Repsol eleva sus beneficios hasta septiembre un 32% respecto a 2019 tras la recuperación del precio del crudo y el gas
La compañía energética aumenta el dividendo un 5%, y acuerda una recompra de acciones y una reducción de capital
Repsol ha obtenido un resultado neto de 1.939 millones de euros en los nueve primeros meses del año, un 32,2% por encima del registrado en el mismo periodo de 2019 (1.466 millones de euros), el último ejercicio antes de la crisis de la covid-19, y una diferencia de más de 4.500 millones frente a las pérdidas de 2.578 millones de 2020. El resultado neto ajustado, que mide específicamente la marcha de los negocios, se queda en 1.582 millones en los primeros nueve meses del ejercicio, por lo que todavía no llega a los 1.637 millones de 2019. Este es el primer ejercicio del Plan Estratégico que acaba en 2025 y en todas las divisiones hubo números negros, según la información remitida este jueves a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Un comportamiento en el que ha tenido mucho que ver el precio del crudo y del gas, que han superado con creces los niveles precrisis.
La compañía también logró en todos sus segmentos de negocio un flujo de caja operativo positivo, que ascendió a 3.371 millones, y un flujo de caja libre de 1.855 millones. Además, redujo su deuda neta un 9% (642 millones) desde los niveles de diciembre pasado, hasta situarla en 6.136 millones. Por su parte, la liquidez se cifra en 9.948 millones, lo que representa 2,57 veces los vencimientos a corto plazo.
Se marcha un consejero de Sacyr
La marcha de los negocios y la generación de caja han llevado al consejo de administración a proponer a la próxima junta general de accionistas una mejora del dividendo en efectivo de un 5% hasta los 0,63 euros por acción, junto con una reducción del capital social, mediante amortización de 75 millones de acciones propias equivalentes a un 4,9% del capital actual. Con este fin, el consejo ha acordado implementar un Programa de Recompra de acciones por hasta 35 millones de títulos, representativas del 2,29% del capital. Además, José Manuel Loureda Mantiñán ha renunciado a su cargo de consejero en representación de Sacyr, que ha reducido su participación.
Durante el año, la compañía ha vendido sus activos de Exploración y Producción en Malasia y de un bloque en Vietnam, además de su participación en la joint venture Arog, en Rusia. Con estas operaciones, que se unen al fin de la producción de petróleo en España y de la actividad exploratoria en varios países, el negocio avanza en su objetivo estratégico de enfocarse en las áreas geográficas donde cuenta con mayores ventajas competitivas, concentrando su presencia en 14 países y priorizando el valor sobre el volumen.
Inversiones y proyectos
El Plan Estratégico prevé una inversión de 19.300 millones en el periodo, 1.000 millones más de lo inicialmente previsto para aumentar su generación eléctrica renovable y su producción de hidrógeno libre de emisiones, e impulsar otras iniciativas bajas en carbono. De esta forma, el 35% de las inversiones realizadas por Repsol entre 2021 y 2025 se destinará a iniciativas de bajas emisiones.
Repsol está poniendo en marcha inversiones y proyectos que demuestran cómo la descarbonización, abordada desde la neutralidad tecnológica, puede garantizar el futuro y la rentabilidad de estas instalaciones, asegurando empleo y promoviendo riqueza para su entorno. En ese sentido, está adaptando sus instalaciones para utilizar residuos de diferentes orígenes como materias primas para convertirlos en combustibles y materiales más sostenibles, como ha hecho en su refinería de A Coruña, que por primera vez ha procesado aceite de fritura para fabricar hidrobiodiésel. La ambición de Repsol es utilizar tres millones de toneladas anuales de residuos y mitigar más de siete millones de toneladas de dióxido de carbono al año en 2030.
También para ese año, la compañía tiene el objetivo de producir dos millones de toneladas de combustibles bajos en carbono. Para lograr estas metas, en 2023 está prevista la puesta en marcha de la planta de biocombustibles avanzados de Cartagena, la primera de este tipo en España. Esta instalación evitará la emisión a la atmósfera de 900.000 toneladas de CO₂ al año.
Un 60% más de electricidad renovable en 2030
Otro de los pilares de la compañía para avanzar hacia una industria más sostenible es la producción de hidrógeno renovable. La compañía anunció el pasado julio su intención de alcanzar en 2025 una capacidad de generación equivalente a 552 MW y llegar a 1,9 GW en 2030, con una inversión prevista de 2.549 millones. También ha anunciado la instalación de plantas de electrolizadores en las inmediaciones de sus centros industriales, entre los que destacan los electrolizadores de 100 MW y 150 MW que se situarán en las refinerías de Cartagena, Tarragona y Bilbao, donde también pondrá en marcha en el segundo semestre de 2022 el primer electrolizador del País Vasco.
En energía eléctrica renovable, la compañía ha actualizado los objetivos de capacidad instalada en 2030 hasta alcanzar los 20 GW (20.000 megavatios), lo que supone un incremento del 60% frente a la meta anterior. En 2025, la capacidad instalada aumentará hasta 6 GW, desde los 1,7 GW con los que Repsol prevé terminar este año. La compañía planea continuar con el crecimiento orgánico de este negocio con el desarrollo de una cartera de proyectos en operación y desarrollo en países de la OCDE, reforzada tras la joint venture suscrita en Chile con Ibereólica Renovables en 2020, y la adquisición el 13 de mayo de 2021 del 40% de la compañía Hecate Energy en Estados Unidos.
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