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BCE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Adónde apunta el tirachinas del BCE?

Cuidado. El primer ‘error Trichet’ fue acelerar la Gran Recesión con un alza preventiva de 0,25 puntos, un tercio de la operada ahora

Christine Lagarde, presidenta del BCE, en la rueda de prensa del pasado jueves en Fráncfort.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, en la rueda de prensa del pasado jueves en Fráncfort.Reuters
Xavier Vidal-Folch

Una extraña decisión estratégica es aquella en la que el diagnóstico y la receta no concuerdan. Es lo que ocurre con la abultada e imprevista (a esos niveles) alza de los tipos de interés del BCE. Ni siquiera la entidad sabe adónde apunta su (sobrecargado) tirachinas. Ni si servirá para lo que dice.

El propósito de la decisión de aumentar un abrupto 0,75% los tres tipos de interés de la casa —”y esperamos subirlos más posteriormente”, dijo la presidenta, Christine Lagarde—, “porque la inflación permanece demasiado alta y probablemente continúe por encima de nuestro objetivo por un periodo amplio”. O sea, se suben los tipos para combatir la desmesurada alza de precios. Le apoyan las empeoradas perspectivas económicas de sus refinados técnicos. Y que la inflación invada ya al sector servicios. Pero, ojo, pues no se traslada a una espiral precios-salarios.

Claro que inquietan los precios. Pero al mismo tiempo “yo no puedo bajar el precio de la energía, ese no es mi trabajo”, que dijo con tino la gobernadora. Y es que el alza de la inflación en la eurozona se debe en un 39,6% al aumento de la energía, según los organismos internacionales. Los tipos del BCE dejan indiferentes al causante del encarecimiento del gas y a los traders de otros carburantes. Así que subirlos no parece palanca eficaz para rebajar casi la mitad de la inflación.

¿Para qué servirá la medida? Ay, paradoja, para subir ciertos precios. Para encarecer de inmediato las hipotecas a tipo variable y las fijas que se firmen desde ya; para agravar la financiación de empresas y hogares; para aplanar en consecuencia el consumo y la inversión; para desvalorizar la renta variable (aunque ayer las bolsas subían, claro que otra vez empujadas por banca y seguros) y animar la renta fija; para aumentar el coste de la deuda pública: o sea, para disminuir la actividad, adormecer el PIB y reforzar el estancamiento (incluso recesión) que el propio BCE pronostica para 2023, incluido un desincentivo para el empleo.

En el otro platillo de la balanza, los ganadores serán los bancos, porque siempre amplían margen cuando suben los tipos.

Y porque no les lloverán, sino que les inundarán, los beneficios caídos gratis total del cielo, al obtener un 0,75% de la facilidad de depósito, el acto de tener muerto en sus cuentas del BCE el exceso de liquidez dispuesto por Fráncfort... para evitar que se produzca colapso alguno de la liquidez. También se beneficiarán los ahorradores/inversores en renta fija. Y, residualmente —de momento—, los depositantes en cuentas bancarias.

Lo más preocupante del alza de tipos no es este en sí mismo. Es de cajón que el BCE debía visualizar algún signo de que le trastorna —como a todos, e incluso más, pues es su oficio lidiar esta batalla— el disparo de la inflación. Lo malo es que fotocopie a la Fed en su agresiva puja del 0,75%, cuando había sugerido un 0,5%.

Y cuando su economista jefe, el paloma Philip Lane, había pespunteado una senda pausada de aumentos futuros, para disponer de espacio, no agotarlo al primer envite. Pues tampoco, asevera Lagarde, que el actual 1,25% del tipo básico está aún “muy lejos” del que avizora, y cuyo alcance dice ignorar. Pero, otra paradoja, que lo perseguirá con denuedo: con determinación, aunque sea indeterminado. Calculen. Si insinúa que habrá alzas al menos similares en las próximas (“dos a cinco”) reuniones mensuales del Consejo de Gobierno, es que otea un resultado final en el entorno del 2,25%-3%. Mucho más allá del tipo de interés natural —el neutral que ni incentiva ni penaliza la dinámica económica— situable en torno al 1,5%.

Cuidado. El primer error Trichet, en julio de 2008, fue acelerar la Gran Recesión de Lehman Brothers con un alza preventiva de (solo) 0,25 puntos, un tercio de la ahora operada. A ver si por preservar la credibilidad de la casa arruinamos a Europa. Y a los europeos.

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