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Wallbox debuta en la Bolsa de Nueva York valorada en 1.263 millones de euros

La firma española de puntos de recarga para vehículos eléctricos recibe una inyección de 217 millones tras su estreno en el parqué, algo menos de lo anunciado

De izquierda a derecha, los ejecutivos de Wallbox Douglas Alfaro, Barbara Calixto, Eduard Castaneda, Jordi Lainz y Enric Asunción, en el tradicional toque de campana, este lunes en la Bolsa de Nueva York.
De izquierda a derecha, los ejecutivos de Wallbox Douglas Alfaro, Barbara Calixto, Eduard Castaneda, Jordi Lainz y Enric Asunción, en el tradicional toque de campana, este lunes en la Bolsa de Nueva York.JUSTIN LANE (EFE)

La empresa fabricante de puntos de recarga para coches eléctricos Wallbox, con sede en Barcelona, ha debutado este lunes en la Bolsa de Nueva York bajo la etiqueta WBX y con una valoración inicial de 9,49 dólares por acción. La firma, nacida en 2015 y que tiene entre sus accionistas principales a Iberdrola, pretende liderar el aún incipiente mercado global de los puntos de carga tanto domésticos como de carreteras y autopistas. Pese a cerrar 2020 con una facturación de solo 19 millones de euros, el plan de negocio y la proyección del mercado han aupado la valoración de la compañía hasta los 1.470 millones de dólares (1.263 millones de euros), lo que la convierte en un nuevo unicornio (start-ups con una valoración superior a 1.000 millones de dólares) español. La salida a Bolsa se ha articulado a través del vehículo de inversión Kensington Capital Acquisition Corp.

La operación se ha conseguido por la vía rápida, algo que, según han explicado este lunes los responsables de Wallbox en el debut de la empresa en el parqué neoyorquino, era importante para aprovechar el rápido crecimiento que está experimentando la empresa. Así, en lugar de salir al parqué para buscar financiación mediante una oferta pública de venta (IPO, por sus siglas en inglés), lo ha hecho mediante la fusión con un vehículo de inversión que ya estaba en el parqué buscando empresas en las que invertir. Este mecanismo, conocido bajo las siglas SPAC (empresa de adquisición de propósito especial, en inglés) cotizaba tras haber reunido diferentes inversores con la promesa de que encontraría y se fusionaría con una empresa que cuadrase con sus objetivos. Este engranaje ha adquirido una notable popularidad en los últimos tiempos en Estados Unidos a pesar de ser una opción desde hace años y no está exento de controversia.

En este caso, la SPAC era Kensington (con inversores especializados en el sector de la automoción) y la empresa elegida era Wallbox, fundada por los emprendedores Enric Asunción y Eduard Castañeda. La compañía lo anunció en junio, la operación se cerró el viernes pasado y ha culminado este lunes. El 83% de las acciones es propiedad de los fundadores y de los principales inversores (Iberdrola y los fondos Seaya y Cathay), mientras que el 17% restante se reparte entre los participantes de la compra de acciones en su salida a Bolsa (la llamada inversión privada en capital público o PIPE, por sus siglas en inglés), y los accionistas y inversores de la SPAC.

Inyección de capital para financiar su expansión global

La transacción supone unos ingresos netos para Wallbox de 252 millones de dólares (unos 217 millones de euros), una cantidad algo menor de la anunciada hace tres meses, ya que algunos de los inversores del SPAC se han echado atrás, pero más que suficiente para los objetivos de inversión que tiene Wallbox, asegura la empresa. Esta inyección de capital, según ha explicado el consejero delegado, Enric Asunción, servirá para financiar la expansión de su negocio en el exterior, desarrollar nuevos productos y terminar las dos fábricas (una en la Zona Franca de Barcelona que se inaugurará este año y otra en Texas a partir de 2022) que se suman a sus instalaciones de Sant Andreu de la Barca (Barcelona).

Pese a la pandemia y al fenómeno global de escasez de semiconductores, que está provocando cuellos de botella en las cadenas de suministro, Wallbox garantiza la cadena gracias a sus fábricas propias, a las que se sumará el año próximo la de Arlington (Texas, EE UU), ya en obras. “Una superficie de 15.000 metros cuadrados para una planta que empleará a 250 trabajadores y con una inversión de 44 millones de dólares, en una ciudad muy ágil a la hora de ayudarnos y rodeada de universidades”, explica Asunción. Los planes de infraestructuras del presidente Joe Biden, con una decidida apuesta por el coche eléctrico, son otro factor coadyuvante. “La estrategia de tener fábricas [propias] nos ayuda a controlar la cadena de suministro”, subraya Asunción. Con nueve oficinas en tres continentes y presencia en más de 80 países, Wallbox ha vendido más de 200.000 unidades de carga desde su fundación en 2015.

“Nuestra entrada en los mercados públicos representa el siguiente paso natural para la empresa, ya que la demanda de infraestructuras de carga de vehículos eléctricos y de gestión de la energía está creciendo constantemente en todo el mundo”, ha dicho Asunción en el estreno en Bolsa. El consejero delegado asegura no estar preocupado por el valor de la acción: “Los socios son a largo plazo porque lo que nos preocupa es el rendimiento a largo plazo, no especular con la acción”, ha dicho el directivo, a la vez que recordaba que los principales inversores y fundadores se han comprometido a no vender sus acciones en el plazo de un año. Confía en su plan de negocio: “El mercado está empezando, el 97% de los puntos de recarga que hay que tener en el mundo están aún por instalar, y por cada coche eléctrico que se vende, se vende más de un cargador, y aquí es donde somos líderes mundiales. Somos líderes globales de carga en casa, el 80%, aunque también suministramos soluciones para uso público y semipúblico”.

Alemania, EE UU y Francia, sus principales mercados

La compañía prevé cerrar el año con una facturación de 65 millones de euros y superar los 1.000 millones de euros de facturación en 2025. Wallbox, que desde su fundación ha cerrado todos sus ejercicios multiplicando ventas pero registrando pérdidas por la alta inversión requerida, defiende la rentabilidad de su negocio: “Tenemos un margen bruto del 40% por cada producto” frente a los márgenes del 20% de sus competidores, explica Asunción. La empresa lo explica por tener una cadena de suministro “integrada verticalmente al gestionar la producción de manera interna”.

Actualmente, el principal mercado de Wallbox es Alemania, seguido de Estados Unidos, Francia y España. “España no tiene que ser el principal mercado, somos una empresa global”, han explicado los responsables de la compañía. Iberdrola, además de inversor es también cliente (ha encargado más de 1.000 unidades del primer cargador público de Wallbox), pero la compañía prevé que no acapare más allá del 10% de las ventas.

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