquisición de un producto (geolocalizadores) mediante una empresa intermediaria, a la cual pagaban una cantidad de dinero”. “Esta adquisición daba derecho al uso y disfrute de uno de los geolocalizadores. El resto eran alquilados a terceros para que generasen un beneficio [...] Sin embargo, el producto no existía y las personas o empresas que utilizarían el producto y pagarían por su servicio, tampoco”, afirma la resolución, fechada en diciembre de 2021.
La Fiscalía, que pedía tres años de cárcel para Fuentes, incidía en que él fue una de las “personas que se dedicaba a promocionar el fraude y captar inversores” en España, como había ocurrido en Finanzas Forex. Según el escrito de acusación, “comercializó los productos de Geteasy en la zona de Cataluña” y “puso en marcha”, junto a Iván Grima, “el grupo denominado Líderes Online, que es un grupo de captadores y reclutadores que suele operar en todo tipo de negocios piramidales”. Pero, de nuevo, aunque el tribunal concluyó que Fuentes había “estimulado a terceros” a invertir en la trama, no encontró pruebas de que “estuviera al tanto” de toda la red irregular que había detrás.
Precisamente, esta será la tesis que usará él para defenderse cuando arrecien las sospechas sobre Arbistar: “Cuanto más éxito tengamos, más nos van a criticar. Yo siempre digo lo mismo: ‘no me tengo que justificar de nada’. Llevo 30 años en el mercado. Y lógicamente, con 30 años que llevo, he pasado por muchas empresas y he tenido errores de meterme en sitios, donde sin tener el control, he comido mierda. Pero eso no quiere decir que yo haya tenido que ver con esa mierda. Simplemente, estaba ahí”.
Capítulo 4: la acusación de secuestro
Los horizontes de Santiago Fuentes se amplían y, junto a otros socios, comenzó en 2017 a tener relaciones comerciales con Joaquín Fenoy, especializado en criptomonedas. “Una persona, que se me había ofrecido como comercial, me lo presentó”, recuerda este intermediario catalán de bitcoin, que se dedicaba a invertir las monedas virtuales de sus clientes en mercados. “Esta persona me había dicho antes que me podía conseguir clientes con grandes volúmenes de bitcoins, pero que eran gente peligrosa. Por lo que yo me negué. Entonces, cegado por las comisiones que podía perder, me presentó a Fuentes como un empresario de Girona normal. Y, en aquel momento, si tú ponías en Google el nombre de ‘Santi Fuentes’, no aparecía nada chungo”. Fenoy no sospechó más. Sin embargo, los problemas llegaron cuando el dinero se esfumó.
Fenoy explica que invirtió en Grecia los bitcoins que había recibido de Fuentes y de sus colaboradores, pero que le estafaron y no pudo recuperarlos. Entonces, añade, comenzó a recibir amenazas contra él y su familia. Toda una campaña que se tradujo en un “secuestro” el 9 de noviembre de 2017, según denuncia la víctima. A través de un hombre que hizo de “gancho”, lo citaron a las 20.30 en el bar del hotel Fidel de Zaragoza. Asumiendo que iban a “obligarlo a permanecer con ellos” y a “amenazarlo”, según ha declarado probado la Audiencia de Barcelona este pasado 9 de junio, allí se presentaron por sorpresa Santiago Fuentes y dos socios, y le intervinieron el móvil y el ordenador portátil. Después, condujeron a Fenoy en un coche hasta Barcelona: “Durante el trayecto, Fuentes iba en el asiento de atrás y de copiloto estaba un señor colombiano, que me iba haciendo fotos para enviárselo a otro. La cabeza me iba a mil por hora, e incluso pensé en estrellarme con ellos”.
Fenoy recalca que, durante el viaje, pudo “sonsacarles” dónde querían que aparcase en Barcelona. De forma que aprovechó un descuido para avisar a un conocido por un teléfono desde una gasolinera; lo que permitió a la Guardia Civil detener a Fuentes y a uno de sus socios en el aparcamiento de la estación de Sants a la mañana siguiente. Por todo ello, la Audiencia de Barcelona ha condenado a Fuentes a un año de cárcel por coacciones. Además, a ese juicio se aportaron conversaciones de WhatsApp extraídas del móvil de Fuentes, en el que se encontró un audio que las acusaciones del caso Arbistar consideran clave, ya que mantienen que demuestra sus intenciones de urdir una estafa piramidal.
En esa grabación, que fechan el 28 de octubre de 2017, se le escucha decir presuntamente: “Habrá que ponerse a hacer un negocio a full y ganar miles de bitcoins, tío… y pagar a esta gente [...] Montar algo nosotros que podamos generar un montón de bitcoins… ¿entiendes? Alguna historia... Montar una pirámide si hace falta”. El abogado Carlos Aránguez, que representa a más de 3.500 afectados de Arbistar, detalla que este archivo ya se ha incorporado a la causa de la Audiencia Nacional.
Capítulo 5: Arbistar, el gran golpe
El principio de la gran caída de Fuentes se puede situar el 8 de mayo de 2019, cuando constituye la empresa Arbistar. Lo hace ya en Arona (Tenerife), adonde se había mudado. “Vine de carnaval, y me quedé aquí”, bromea en uno de sus vídeos. El juez Calama apunta que, en torno a esa compañía, el presunto estafador tejió una gigantesca estafa piramidal con características similares a las de Finanzas Forex y Geteasy, como agresivas campañas de publicidad y congresos para captar seguidores. Un plan que le permitió supuestamente defraudar más de 92 millones de euros a 32.000 inversores, pese a que “únicamente vendía humo” y a que el negocio “era financieramente inviable desde su origen”.
Según el sumario, el fraude operó hasta septiembre de 2020, y usaba nuevos instrumentos (monedas digitales) para calcar el tradicional esquema de estos fraudes ponzi. Arbistar aseguraba que había desarrollado un software que, mediante la aplicación de un algoritmo de inteligencia artificial, ejecutaba operaciones de compraventa de criptomonedas que “garantizaba la obtención de pingües beneficios”. Así lo vendía Fuentes en una charla pública: “Las criptomonedas, como no es un mercado regulado, tienen distintos precios en los exchange, cajas de cambio. Por ejemplo, un bitcoin tiene un precio distinto en un exchange que en otro. El arbitraje consiste en comprar la moneda en el sitio donde está barata y venderla donde está más cara. Nuestros robots detectan esas diferencias de precio al instante. En décimas de segundo, lo que hacen es producir la operación ganadora. Hemos creado sistemas automáticos para que la gente no tenga ni siquiera que estar pendiente del mercado”, afirmaba.
La compañía prometía unas ganancias que oscilaban del 8% al 15% mensual, con el único requisito de que los clientes no podían retirar su dinero en los primeros meses. Pero el juez ha concluido que “dicho programa automatizado nunca existió, basándose la oferta de negocio en una ficción”; y que Fuentes es el “ideólogo” y “líder indiscutible” de ese fraude. “Presentándose como CEO de Arbistar, [...] diseñó la estrategia defraudatoria y daba concretas instrucciones tanto a los empleados de la sociedad como al resto de integrantes de la organización”, apunta el magistrado, que ha procesado a siete personas por los hechos (entre otros, al propio Fuentes y a su viejo colaborador Iván Grima).
EL PAÍS contactó con Santiago Fuentes antes de su ingreso en prisión para recabar su versión, pero este rechazó contestar a las preguntas de este diario. El presunto estafador también se ha acogido a su derecho a no declarar en la instrucción del caso Arbistar y en el juicio por las coacciones a Joaquín Fenoy.
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