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CaixaBank reduce su beneficio un 62% por los efectos de la fusión con Bankia

El banco calcula que el impuesto a la banca le impactará entre 400 y 450 millones en 2022

Dani Cordero
Caixabank
Torres de CaixaBank en Barcelona.

CaixaBank redujo su beneficio contable en el primer semestre del año un 62%, situándose en los 1.573 millones de euros. Esa caída se explica porque en 2021 el banco se apuntó una aportación contable de 4.300 millones por el fondo negativo de comercio, también denominado en sus términos ingleses badwill, como efecto de su fusión con Bankia. Ahora que ha desaparecido ese apunte, el resultado neto de la entidad sufre una fuerte caída. Según ha comunicado a la CNMV, de no tener en cuenta ese apunte, las ganancias hubieran crecido un 17,1%.

La entidad explica que sus resultados se han visto beneficiados por la reducción de costes, de provisiones y por una fuerte actividad comercial, cuyos servicios permitieron compensar la reducción del margen de intereses durante el segundo trimestre, que muestra la evolución del negocio bancario. Ese margen cayó un 3,6% en la contabilidad proforma [homogénea con el perímetro del año pasado], hasta situarse en los 3.156 millones de euros, a causa, argumenta el banco, del escenario de bajos tipos de interés durante el primer semestre. Sin tener en cuenta esa adaptación contable, ese ratio que mide el negocio bancario puro hubiera crecido un 11,6%.

La rueda de prensa de la entidad para presentar los resultados se ha centrado, sin embargo, en la proposición de ley a través de la cual el Gobierno quiere implantar dos impuestos para el sector eléctrico y la banca. El consejero delegado del banco, Gonzalo Gortázar, se ha posicionado en contra del tributo que afectará a las entidades financieras que ingresen más de 800 millones de euros. Ha tildado la medida de “equivocada y errónea”, por “injusta, distorsionadora y contraproducente”. El banco estima que el gravamen del 4,8% en el margen de intereses y las comisiones tendría un impacto en CaixaBank para el ejercicio de 2022 (a pagar un año después) de entre 400 y 450 millones de euros, según sus “cálculos preliminares”.

Gortázar ha evitado avanzarse y amenazar con una denuncia en los tribunales para intentar frenar el devengo del tributo extraordinario. Pero ha defendido que su imposición no tiene sentido porque, a pesar del contexto de aumento de los tipos de interés, “es sencillamente falso” el argumento de que la banca esté teniendo “resultados extraordinarios altos”. Ha criticado asimismo el umbral de 800 millones de facturación que marcará qué entidades pagan o no el tributo. Ha señalado que eso dará ventaja a las entidades territoriales, a las sucursales extranjeras y a los fondos buitres que operan en España compitiendo con la banca tradicional de mayor tamaño. “Pero lo más relevante -ha subrayado Gortázar- es que la lección de las crisis pasadas es que cuando el sector bancario no está en buena posición en una crisis, esta es más fuerte y más duradera”.

En todo caso, Gortázar ha explicado que no se plantean reducir los repartos de dividendos previstos en su plan estratégico, en el que prevén distribuir un total de 9.000 millones de euros. “No veo ningún peligro”, ha dicho tras ser preguntado sobre el tema.

Evolución del negocio

Gortázar ha alabado además la evolución de CaixaBank en el semestre, en el que dice haber combinado “la fase final del proceso de integración con Bankia” con un “fuerte crecimiento” de su actividad comercial. Todos los segmentos de negocios bancarios crecieron en nueva producción: las hipotecas, a un ritmo del 58%, los créditos al consumo, al 21%, y la nueva producción crediticia para empresas, a un 57%. Las comisiones bancarias recurrentes se mantuvieron estables y cerraron con un crecimiento del 1,1%. Asimismo, la actividad aseguradora creció un 25%.

También jugaron en contra de CaixaBank la evolución de los dividendos, reducidos un 13,5%, hasta los 131 millones de euros. La caída se debe básicamente a las menores aportaciones de Telefónica (38 millones frente a los 51 millones de 2021) y BFA (87 millones ante 98). Tras la venta de Erste Group los resultados de las entidades valoradas por el método de participación se reducen un 48,4%.

A favor de aflorar mejores resultados ha jugado la reducción de los costes de CaixaBank. Los de personal caen un 7,5% después de las salidas del ERE que se practicó para dimensionar el tamaño de la plantilla a los objetivos de la dirección.

El banco mantiene 1.257 millones de euros provisionados para hacer frente a las consecuencias sobre la economía de la guerra en Ucrania. De momento el balance no se habría debilitado, defiende la entidad, y mejora “trimestre a trimestre”. La morosidad se sitúa al 3,2%, el nivel más bajo desde 2008 y tres puntos básicos del primer trimestre; los fondos para insolvencia están a 8.126 millones y la ratio de cobertura es del 65%. Los saldos dudosos, 12.424 millones, se han reducido en 1.209 millones en un año.

El ratio de solvencia CET1 es del 12,4%, inferior al del cierre de 2021 (13,1%) a causa de la compra de acciones que ha iniciado el banco como fórmula de remuneración al accionista, tal y como contempla el plan estratégico. Por el momento se han adquirido acciones en diferentes momentos por un importe total de 947 millones de euros, lo que representa el 52% de los previstos, 1.800 millones.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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