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China recorta compras de porcino y pone al sector contra las cuerdas

El 48% de las exportaciones que realiza España, 1,4 millones de toneladas de los 2,9 millones de toneladas totales, van al país asiático

Sector porcino
Una piara de cerdos en la sierra de Cádiz, en una imagen de la organización agraria Asaja.ASAJA CÁDIZ (Europa Press)

El sector del porcino se enfrenta a una grave situación ante la decisión de las autoridades chinas de ralentizar, o parar en algunos casos, las importaciones de porcino. Este movimiento ya ha provocado una bajada de los precios en España, que habían alcanzado su máximo histórico en 1,60 euros kilo vivo. También lleva a los productores a un nuevo escenario de temor e incertidumbre ante la posibilidad de una grave caída de las ventas al país asiático.

China se ha consolidado como el primer destino de las exportaciones españolas de porcino. Las ventas, ya importantes en los años precedentes, se dispararon desde 2019 a raíz de la peste porcina que diezmó las explotaciones del país asiático con el sacrificio de millones de animales y cierre masivo de granjas. Ello ha supuesto que ahora China importe de España 1,4 millones de toneladas entre carne y subproductos, con un incremento en el último año del 109%, lo que supone una facturación de más de 3.000 millones de euros, un 117% más.

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Con estas cifras, China supone alrededor del 48% de las exportaciones españolas del porcino. España, en total, en 2020 exportó 2,13 millones de toneladas de carne con un incremento del 23,9%. A esto se suman más de 700.000 toneladas de despojos y otros productos hasta los 2,9 millones de toneladas.

El gran salto de España en ese mercado fue pasar de exportar básicamente despojos y subproductos a carnes de más valor añadido. En valor, las ventas totales de carne de porcino en el exterior supusieron 5.621 millones de euros, más otros 851 millones por la venta de diferentes despojos o subproductos, frente a unas exportaciones totales cárnicas de 8.680 millones.

Dudas sobre los motivos del bloqueo

La organización sectorial dominante, Anprogapor, no ve un origen claro de esta nueva situación ante la poca transparencia de las autoridades chinas. En ese contexto se barajan tres posibilidades: una, que sea cierta la recuperación de la cabaña de porcino hasta situarse la misma nuevamente en unos 400 millones de animales, una cifra similar a la existente antes de la crisis de 2018, por lo que ya no necesita la mayor parte de las importaciones. La gran demanda china de materias primas en los mercados para su cabaña ganadera avalaría esa posibilidad.

La segunda posibilidad es que haya nuevos brotes de peste porcina, ante lo que muchos ganaderos hayan optado por los sacrificios antes de que la misma entre en sus granjas, lo que supondría un aumento de la oferta. O, tercera posibilidad, que se trate de un simple movimiento especulativo de los operadores que dominan el mercado para bajar los precios.

La interprofesional Interporc espera que esta situación sea algo coyuntural y confían en que China siga siendo un importante comprador, aunque reconocen que hay una mayor competencia con otros grandes países productores. Además, el previsible crecimiento de la población tras las medidas adoptadas en materia de natalidad por el gigante asiático podría ser positivo de cara al futuro. Para la interprofesional, el nuevo reto es aumentar la venta de los productos elaborados, especialmente el jamón.

Motor del medio rural

El porcino de capa blanca es un sistema de producción basado en la integración vertical. Este modelo supone la existencia de unos grupos industriales que proporcionan animales, piensos, productos y cuidados zoosanitarios a unos ganaderos que ponen sus instalaciones y trabajo para la cría de los cerdos a cambio de una compensación económica. Hoy constituye uno de los ejes de la actividad ganadera en España con algo más de 80.000 granjas y un valor de la producción en origen de unos 8.500 millones de euros que suponen más del 43% de la producción final ganadera. Su peso en el territorio rural es clave por el empleo que genera (unas 500.000 personas de forma directa más lo que arrastra en trabajadores indirectos) en la fabricación de piensos y la actividad de unas 2.000 industrias de la carne ligadas al porcino.

Tras sufrir la grave situación de crisis en los años ochenta, la evolución del sector ha seguido una constante de crecimiento. Esto ha ido en paralelo de la reducción de explotaciones familiares, que han pasado de más de 300.000 a las 80.000 actuales con granjas de gran tamaño contra las que se han desarrollado algunos movimientos de rechazo en el medio rural por razones medioambientales. La producción ha pasado de 1,8 millones de toneladas en 1990 a los 2,9 millones en 2000, de ahí a los 3,4 millones de toneladas en 2010, así hasta superar los cinco millones de toneladas en 2020. Esto sitúa a España como el segundo país productor de la UE, en los niveles de Alemania, y la incluye en el grupo de los principales países productores del mundo donde también están Estados Unidos o China.

La exportación ha sido una de las claves para el crecimiento del sector, en primer lugar hacia otros países comunitarios como Francia, Italia y Portugal, pero también a otros grandes productores como Alemania o Dinamarca, a los que se sumaron terceros países, especialmente China. Actualmente, la industria trata de abrir otros mercados en América del Sur. También en México, donde choca con las posiciones dominantes de Estados Unidos y Canadá.

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