Los seguros cabalgan sobre la crisis del coronavirus
Al contrario que la banca, el sector definió en 2020 un beneficio agregado en máximos de la última década
La emergencia de la crisis de la covid-19 provocó la brusca paralización de la economía mundial. Las amenazas que se cernían sobre una gran mayoría de los sectores y sus canales de transmisión eran bien diversos en función de su naturaleza. Uno de los más sensibles era el sector financiero. Mantener su adecuado funcionamiento, lubricando las tuberías que proporcionan liquidez y financiación al resto de sectores, constituyó la primera y más rápida palanca de actuación de los bancos centrales, procurando la estabilidad de los mercados. La terapia ha funcionado, si bien, el más emblemático de los subsectores financieros, el bancario, enfrenta un grave daño de su cartera crediticia. 2020 fue el cuarto año después de la gran crisis financiera en el que la banca española registra de nuevo pérdidas tras la “limpieza” de sus balances en 2011-12 y la caída y absorción del Popular en 2017.
Por su parte, el subsector seguros enfrentaba amenazas que provenían de tres canales: el potencial impacto adverso en los ingresos (primas), en la siniestralidad y en la valoración de las carteras de activos que soportan las provisiones para hacer frente a las contingencias de todo tipo que cubre el sector. Este último se advirtió de manera brusca con el derrumbe, nada más declararse la pandemia, de los mercados (crédito y acciones). Sin embargo, las valoraciones se han recuperado, incluso de manera muy destacable en algunos casos.
Los impactos en los ingresos por primas son de evolución más lenta y con efectos muy dispares según los ramos de la actividad aseguradora. En no vida, salud y multirriesgo han mostrado una gran insensibilidad a la crisis de la covid, autos presenta un ligero impacto y determinadas líneas de negocio más ligadas a la actividad económica la acusan de manera moderada, de modo que globalmente el conjunto de no vida registra crecimiento positivo. La línea de negocio que ha encajado el mayor golpe de la pandemia es el ramo de vida, especialmente en sus productos previsionales de ahorro. El componente estructural asociado al escenario de bajos tipos dominante en los últimos años, se verá prolongado algunos más por los efectos de la pandemia.
La tasa de siniestralidad se ha revelado, como es lógico, muy dependiente de las contingencias cubiertas. La contención en auto o salud (restricción de la movilidad) han compensado el aumento en otros ramos de menor dimensión (crédito y caución, decesos, responsabilidad civil, reaseguro…) de modo que, a la postre, con gran disparidad, ha contribuido bastante positivamente a las cuentas del sector. Como saldo, el sector seguros, al contrario que la banca, definió en 2020 un beneficio agregado en zona de máximos de la última década. Vuelve a demostrarse, una vez más, su capacidad de cabalgar sobre una crisis.
Daniel Manzano y Aitor Mildner son socio y responsable de Seguros de Afi, respectivamente.
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