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Un trampolín para la financiación de las empresas españolas

El MARF alcanza 100 emisores y ofrece una capacidad de liquidez alternativa a la bancaria de 6.000 millones de euros anuales

David Fernández
Panel con las cotizaciones en la Bolsa de Madrid
Panel con las cotizaciones en la Bolsa de MadridAltea Tejido Sánchez (EFE)

Entre las condiciones que la famosa troika impuso a España para lograr asistencia económica en el verano de 2012 estaba la promoción de canales de financiación alternativos a los bancos. El Gobierno trasladó esta exigencia a Bolsas y Mercados Españoles (BME), que el 7 de octubre de 2013 puso en marcha el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF). En los casi ocho años transcurridos desde entonces, son ya 100 las empresas que han emitido deuda, tanto a largo como a corto plazo, usando múltiples instrumentos, como pagarés, bonos, titulizaciones, cédulas hipotecarias y bonos verdes, entre otros.

La crisis del coronavirus ha puesto en evidencia la importancia de contar con diferentes fuentes de financiación. En 2020, el volumen total de emisiones superó los 9.364 millones de euros, teniendo gran protagonismo los pagarés avalados por el ICO, y el saldo vivo total al cierre de marzo de 2021 se sitúa en 5.904 millones. “Estas cifras confirman la importancia que está adquiriendo esta vía de financiación empresarial, que ha contribuido a establecer un ecosistema financiero más rico y diversificado y, por tanto, con mayor capacidad para dar respuestas eficientes y específicas a las necesidades financieras de las empresas”, destaca Gonzalo Gómez Retuerto, director general de BME Renta Fija y del MARF.

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Esta plataforma es un mercado autorregulado (no interviene la CNMV) y desde sus inicios se buscó un sistema ágil y flexible para incentivar la participación. Entre las empresas que han emitido deuda hay sociedades cotizadas, pero también muchos grupos que no están en Bolsa. La idea es que, para muchas empresas familiares, el MARF constituya, además de una fuente de financiación, un primer contacto con los mercados de capitales para luego, en un futuro, plantearse el salto al parqué. Lo habitual es que las empresas se atrevan en primera instancia con un programa de pagarés para posteriormente emitir a medio o largo plazo. No es requisito obligatorio, pero los inversores del MARF —el 100% de ellos son profesionales, los minoristas no participan directamente de este mercado, si acaso a través de fondos— suelen exigir que el emisor disponga de un informe de calificación crediticia (rating) o al menos de un informe de solvencia (scoring).

“El crecimiento del MARF también se debe al interés que despierta entre los inversores por la diversificación que les proporciona. A través de este mercado pueden invertir en compañías o en sectores que de no existir esta plataforma no podrían hacerlo al tratarse en muchos casos de compañías no cotizadas”, dice Domingo García Coto, responsable del servicio de estudios de BME.

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Coincidiendo con los 100 emisores que ya suma el MARF, dos profesoras de Economía Financiera de la Universidad de Sevilla, María José Palacín y Carmen Pérez, han elaborado un pormenorizado estudio del mercado desde su creación. El sector que más empresas tiene representadas es el de materiales básicos, industria y construcción, con un 24% del total, seguido por servicios de consumo (22%) y petróleo y energía (16%). Si se analiza por el volumen de la colocación, lidera servicios de consumo (en el 34% del total de la financiación emitida).

Las compañías que acuden al MARF son eminentemente españolas (el 92%). Sin embargo, los gestores del mercado tienen el objetivo de ofrecer esta vía a firmas de otros países. Destaca el caso de Portugal: hasta seis compañías lusas han captado recursos en esta plataforma. En cuanto a la clasificación de los emisores por su vinculación al mercado de capitales, entre las 100 compañías que han usado esta plataforma, 35 de ellas son cotizadas (31 en el mercado continuo y 4 en BME Growth), mientras que 65 firmas no tienen sus acciones cotizadas en Bolsa. En función de la edad, son las empresas maduras (más de 20 años de antigüedad) las que más han utilizado esta figura (48%), mientras que el 33% de los emisores tienen entre 10 y 20 años, y solo el 19% de sus participantes fueron fundados hace menos de una década. Otro dato significativo es el tamaño de los emisores, con dominio de aquellas firmas con más de 250 empleados (suponen el 65% de los casos).

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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