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El autoconsumo eléctrico se duplicó el año pasado: 200.000 casas ya cuentan con placas solares

La potencia instalada en España ya supera los cinco gigavatios. De continuar este ritmo, se cumplirá incluso el escenario más optimista del Gobierno para 2030

Instalación de autoconsumo solar en una vivienda de Sant Just Desvern (Barcelona).
Ignacio Fariza

Nuevo capítulo en el imparable ascenso del autoconsumo eléctrico en España. En 2022 se instalaron más de 2,5 gigavatios (GW) de nueva potencia solar en domicilios y empresas, un 108% más que en 2021. Entonces, la cifra se quedó en 1,2 GW tras haberse —igualmente— duplicado respecto a un año antes. Los datos, que adelanta EL PAÍS y que presentará este lunes la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), apuntan a un acumulado de más de 5,2 GW de potencia instalada y a más de 200.000 hogares que ya cuentan con placas en el tejado.

Pese al reciente auge en casas, donde los paneles han proliferado en los últimos años, en 2022 el 47% de la nueva potencia instalada —seis puntos más que un año antes— fue en el sector industrial. A renglón seguido, el residencial supuso el 32%; el comercial, el 20%; y el autoconsumo aislado —es decir, sin conexión a la red eléctrica—, el 1% restante.

El director general de UNEF, José Donoso, destaca dos elementos detrás de esta reciente fiebre del autoconsumo, especialmente patente en viviendas unifamiliares: el estallido en el precio de la luz, sobre todo tras la invasión rusa de Ucrania, y las ayudas para la instalación de paneles y baterías que contienen el plan europeo de recuperación. “La eliminación progresiva de las barreras administrativas [el País Vasco es la única comunidad autónoma en la que se mantiene la obligatoriedad de pedir licencia de obras para instalar paneles] y los incentivos locales también han hecho que cada vez más particulares se conviertan en autoconsumidores sumándose, de esta manera, a la lucha contra el cambio climático”, expone el directivo.

Aunque es difícil estimar cuánto, la proliferación de paneles solares en casas y empresas es uno de los factores que están presionando a la baja la demanda de electricidad: en 2022, esta se contrajo un 3,2%, con un descenso especialmente acusado en el tramo final del año. Aun no siendo el principal —el mayor es, de largo, la destrucción de demanda por los altos precios—, nadie en el sector duda de que ha tenido un impacto. Y que esta dentellada sobre el consumo irá a más en los próximos años.

La multiplicación de casos de éxito en la instalación de placas está provocando una expansión boca a boca. Hay, desgrana Donoso, un cierto “efecto demostración que va a hacer que el autoconsumo se convierta en un elemento habitual en nuestras viviendas y negocios”. El próximo paso, añade, será la expansión del autoconsumo colectivo, “una tendencia que irá aumentando y que impulsará todavía más al sector”.

Velocidad de crucero

Una vez rebasado el umbral de los cinco gigavatios de potencia instalada, España avanza, según la UNEF, “a velocidad de crucero” en el cumplimiento de los objetivos marcados en la Hoja de Ruta del Autoconsumo publicada en 2021 por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que se fija un objetivo mínimo de 9 GW en 2030. En un escenario “de alta penetración”, el Gobierno aspira a alcanzar los 14 GW. Al ritmo actual, sin embargo, se superaría con creces incluso esta segunda meta, la más ambiciosa.

Aunque el autoconsumo, individual o colectivo, tiene un potencial enorme en España, solo es un complemento —importante— para un mix de generación en el que tanto la fotovoltaica en suelo como la eólica y las centrales hidráulicas de bombeo tienen que seguir ganando peso en los próximos años. La última versión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que será actualizado la próxima primavera, contempla una matriz de generación en la que el 74% de la electricidad que se consuma en 2030 sea de origen renovable.

España, no obstante, marcha con mucho retraso respecto a otras grandes naciones europeas como Italia, Países Bajos y, sobre todo, Alemania. Vecinos, todos ellos, con muchas menos horas de sol pero con más viviendas unifamiliares. Y, principalmente, en las que el Estado no penalizó a quienes primero optaron por instalar paneles en sus casas con el popularmente conocido como impuesto al sol.

Escasez de mano de obra

“El autoconsumo seguirá [a futuro] la tendencia creciente de este año: solo hay que observar la progresión que ha experimentado tras la eliminación del impuesto al sol, en 2018″, opina Donoso. En 2019, inmediatamente después de que el primer Gobierno de Pedro Sánchez derogase los polémicos gravámenes implementados por su predecesor, Mariano Rajoy, en 2015 —que encarecían la factura eléctrica de los hogares con paneles en las horas en las que se veían obligados a tirar de la red—, estas instalaciones ni siquiera llegaban a un gigavatio instalado. Liberado ya de esas trabas, prácticamente se ha sextuplicado.

El ritmo de adopción del autoconsumo, acelerado por la crisis energética, tiene una segunda cara: la escasez de profesionales para abarcar toda la demanda. “Los buenos datos de autoconsumo ponen de manifiesto la necesidad que tiene el sector de la energía solar en España de formar, captar y retener profesionales para que esta tendencia de crecimiento pueda sostenerse en el tiempo”, subraya la patronal fotovoltaica.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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