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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Conducir mirando el retrovisor

La extrema debilidad del consumo sigue siendo el gran lastre, y explica casi todo el retraso en la recuperación económica

Inflacion
Una mujer paga su compra en una frutería de Barcelona.Carles Ribas

El INE confirmó este viernes el frenazo de la economía española en el primer trimestre del año. Revisó a la baja el crecimiento del PIB, del estimado inicial de 0,3% a un incluso más flojo 0,2%. Es un dato decepcionante, pero que no deja de ser esperado dada la confluencia de factores negativos a los que la economía española se enfrentó a principios de año: la oleada de contagios por la variante ómicron, la huelga de transportes, o una inflación disparada casi a los dobles dígitos. Esto significa que la economía española sigue siendo el alumno rezagado de la clase, con un nivel de actividad económica bastante por debajo del nivel previo a la pandemia.

El crecimiento de las exportaciones fue mucho menor al estimado inicialmente. Llama la atención sobre todo la rebaja a los datos de las exportaciones de servicios, el componente del PIB que captura, entre otras cosas, el comportamiento del sector turístico. La rebaja confirma las sospechas que algunos ya habíamos formulado después de conocer los datos iniciales, que reflejaban unas exportaciones de servicios un 10% de encima del nivel prepandemia, algo difícil de cuadrar con un turismo aún en recuperación. Mientras tanto, el consumo público también se rebajó sustancialmente, un dato que sin duda será celebrado por los fans de la servilleta de Laffer.

La revisión del PIB también nos dice que el consumo de los hogares cayó, pero mucho menos de lo estimado. La extrema debilidad del consumo sigue siendo el gran lastre, y explica casi todo el retraso en la recuperación económica respecto a nuestros vecinos. Los flojos datos de consumo son consistentes con la enorme caída de los salarios reales, pero sigue habiendo grandes incógnitas respecto a las cifras mostradas en la contabilidad nacional, ya que divergen con datos alternativos de consumo, como por ejemplo los de pagos con tarjetas de crédito, que reflejan una situación algo más favorable. La revisión de datos de este viernes ayuda algo a resolver ese puzle.

Desafortunadamente, el rezago en la publicación de los datos económicos significa que nos dan muy poca información de cara al futuro. Igual que no podemos conducir mirando el retrovisor, los datos de PIB del primer trimestre a día de hoy, 24 de junio, nos sirven de poco o nada para anticipar los próximos meses. A pesar de los malos datos de principios de año, hay señales firmes de que la economía española está en condiciones de experimentar un crecimiento potente en el segundo trimestre, dada la evidencia de que el sector turístico está gozando de una recuperación excepcional y el mercado laboral sigue desafiando las expectativas más pesimistas. Pero los nubarrones que se ciernen sobre Europa ante las perspectivas de problemas de suministro energético en invierno y con una inflación aún descontrolada que va a provocar las primeras subidas de tipos de interés en una década, hacen temer un frenazo económico después del verano.

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