España y Francia pactan un reparto del sobrecoste de 1.100 millones de la interconexión eléctrica del golfo de Vizcaya

Los reguladores españoles y franceses han acordado a última hora de la tarde de este jueves un reparto de los 1.100 millones de sobrecoste que acumula el proyecto de interconexión eléctrica en el golfo de Vizcaya. El pacto allana el camino para que la infraestructura pueda entrar en operación en 2027 o 2028, tras varios años de retraso y más de una década después de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Commission de Régulation de l’Énergie (CRE). El acuerdo implica que España tendrá que pagar el 54% de la obra, frente al 46% francés, una vez restados los fondos europeos, que ascienden a 578 millones de euros.

“A pesar del aumento de los costes del proyecto, debido a un contexto de tensión en los mercados de materias primas, las autoridades reguladoras han reconocido que el proyecto sigue siendo beneficioso para ambos países y, en particular, para Europa”, se lee en la nota en la que la CNMC comunica la fumata blanca. “Este acuerdo confirma la importancia de este proyecto para ambos países y asegura su implementación”.

El futuro cable es importante para las dos partes en liza. Para España y Portugal —dos mercados casi completamente interconectados—, porque reducirá su dependencia del resto del continente europeo; para Francia, porque —como ha quedado patente en los últimos meses— no puede depender íntegramente de su vastísimo (y vetusto) parque nuclear, que además arroja precios de la electricidad notablemente más caros que los de las renovables ibéricas.

2027... o 2028

El proyecto de interconexión a través del Golfo de Vizcaya contará con dos enlaces eléctricos independientes, cada uno con una capacidad de un gigavatio (GW), entre las localidades de Cubnezais (Francia) y Gatica (España), duplicando la capacidad actual hasta los cinco GW. Cubrirá una distancia total de 400 kilómetros, entre ellos 300 bajo el mar. Más de las dos terceras partes de su recorrido discurrirán por suelo francés.

Aunque este jueves la CNMC apunta a 2028 como fecha prevista de entrada en servicio, 48 horas antes la presidenta de Red Eléctrica de España (REE), Beatriz Corredor, había asegurado que estaba todo dispuesto para que empezase a funcionar en 2027. Tras el pacto, fuentes del gestor del sistema eléctrico han confirmado a este diario que su consejo de administración se reunirá este viernes con carácter extraordinario para cerrar todos los detalles pendientes.

Incluso cuando esta nueva interconexión esté activa, España seguirá a años luz de la recomendación europea, del 10% de la capacidad de generación eléctrica instalada en el sistema para 2020 y del 15% para 2030. Con este nuevo cable (doble), se pasará del 2,8% actual a poco más del 5%.

Materias primas más caras

En septiembre de 2017, las autoridades españolas y francesas estimaron un coste total de 1.750 millones. Hoy ya son 2.850, con un “margen de riesgo” de otros 250. “Debido a un contexto de mercado desfavorable, los precios de los principales componentes de estos futuros enlaces han aumentado considerablemente desde las estimaciones iniciales”, explica la CNMC. “Sin embargo, los beneficios previstos del proyecto también han aumentado considerablemente, debido a la evolución prevista del mix energético y del consumo de electricidad en los países europeos, en un contexto de aceleración de la transición energética”, apostilla.

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