La tecnología 3D se sube a los aviones del Ejército
La firma jienense Sicnova impulsa la transición de la industria hacia la fabricación aditiva con la venta de impresoras y escáneres
La tecnología 3D está revolucionando la manera de producir en muchos campos. Especialmente pujante es su presencia en los ámbitos de Defensa y el sector aeroespacial, donde se están desarrollando nuevas aplicaciones que evitan tener que externalizar servicios y, de este modo, abaratan los costes de producción. Buena parte de la culpa de este cambio de mentalidad tecnológico la tiene la empresa Sicnova, cuyo modelo de negocio pasa por impulsar la transición de la industria hacia la digitalización basada en la fabricación aditiva (también conocida como impresión 3D) y su tecnología complementaria, el escaneado o digitalización 3D.
Sicnova se fundó en 2007 y actualmente es una de las principales empresas distribuidoras de impresoras 3D y escáneres 3D en Europa. Comercializan unas 1.500 unidades de impresoras profesionales 3D (industria, educación y medicina son sus tres ejes principales) y el pasado año facturaron más de ocho millones de euros. Aunque el 80% de su volumen de negocio está en España, también tiene una importante presencia en Latinoamérica. La sede central de la empresa se encuentra en Linares (Jaén), pero cubre todo el territorio nacional con varias delegaciones comerciales en Madrid, Cantabria, Cataluña y Levante.
Gracias a la tecnología 3D, en el sector aeroespacial cada día se fabrican más piezas y prototipos. “Los escáneres e impresoras 3D industriales se han convertido en imprescindibles para cualquier empresa del sector aeroespacial que busque pivotar desde un modelo de empresa tradicional a una 4.0. Además, los ingenieros aeroespaciales la han abrazado con gran devoción pues les permite la creación rápida de prototipos”, explica José Manuel Sánchez, adjunto a la dirección de Sicnova, para quien la tecnología 3D ha supuesto un cambio de tendencia que ya no tiene marcha atrás. Eso sí, cree necesaria una mayor regulación legal para que las certificaciones homologadas en las piezas finales tengan las máximas garantías.
También el campo militar está haciendo un uso cada vez más intensivo de las tecnologías 3D. Los ingenieros que trabajan en los talleres de mantenimiento de las Fuerzas Armadas de numerosos países hace tiempo que supieron ver el potencial del 3D para ahorrar costes y tiempos a la hora de llevar a cabo su trabajo. Es el caso de la Maestranza Aérea de Madrid (MAESMA), órgano perteneciente al Ejército del Aire encargado del mantenimiento y puesta a punto de los helicópteros Super Puma y Cougar y de los aviones C212 y C235, que desde hace varios meses viene desarrollando una sucesión de nuevas piezas y aplicaciones basadas en tecnologías de la industria 4.0.
Tren de aterrizaje
El asesoramiento de Sicnova ha sido clave para que estas instituciones hayan apostado por la adquisición de impresoras 3D industriales para la fabricación de piezas con tecnologías FFF (fabricación con filamento fundido) y CFF (plástico con refuerzo interno de fibra) y escáneres 3D para la digitalización de objetos con luz estructurada.
“La tecnología de este tipo de fabricación aditiva en la Maestranza Aérea de Madrid es básicamente el futuro”, ha destacado el capitán Alejandro Aracil, jefe del taller de helicópteros. Entre el utillaje fabricado en los últimos meses en MAESMA destacan un sistema de medición de control de fugas en el tren de aterrizaje del helicóptero, que permite discriminar si una fuga hidráulica es aceptable o no. Este sistema permite ahorrar una media de 25 horas de trabajo por persona, al evitar tener que desmontar el tren para hacer esta comprobación.
Otra herramienta que ejemplifica bien la utilización de la fabricación aditiva en MAESMA es una llave personalizada para el rotor principal del helicóptero, que permite dar un torque que no era posible hacer con la llave original. Ambas piezas han sido fabricadas con Onyx, un material que destaca por incluir micro partículas de carbono en su composición, que le otorgan una especial dureza y resistencia, manteniendo la ligereza del plástico. “La industria global y la española están en una fase transitoria en la que ya existe un cierto conocimiento sobre las posibilidades que ofrece el 3D en cuestión de ahorro de costes y de tiempo, pero aún hay que seguir trabajando en ese sentido, informando y educando constantemente a empresas y potenciales usuarios”, indica José Manuel Sánchez, de Sicnova, una empresa que tras haber estado emplazada en sus primeros años en el Centro de Innovación del Campus Científico-Tecnológico de Linares se ha trasladado ahora a un nuevo edificio en el Polígono Los Rubiales de la ciudad linarense.
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