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Las horas trabajadas alcanzan las cotas previas a la Gran Recesión tras dispararse en el primer trimestre

El menor tiempo de trabajo que se ha estado registrando hasta ahora explica el retraso en la recuperación del PIB previo a la pandemia

Un operario trabaja en una fábrica en el polígono de Pocomaco, en A Coruña.
Un operario trabaja en una fábrica en el polígono de Pocomaco, en A Coruña.ÓSCAR CORRAL
Antonio Maqueda

Las horas efectivamente trabajadas han sido la asignatura pendiente de la economía española en la recuperación de la pandemia. Por más que mejorase la ocupación en número de trabajadores, las horas que hacían en su conjunto se quedaban muy por detrás. Con más ocupados, se producía durante menos horas en total. Y eso ha sido así desde que comenzó la pandemia debido a que ha habido más bajas por enfermedad, más días libres tomados por vacaciones y, sobre todo, una recomposición del empleo hacia sectores, como el público o los servicios, en los que se hacen menos horas de media. Este fenómeno explica la brecha que existe entre las buenas cifras de empleo y las menos buenas de PIB y, por lo tanto, el retraso de la economía española a la hora de recobrar los niveles de actividad precovid. Hasta este primer trimestre de 2023. En la Encuesta de Población Activa que publicó el jueves el INE, las horas trabajadas totales se dispararon entre enero y marzo hasta números no vistos desde antes de la Gran Recesión. 660 millones semanales. Habría que remontarse a 2008 para ver un trimestre con un dato superior.

Entre enero y marzo de 2023 hubo un 4,8% más de horas que en el trimestre anterior y un 3,5% más que en el primero de 2019. Si se compara con el primer trimestre de un año antes, la cifra es un 2,1% superior. “Es una muy buena noticia, si bien cabe recordar que solo es un trimestre. Hay que tener estos números durante un año entero para conseguir una recuperación completa”, señala Gregorio Izquierdo, director del Instituto de Estudios Económicos.

Como explica Antonio Merino, economista de Repsol, hay más horas trabajadas con un PIB más bajo. También hay un 5% más de ocupados que en 2019 pero solo con un 3% más de horas. Es decir, hay una menor productividad que antes de la pandemia a pesar de la mejora del último año. Una parte puede achacarse al mayor peso del empleo público, que ha supuesto un tercio del aumento de la ocupación creada desde la pandemia. Esta se contabiliza en el PIB sin productividad debido a que en la práctica solo se imputa su producción al valor del coste, mientras que en el sector privado se computan los costes y el margen con el que consigan vender. Otra parte podría deberse al crecimiento de sectores que son menos productivos como el turismo, apunta Merino. Y dentro del sector privado ha habido una destrucción del tejido de autónomos, que son los que declaran más horas trabajadas de todos los colectivos, añade Izquierdo. En la Encuesta de Población Activa figuran 16.000 trabajadores por cuenta propia menos que en el cuarto trimestre de 2019 y 43.000 menos que hace un año.

Aun así, aunque las horas se están recuperando, estas todavía están avanzando bastante por detrás de la ocupación: mientras que en términos desestacionalizados el número de ocupados creció en el primer trimestre un vigoroso 1,2%, el equivalente a unos 260.000 empleos, las horas escalaron a un ritmo inferior: un 0,4% según los cálculos desestacionalizados del INE de contabilidad nacional, que se usan para medir el PIB y que explican que en el primer trimestre de este año todavía faltase un escaso 0,2% para alcanzar el nivel de producto interior bruto del cuarto trimestre de 2019. Esa diferencia en horas se debe a que entre enero y marzo el empleo que se creó en términos netos sin desestacionalizar fue a tiempo parcial: los trabajadores a tiempo completo disminuyeron en 34.700; a tiempo parcial aumentaron en 23.600.

Más bajas por enfermedad

En todo caso, las explicaciones sobre el enigma de las horas han sido profusas y variadas. Las bajas laborales han aumentado con fuerza desde la irrupción de la pandemia. La covid y la gripe se han dejado notar en este sentido incluso una vez pasado lo peor de la crisis sanitaria. Una población trabajadora que envejece también puede estar influyendo. Sobre todo a medida que la edad media se acerca a los 50 años. Puede haber contribuido algo la ampliación del periodo de baja por paternidad. Otra explicación muy parcial radica en que según los datos han aumentado los días tomados de vacaciones. Los trabajadores pueden haber dispuesto de días que con la pandemia no habían cogido.

El Banco de España ha señalado además que se está produciendo un cambio en el peso de los sectores que tiene importantes consecuencias en términos de horas. Hay más servicios y más empleo público, en los que se dan menos horas trabajadas en promedio. Las contrataciones para el sector sanitario o el educativo, motivadas por la pandemia, pueden haber sido por días o semanas, rebajando las horas. Los empleos de servicios y de plataformas de distribución también podrían traducirse en menos horas. En cambio, sectores como la industria o la construcción, con más horas trabajadas regladas, no han exhibido el mismo vigor. Los cuellos de botella en las manufacturas, sobre todo en el motor, pueden haber producido reducciones de jornada. El uso de los ERTE puede haber sido otra clave que ha pesado durante un tiempo.

El organismo supervisor también apunta a una tendencia estructural ocurrida durante las últimas décadas. Entre 1987 y 2019, la jornada media ha caído desde las 37 horas hasta las casi 32. Factores como el mayor peso de los servicios, el aumento del tiempo parcial y la incorporación de más mujeres al mercado laboral eran los motores de esta transformación. Y entonces llegó el coronavirus: “La pandemia intensificó el descenso de la jornada laboral media, aunque los datos más recientes muestran una recuperación”, dice en un análisis sobre la evolución de las horas trabajadas. En general, las jornadas son ahora inferiores en una hora a las de antes de la crisis sanitaria, subraya. Y añade que tras la covid el comercio “permanece alejado de su perfil histórico de horas”.

Las diferencias entre el INE y la Seguridad Social

El menor número de horas trabajadas es uno de los misterios a la hora de intentar descifrar el comportamiento postcoronavirus de la economía española. Muchos economistas han aducido que ha habido numerosas dificultades para recabar y calibrar los datos en un contexto de altísima volatilidad por la pandemia. El propio INE ha admitido esto. Y el Gobierno ha criticado al INE alegando que las horas tenían que ser mayores a la luz de los datos de recaudación y de afiliaciones. Incluso ha defendido que se dé más peso a los registros frente a las encuestas como la de población activa que usa el INE para medir el empleo. Si bien algunos economistas recuerdan que la Seguridad Social contabiliza afiliaciones, mientras que el INE trata de captar las horas trabajadas por ocupado.

El INE intenta por ejemplo reflejar la economía sumergida. En cambio, la afiliación a la Seguridad Social lógicamente no lo hace. Es más: el Gobierno ya elaboró un informe en el que detectaba que con la covid se habían aflorado unos 280.000 empleos sumergidos debido a un mayor uso de las tarjetas y a que más gente está reclamando un puesto en la economía regulada para poder beneficiarse de ayudas y de la mejora del SMI. Lo cual ayudaría a explicar en buena medida las diferencias entre unas estadísticas y otras.

En cuanto a los fijos discontinuos, estos no cuentan cuando están inactivos ni para la ocupación del INE ni para la afiliación a la Seguridad Social. Cabría pensar que la utilización de este contrato podría estar reduciendo horas al tener llamadas a la actividad que pueden contar con menos días y jornadas más cortas. Sin embargo, no parece por ahora que sea así dado que la proporción de contratos fijos a tiempo parcial ha aumentado solo un poco más que los de tiempo completo.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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